Fuerte ha sido la discusión acerca del aborto, siendo que todavía no conocemos el proyecto de ley que finalmente va a patrocinar el Gobierno. Mientras que los sectores más conservadores buscan impedir a toda costa su debate, los más progresistas esperan con ansias saber su contenido, para ver si se respeta la palabra empeñada de que la interrupción del embarazo se va a despenalizar bajo tres causales: inviabilidad fetal, violación o peligro para la madre.
En este contexto, un nuevo ingrediente se vino a agregar al debate en el que se encuentra aún este proyecto, que es la filtración a la prensa de las minutas entre el ministerio de Salud (MINSAL) y el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), levantando una nueva arista en esta disputa: dónde debe estar radicada la discusión, si en la primera o segunda de estas secretarías de Estado.
Es esencial visualizar el aborto como una deuda histórica de la sociedad en su conjunto, ya que existen actores responsables que permiten mantener la penalización dela interrupción del embarazo en todas sus formas, partiendo por el Estado, que jamás en gobierno alguno –hasta hoy- había tenido la voluntad de hablar del tema y menos que éste fuera parte de un programa electoral.
Por ello, instalada hoy la discusión, podemos aceptar que debe existir una mirada del aborto como una materia que compete al ámbito sanitario, pero no como un problema sanitario,pues ya el MINSAL ejecuta todas las acciones posibles para disminuir la mortalidad materna por abortos provocados, pero no le corresponde a la cartera de salud determinar qué causas hacen que las mujeres tomen la decisión de interrumpir voluntariamente su embarazo.
Por ejemplo, se debería analizar el rol del ministerio del Trabajo, para que fortalezca a la maternidad más allá de las trabajadoras con contrato formal; el rol del ministerio de Desarrollo Social frente a los problemas de discriminación social y la falta de apoyo familiar; el rol del ministerio de Justicia ante los casos de mujeres condenadas por aborto; incluso el rol del ministerio de Educación y la necesaria educación sexual para nuestros jóvenes, etc.
Estas y otras muchas razones nos permiten afirmar, en nuestra calidad de profesionales que vivimos día a día esta realidad, que es el SERNAM el ente más idóneo para coordinar las iniciativas que permitan estructurar un proyecto de ley que instale el derecho a decidir de una mujer que se ve enfrentada a las tres causales antes mencionadas, pero que a la vez transparente una realidad del Chile de hoy, pues hoy el aborto se practica, muchas veces con técnicas muy inseguras y donde sólo las mujeres de mejores ingresos puede acceder a una intervención con seguridad sanitaria.
Como dijo en forma muy desafortunada una senadora de derecha –hoy envuelta en un lamentable escándalo político-, “la mujer presta el cuerpo” cuando está embarazada, como si fuéramos un ente carente de decidir qué hacemos con el, en circunstancias que en muchos otros ámbitos sí podemos. No obstante, con el embarazo no existe un segundo camino, por más extrema que sea la situación en la que esté la mujer.
Por eso creemos que el debate ya superó lo técnico y se transformó en una discusión política sobre cómo queremos vivir nuestra democracia.No cabe duda que quienes somos expertos en salud reproductiva y sexual tenemos mucho que aportar, y el MINSAL tendrá allí un rol preponderante, pero en el fondo la discusión debe estar centrada en el ejercicio de derechos, y es el SERNAM el que tiene por principio fundamental velar por ello.