Durante el transcurso del día nos vemos consumidos por el trabajo, las labores diarias y los problemas cotidianos.Al realizar nuestras obligaciones muchas veces olvidamos lo importante que es la risa para nuestra vida, pero… ¿por qué reírnos más? La razón es de peso: la risa tiene un efecto terapéutico.
Al reír liberamos endorfinas y nos invaden instantáneamente las sensaciones de bienestar y felicidad. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Oxford, liderado por Robin Dunbar, en el cual se expuso a dos grupos de voluntarios a ver programas de televisión: unos vieron videos de corte humorístico, y otros programas más neutrales o aburridos.
Y cuando después de eso, ambos grupos fueron sometidos a distintas pruebas de dolor, el estudio concluyó -entre otras cosas-, que las endorfinas tienen un efecto analgésico con capacidad de aliviar el dolor físico. Asimismo, que estas sustancias son las responsables de lograr un equilibrio entre la depresión y el buen humor.
Precisamente debido a que el humor es saludable y genera bienestar, es uno de los principales pilares de la Psicología Positiva, una corriente que considera vital que el ser humano construya las competencias necesarias que le permitan ser más felices con su vida y, desde esa perspectiva, evitar el desarrollo de patologías mentales.
Ya que el buen humor es considerado una habilidad, si no existe o es muy débil, puede ser entrenado mediante la práctica constante. En un comienzo, será una práctica mecánica, pero con el tiempo se transformará en un hábito.
¿Cómo desarrollar nuestro sentido del humor? En primer lugar, debemos mirar la vida desde un prisma positivo. Generalmente nos centramos en los aspectos negativos que componen nuestra vida, haciendo que nos sintamos cada vez más frustrados, ya que nadie se ríe de lo malo. En cambio, si nos enfocamos en lo bueno que nos muestra la vida, encontraremos motivos para reírnos más.
En segundo lugar, tenemos que perder el exceso de respeto a nosotros mismos. El sentido del humor se da cuando podemos ver las cosas de manera alternativa, absurda y distinta.
La espontaneidad y creatividad son las claves del desarrollo de nuestro sentido del humor, por lo que el ridículo, la vergüenza y el exceso de control son sus peores amenazas.
Finalmente, prueba reír sin parar. Pensamientos y emociones suelen aliarse para mantener estables nuestros estados de ánimo, formando así un fluir circular que se repite con cualquier otra emoción. Si nos sentimos felices, probablemente nos riamos más y terminemos contagiando a nuestro entorno.