Una vez más debemos expresar nuestra sorpresa y disconformidad frente al escaso respaldo que recibimos del gobierno para resolver nuestras inquietudes y necesidades.
Como dirigentes de la Unión Nacional de Pensionados de Chile,( en nuestra calidad de máximos representantes de los jubilados previsionales del IPS (ex-INP) )en tres oportunidades hemos solicitado sin éxito, audiencia con el Jefe de Estado.
Simplemente porque es nuestra tarea exponer ante él los problemas, especialmente económicos, que desde hace décadas vienen deteriorando nuestra calidad de vida.
Sin embargo, pese a nuestra reiterada petición para acceder a una audiencia con Su Excelencia, vemos que en la agenda presidencial no hay espacio para nosotros.
Parece que se olvidan que en nuestra calidad de jubilados, pensionados y montepiadas formamos parte de esos dos millones quinientos mil chilenos que, como adultos mayores, constituimos el 15% de la población nacional.
Olvidan también a quienes otrora, como trabajadores del Estado, formaron parte de la columna vertebral que dio sustento a la clase media y que, sin embargo por el deterioro económico que por décadas nos viene afectando, muchos de nosotros traspasamos hace rato la línea de la extrema pobreza.
Eso a nadie parece importarle, los jubilados somos invisibles para la mayoría.
La verdad es que rechazamos la negativa respuesta que nuevamente nos llega desde la Presidencia, a través de la Dirección de Gestión Ciudadana, organismo que, a nuestro parecer, erróneamente pretende que sea la subsecretaría de Trabajo (textual) la que se encargue de atendernos y entregar una eventual respuesta a nuestros planteamientos.
Mal podemos, entonces, esperar que nuestra problemática sea escuchada por el Primer Mandatario, puesto que desde su despacho la petición formulada se traslada a Ministerios, de Ministerios a Subsecretarías y desde ahí ignoro cuál sería su próximo destino.
Menos esperanza tenemos aún si pensamos que a partir de octubre próximo el país estará preocupado de la elección del nuevo Presidente de Chile.
Y las promesas de la campaña se olvidan rápido.