Con el acuerdo firmado entre los trabajadores del Hospital Salvador y el Gobierno se ha dado un paso fundamental, pero no sólo porque hemos logrado limitar la concesión a la construcción del Hospital y con esto proteger el sentido público de la salud, sino porque hemos demostrado en la acción concreta lo que se logra con un sindicalismo fuerte, unido y activo.
La movilización que enfrentamos los funcionarios del Hospital Salvador por 28 días despertó gran solidaridad y apoyo por parte del mundo social. Dirigentes sindicales, de estudiantes, parlamentarios, concejales y muchos más manifestaron su apoyo a nuestra movilización, no solo porque esta tenía en el centro la defensa de la salud pública, sino que también por la muestra de unidad de los trabajadores, la que sobrepasó las diferencias de los distintos gremios del hospital y que llevó a lograr poner tras esta gran demanda a toda la comunidad hospitalaria, incluyendo a los médicos.
El movimiento por el fin de la concesión amarrada por el Gobierno de Piñera y que de manera encubierta privatizaba el Hospital Salvador, siempre se planteó con tres objetivos que sentíamos que la concesionaria amenazaba: fortalecer la salud pública, proteger las condiciones laborales y cuidar la dignidad de los pacientes.
En nuestro movimiento siempre estuvo en el centro profundizar la discusión sobre el modelo de salud que queremos para Chile: un sistema público robusto, que resuelva las necesidades de sus usuarios y que respete y valore a sus trabajadores, y que esto se transformara en un objetivo país.
En el camino, a través del paro, marchas y el acuerdo final, los trabajadores y trabajadoras del Hospital Salvador, consiguieron que hoy estos se constituyan en sujetos de opinión y participantes en la toma de decisiones, lo que se expresa en una participación real, donde la comunidad hospitalaria tiene opinión respecto de este gran proyecto de salud.
Es decir, en la práctica hemos recuperado aquello que el Plan Laboral de José Piñera nos arrebató: la posibilidad de que el sindicalismo hable y opine más allá de sus justas demandas económicas, y que entregue su mirada política y sindical sobre los destinos del país.
Con nuestra acción, trabajadoras y trabajadores del Hospital Salvador y del sistema de salud en general que se sumaron a este movimiento, le enrostramos a los que quisieron hacer desaparecer el sindicalismo, que seguimos presentes, fuertes y consolidados.
Sin duda, aún queda mucho por avanzar. El modelo de mercado que ha permeado todos los derechos sociales de nuestro país- salud, educación, previsión social por mencionar algunos- sigue presente en la salud.
Para detener el modelo de concesiones, que encarna la mayor forma de privatización de la salud pública y que es solo la punta del iceberg, debemos propiciar el camino para que avancemos de forma real en el fortalecimiento de la salud pública, consiguiendo la unidad orgánica bajo demandas que hoy son transversales, teniendo como un claro ejemplo de unidad a los trabajadores del Hospital Salvador
Al mismo tiempo, dentro de este proceso hemos demostrado la importancia del sindicalismo y de recuperar el poder de los trabajadores y que esa recuperación no será solo para beneficio de los trabajadores, sino que es un aporte a la democracia y al país.
Así lo demuestra la mesa técnica que trabajó durante 14 días, donde los representantes de los trabajadores expusieron los temas centrales frente a la concesión del hospital, contribuyendo en la construcción de un documento que refleja las distintas miradas.
La movilización por el fin de las concesiones del Hospital Salvador y por la defensa de la salud pública ha mostrado que un movimiento sindical fuerte es un aporte significativo para los destinos de su país. Chile ha ingresado en un proceso de cambios.
Ya no somos los mismos y en este camino por avanzar hacia un nuevo ciclo político se requiere de un sindicalismo fuerte, que fortalezca la democracia y profundice los espacios de participación.
Las reformas laborales que se debatirán desde octubre y por las que la CUT ha convocado a marcha el próximo jueves 4 de septiembre, son fundamentales para que el rico debate y aporte de un movimiento como el del Hospital Salvador, que puso en el centro el bien común por sobre cualquier tipo de diferencias, no se pierda.
Hoy estamos contentos, esto es un triunfo de la salud pública y del sindicalismo.Esto nos da impulso para seguir soñando en que a través de un movimiento sindical fuerte podemos construir un nuevo Chile sin desigualdad e inequidad social.