A un día de finalizar el 2014 la ex ministra Molina impuso, y de manera inesperada nuevamente la discusión en torno al aborto, nos invitó a discutir –sin el permiso de nadie- de una manera sincera pero poco tradicional, de un tema que debiese ser prioridad en la línea de salud pública del Chile del siglo XXI.
Pero hoy no hablemos de las clínicas “cuicas”, sin duda un tema interesante, pero no el fondo real del tema sino, lo “suave” que parece el proyecto de aborto terapéutico que se discutirá. ¿Suave? probablemente, pero mejor sería calificarlo como “pobre”, pobre para una sociedad informada, preparada y dispuesta a discutir sobre interrupción del embarazo de una manera seria.
Con propiedad indico, que si bien aplaudo al gobierno de la Nueva Mayoría por buscar la despenalización, creo que el proyecto de aborto terapéutico viene sólo a restituir un derecho que tuvimos las mujeres desde 1931 hasta el año 1989.
Dejemos las medias tintas a un lado, seamos realistas y transparentes, hablemos de un aborto seguro, libre e informado, discutamos con la ciudadanía y por sobre todo con las mujeres de un tema que tanto ha sido postergado.
Las mujeres estamos preparadas y consientes para comenzar y participar de la discusión.Así lo demuestra la última encuesta que realizó la Corporación Humanas, la cual dice que el 89,3% cree que si una mujer no quiere ser madre es tan válido como una que si quiere serlo y sólo el 19,1% no está de acuerdo que bajo ninguna circunstancia debe legalizarse el aborto; para finalizar, una de cada tres mujeres reconoce conocer o haber conocido una mujer que se practicó un aborto.Juzgue usted mismo.
Contamos con datos duros que evidencian un amplio apoyo a la despenalización y es más, la mayoría de las mujeres considera que no debe ser penalizado con cárcel, el error radica entonces, en insistir en tratar el aborto como un tema “valórico”, cuando la realidad nos enrostra que es claramente un tema de salud pública.
Importante de analizar también, es la libertad de cada de mujer a decidir, quienes tienen una postura apegada a la fe o simplemente creen que no debe existir más allá de las tres causales conocidas, y planteadas en el proyecto de Ley, se equivocan rotundamente y minimizan la capacidad de muchas mujeres. Ejemplos encontraremos muchos, pero sólo mencionaré que durante el primer año de legalización en Uruguay nueve de cada mil mujeres puso fin a un embarazo, disminuyendo considerablemente los abortos.
Los y las invito a discutir, a tomarse los espacios, las hipocresías y egoísmos en nuestra sociedad deben acabar, todos y todas debemos sentirnos libres de elegir como queremos llevar nuestra vida y para esto el Estado debe garantizar derechos para exigir deberes. La legalización y despenalización del aborto, también es un aporte a terminar con las grandes desigualdades que inundan y segregan nuestra sociedad.