Una carrera contra el tiempo. Así pareciera que se vive diciembre.
La preocupación por las metas laborales que quizá no se han alcanzado del todo, balance no tan auspicioso de las expectativas que se tenían al inicio del año, gastos extras motivados por las festividades de Navidad y Año Nuevo-graduaciones de hijos, pagos de colegiaturas- planificación de vacaciones, son parte de una sumatoria de situaciones que gatillan en los trabajadores un estrés mayor en esta época, al punto de que los expertos concuerdan en hablar del “Síndrome de fin de año”.
Un cuadro que tiene repercusiones negativas en el ritmo de productividad y en la calidad de las relaciones laborales. Y si bien es cierto que el estrés laboral ya ha sido denominado por los expertos como la “Epidemia del siglo XXI” (una muestra de ello, es el aumento de licencias médicas que se incrementa año a año en todo el orbe), en diciembre lo peor está por venir.
Por eso, no sorprende escuchar que en este mes “todo cuesta el doble”, tal como lo señaló el 52% de los encuestados por el sitio latinoamericano de empleoZonaJobs, que hizo un estudio sobre el estado de ánimo de los empleados durante diciembre de cada año.
Para reconocer si se está “contagiado”, es importante marcar la diferencia entre este síndrome con el simple cansancio ya que el primero se caracteriza por una sumatoria de síntomas, entre los cuales está el cansancio, agotamiento, malhumor, apatía, reacciones negativas a comentarios, sensación constante de tristeza, disminución de la concentración, baja tolerancia a la presión y a la frustración.
Dependiendo de las labores que se desempeñen, la situación puede empeorar más. Altos niveles de estrés, son perjudiciales porque predisponen a las personas, por ejemplo, a sufrir accidentes en sus puestos de trabajo. Además de ser peligrosos para mantener el equilibrio mental.
Para minimizar los efectos de este síndrome, hay ciertas actitudes que se deben asumir. Primero, identificar cuáles son las situaciones que más estresan. Hay quienes se sienten incómodos por los cierres de meta en el trabajo o quienes sienten ansiedad por los regalos que deben comprar.Reconocerlas, da una luz para saber cómo afrontar los problemas.
En segundo término, priorizar las obligaciones. En gran parte, la ansiedad y el estrés son producidos por la desorganización de las responsabilidades. Revisar las tareas que se deben cumplir y priorizarlas, es fundamental para encontrar un espacio de tranquilidad.
Una vez priorizadas, lo recomendable es planificar las responsabilidades. Es preciso realizar un esquema, con tiempos definidos,para poner límites en la resolución de los problemas. Jerarquizar las obligaciones y el cumplimiento de éstas, genera sensación de calma.
Y por último –y no menos importante- es fundamental que los fines de semana o los días libres, sean realmente de desconexión del trabajo. Apagar el teléfono o dejar el computador en la oficina, permite dejar los problemas del trabajo lejos del hogar.
Son cuatro consejos útiles para combatir el estrés y no morir en el intento. Diciembre puede ser el mejor mes de año, todo depende de la actitud.