Hace unos días en una página de Internet, pude ver la intervención de un destacado médico nacional, el Dr. Jorge Becker en un coloquio que se realizó el 2014 en el teatro San Ginés. En su intervención, menciona a un médico norteamericano Bernard Nathanson considerado el Rey del Aborto, con más de 70.000 de su responsabilidad, entre ellos 2 de sus hijos, quién al final de su vida se habría dado cuenta del error de su proceder y habría confesado que él para defender la ley de aborto habría falseado información con la complicidad de los medios de comunicación.
A partir de esta experiencia, el Dr. Becker, proyecta esta conducta para todo el mundo, incluso en Chile. En este artículo quiero claramente desvirtuar la débil argumentación, en este ámbito, del citado facultativo, aun cuando pueda compartir su análisis médico y la defensa de la vida.
Uno de sus argumentos, es que se abultan las cifras de aborto para justificar una ley y señala que se estarían denunciando más de 100.000 abortos anuales en Chile, lo que no correspondería a la verdad. El expositor no señala de dónde saca esa cifra, pero al parecer el que la abulta es él mismo.
En efecto, según el Colegio Médico hay sobre 35.000 abortos al año. Según el ministerio de Salud se registraron el 2013, 17.434 abortos intencionales. Según Elard Koch, epidemiólogo, director de investigación de Melisa Institute existirían entre 13.553 y 18.071 abortos provocados al año. Cifra bastante cercana a la señalada por el Ministerio.
Sin embargo estas estadísticas sólo representan lo que se puede registrar, por lo que no considera los abortos clandestinos, por lo que es evidente que la cifra es algo superior. Sin hacer una gran proyección, hoy debiéramos a lo menos hablar de un número superior a los 20.000 niños que se matan en Chile año a año y sobre la cual lamentablemente se dice poco o nada.
Pero lo más grave no es solo ignorar estas cifras, sino incluso negarlas.
Al interior de nuestra sociedad y también de nuestra Iglesia Católica, hay sectores incluso consagrados, que señalan que estas cifras no son reales y están abultadas mañosamente para justificar la nueva ley. Sinceramente, cuando alguien así me lo señaló, me pareció insólito pero no sabía el sustento de tal argumentación. Después de ver esta exposición del Dr. Becker comprendí de donde habían sacado esa errada información.
Pero hay más. Involucra también en este maquiavélico plan, a las empresas que realizan estudios de opinión pública y a los medios de comunicación.
Los estudios generalmente citados sobre el tema en nuestro país son realizados por Adimark, una empresa de gran prestigio nacional e internacional, que trabaja incluso con la Pontificia Universidad Católica en las encuestas Bicentenario, que es propiedad de un reconocido católico, invitado frecuentemente a dar su experiencia a la Iglesia. Este es también mi campo profesional y conozco de la seriedad y profesionalismo de las empresas que operan en Chile, lo que me parece sinceramente una falta de respeto para todas.
En relación a la manipulación de los medios de comunicación, nuevamente se constata su ignorancia. Hoy las redes sociales, lo transparentan todo. NADA se puede manejar o manipular. Por eso estamos llenos de escándalos nacionales e internacionales. En nuestro país tenemos un cúmulo de experiencias al respecto.Basta que alguien muestre una información con antecedentes importantes para que de inmediato sea viralizado. Un ejemplo interesante es lo que pasó con Valentina Maureira y su video pidiendo la eutanasia a la Presidenta.
Además, en nuestro país hay grandes medios que son de propiedad de declarados católicos que parece difícil se presten para esta manipulación que iría en contra sus principios. Más aún la Iglesia Católica cuenta con algunos medios de comunicación.
Sin embargo en este debate, parecen estos más de 20 mil abortos sólo como un dato estadístico, un número. Eso es grave porque marca nuestra consecuencia real con la defensa de la vida. Esta debiera ser nuestra primera y más importante preocupación, antes de entrar a discutir sobre lo apropiado o no de la mal llamada ley de “aborto terapéutico”.
Siendo un delito en nuestro país cualquier tipo de aborto, sinceramente esta cantidad es sorprendente y nos plantea temas de fondo ¿qué estamos haciendo para evitarlos? ¿Qué podemos hacer hoy por la defensa de la vida de estos miles de niños? Existen algunos programas en el sector público y también al alero de la Iglesia Católica, pero son evidentemente muy insuficientes.
Quienes se refugian en la opinión de este señor, en definitiva lo que hacen es tranquilizar la conciencia o esconder la cabeza como el avestruz.
En un país donde abortan sin problema los que tienen recursos, y donde los sectores populares, lo hacen colocando en peligro su integridad física y penal, quiero ser muy claro. Mi opción como católico y no puede ser de otra manera, es y será siempre por la vida.
Es por ello que pido que como sociedad demos respuestas concretas para terminar con estos miles abortos actuales. Busquemos caminos de apoyo, de acompañamiento, de adopción y todo lo que nos parezca necesario para disminuir y eliminar si es posible esta cifra. Después, entremos en un debate serio sobre la ley de aborto en discusión, la que no resolverá en definitiva este crucial problema.