De acuerdo a la doctrina, Dios se hizo hombre y se encarnó en Jesús para entregar una enseñanza: la Buena Nueva o Evangelio.
El mensaje central de esa Buen Nueva lo resumió el mismo Jesús en “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al Prójimo como a si mismo”.
Nos enseñó a orar diciendo “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”.
Y nos explicó que el día del juicio final los bienaventurados serían acogidos porque cuando había personas con hambre les dieron de comer; con sed, de beber; eran forasteros y fueron acogidos; estaban desnudos y les vistieron; a los enfermos visitaron; y a los encarcelados, fueron a ver.
Amar al prójimo como a si mismo es difícil, cuesta, especialmente cuando el próximo es diferente de aspecto, de forma de vida, de cultura, de interés o de pensamiento.
Las guerras, los genocidios, las grandes persecuciones se originan en el no comprender que es el prójimo un igual que debe ser respetado así como debe respetar; algunas de esas guerras, genocidios y persecuciones tristemente han sido promovidas por personas que invocan al mismo Dios.
Sin embargo el Mensaje es fuerte y total “como a si mismo”.
El nuevo Papa, en su desempeño como Arzobispo de Buenos Aires ha tenido un mensaje claro en varios de estos aspectos, pero no así en todos.A fin de cuentas, aún siendo Papa es humano y debemos comprenderlo en su historicidad.
Me refiero a su carta a las religiosas de claustro con motivo de la discusión en Argentina de la ley que establecía que el matrimonio era solo entre dos personas, no importando el sexo de esas dos personas.
Amar al próximo como a uno mismo, que está en el centro del mensaje evangélico, no dice que ese Amor no se pueda desarrollar entre personas de un mismo sexo, ni mucho menos puede interpretarse como condena a ello.
La condena reiterada a ello dice relación con aspectos culturales históricos de la sociedad occidental donde se implantó con más fuerza el mensaje de Jesús, especialmente a través de la Iglesia que Él fundó.
Aspecto que, como la ordenación sacerdotal masculina, el divorcio y otros, como que los actos sexuales sólo deben tener por objeto la reproducción también han cambiado en el tiempo.
Así, pese a que Francisco siendo Arzobispo de Buenos Aires escribió esa carta que, en mi laica opinión, está en las antípodas del mensaje de Jesús pero en el centro de la cultura occidental cristianizada, espero en el Espíritu Santo que salva a la Iglesia de nuestras faltas, nos ayude una vez más a ponernos en el camino del verdadero Amor al Próximo.
Y que terminen los discursos, cartas y homilías que tratan a la opción de algunos de nuestros próximos sin la caridad de Cristo solo porque aún, quienes así lo hacen, no han sido capaces de convivir con próximos diferentes a lo que su patrón cultural, aprendido y enseñado en la familia, los medios y las iglesias (esta vez con minúsculas), les dice.