Este neologismo tiene relación con el fenómeno de la “hipersexualización” actual de los menores de 12 años, especialmente de las mujeres, que está siendo advertido y denunciado cada vez con mayor fuerza en Europa y también en EEUU.
Niñitas modelos desde los 10 años hijas de personajes famosos, concursos de bellezas infantiles, modas y maquillaje para estas edades, juguetes y dibujos animados, estrategias comunicacionales de los medios, programas de la TV que exacerban comportamientos y un cuerpo voluptuoso erotizado (nunca obeso) como ideales, estimulan precozmente una imagen de la mujer que debe ofrecerse como un objeto de goce y consumo sexual para llegar a ser aceptada, deseada, exitosa, y eventualmente, lo que es peor, famosa.
Viva entonces la super niñita-adolescente, super erotizada y super sexual, de un mercado que exacerba la satisfacción del deseo y lo placentero con escaso control.
El problema es,que estas imágenes idealizadas, son incorporadas prontamente en actitudes, comportamientos y formas de vestimentas, por niñitas preadolescentes en desarrollo especialmente de su identidad y mundo moral, que al no tener todavía las capacidades necesarias de autorreflexión crítica responsable, se enfrentan casi indefensas al poder de las “heroínas” mediáticas, de programas “juveniles” y de la “tele –reality” con pseudo heroínas “tan reales como tu”, zombies de la videósfera, que abundan cada vez más en nuestro país.
Uno podría sospechar que las principales víctimas de este ataque mediático cultural, serían de los sectores sociales de bajos recursos, y altamente vulnerables al poder de la TV,cuando crea falsos caminos para solucionar las demandas aspiracionales basadas sólo en adquirir una dudosa fama.
A lo anterior, habría que agregar la creciente banalización de lo “soft porno”, que ya ha sido incorporado por algunos de nuestros programas de televisión.
Cabría preguntarse, si de esta manera se preocupan del aumento de los embarazos adolescentes, (aunque sus causas van mucho más allá de estos factores).
Estamos jodidos (y pornoficados).
Me queda claro que para regocijo de muchos, cada vez se van a necesitar más condones (y pastillas del día después) que repartir en los colegios.
Y ojo, para los elegantes, les pueden comprar condones “Luis Vuitton” (bastante caros).