13 abr 2013

Cuando Francisco venga

Otra vez pasará los Andes, viene a ver conocidos y por conocer. Imagino que la visita será breve, un par de días, sólo en Santiago y no aparecerá en balcones de la Moneda ni tampoco en el Parque O’Higgins. El arrejunte principal, de seguro, será con sus colegas jesuitas universitarios y quizás en la U. Alberto Hurtado.

Ni media condecoración de San Silvestre a empresario alguno y una estirada a cruzar por la vereda del frente de la SOFOFA.

Visitará a los pobres, fiel a lo dicho que será una Iglesia pobre y preocupada por ellos. No a los pobres reciclados que le pueden instalar (no tiene pizca de tonto) sino a los de verdad, sepa Moya dónde, lo que no es difícil hallar en tantas periferias. Hasta que le puedan traer a Santiago cuanto poncho del sur y todas las artesanías que pueda llevarse sin pagar sobrepeso.

Con fervorosa diplomacia hará lo imposible para no ir al Estadio Nacional, excepto que en esos días venga San Lorenzo a un amistoso con Magallanes y no opinará de los candidatos a elegir en noviembre. Con Ezzatti, a lo más un tecito y de seguro irá a Maipú –por lo de San Martín abrazando a O’Higgins– y de ahí al terreno donde fue estudiante en Marruecos, hoy Padre Hurtado.

Habrá tanto interesado en asediarlo y solicitarle que consagre bienes, estampitas y edificios, pero ¿podemos proponerle algo? (Vade retro Satanás —él pensará).

Le ruego señor lector que apunte,ni mencionar mujeres sacerdotes o abusos de curas pedófilos porque de eso Francisco está informado de lo mejor.

Quizás, como fue pre-químico, me dan ganas que se juntara con los científicos [ni uno de los industriales de farmaceúticas] y para empezar dialogáramos si es posible que la Iglesia no le ponga tanta proa a la Evolución como Juan Pablo II que nos desconcertó cuando insistió que la transición desde los antropoides al hombre fue “una transición a lo espiritual” lo que no puede ser reflexionado en biología.

Ni que endorse al Cardenal Schönborn de Viena quien publicó en 2005 en el New York Times que la Iglesia se oponía a la teoría de la Evolución por la selección natural.

Así, a pesar de algunas importantes concesiones –incluyendo la apología oficial a Galileo, muchos siglos después– la Iglesia Católica sigue contraponiendo su autoridad científica sobre católicos que siguen entendiendo lo que va en contra de las tradiciones del Vaticano.

Apenas eso, que admita a Darwin y Wallace sin ponerlos en la hoguera. Una manera de cooperar con la educación y el conocimiento, una de las vías al desarrollo humano.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.