¿Cuál ha sido el impacto más positivo de la tecnología en la vida íntima, familiar y cultural de las mujeres chilenas?
Han sido los anovulatorios y la píldora del día después o de Emergencia.Hablo de la tecnología, no me refiero a cambios culturales y civiles como el derecho al voto, la ley de divorcio o el maternal de 6 meses.
En el siglo XX la tecnología elaboró farmacologías que desligan la actividad sexual del posible embarazo mediante los anovulatorios y la píldora del día después.
La investigación de una píldora que inhibiera la ovulación en la mujer fue diseñada por los Drs. Gregory Pincus, Ming Chue Chang y John Ford en la Worcester Foundation for Experimental Biology en Shrewsbury, Massachusetts, EE.UU.
Los estudios comenzaron en 1954 en mujeres estériles, pacientes del Dr. Rock, católico. El apoyo a la anti-concepción estaba prohibido en Massachusetts; los efectos anticonceptivos fueron realizados en Puerto Rico demostrando una protección cercana al 100 por ciento contra el embarazo.
En Chile se cumplieron cincuenta y un años desde que en los servicios de medicina pública las mujeres en edad fértil pueden disponer de la “píldora” anti-ovulatoria. Su inclusión en programas de regulación de la fertilidad los inició el Dr. Benjamín Viel y colegas en servicios de Ginecología y Obstetricia.El estudio inicial fue ofrecido a mujeres multíparas voluntarias con más de cuatro partos en edad fértil del área sur de Santiago.
Su acogida tuvo oposición por disensión científica y/o religiosa manifestada en la prensa escrita y en círculos médicos. Hasta hoy día, la Iglesia católica no ha aprobado su uso. Fue suprimida como opción de parejas católicas que desean regular el número de sus hijos.Este acceso al medicamento ha sido el impacto más positivo de la tecnología en la vida laboral, familiar y cultural de las mujeres chilenas.
La otra píldora, la del día después fue producto del intelecto de científicos en los EE.UU. y Francia. En Chile fue el Doctor Horacio Croxatto quien por sus hallazgos tuvo que abandonar su cargo de Profesor e Investigador en la PUC.
Hoy las mujeres tienen la feliz posibilidad de amar sin riesgos de embarazos, de construir su vida laboral sin dependencia de un marido proveedor y —quizás lo más importante— constituirse en seres humanos que componen nuestra cultura.
Los seres humanos realizamos actividades personales, verdaderas y comprobadas. Con franqueza, son las acciones de alimentarnos, defendernos de amenazas y reproducirnos.
Algo nos impulsa a practicar estas actitudes que cuidan nuestra sobrevivencia: el apetito, los temores y la excitación sexual. Es un legado por nuestra naturalidad biológica. No olvidemos que la libertad y nuestra conciencia evolucionan, sin darnos cuenta.
Mujeres y hombres realizamos similares actividades personales pero hay una gran diferencia porque ellas pueden perfeccionar su sexualidad con el embarazo, magnífica condición que origina un nuevo ser, cuyo proceso es a la vez una fortuna y un riesgo vital y/o de aceptación social y educacional.
Seríamos felices si evitáramos incluir a un Dios al reflexionar acerca de lo humano.Esto es lo más fundamental que me origina después de oír a los obispos. Creo que debemos y podemos sostener una moral primordial en nuestra existencia junto a nuestros hermanos sin recurrir al poderío de algo absolutamente extra-terrenal, invisible e imaginario.
Entiendo y acepto que la posible relación humana subjetiva con algún Ser o Seres superiores que llamamos religión tiene valores universales de muy antiguo origen pero no justifica su intromisión en el desarrollo, conflictos, armonías y problemas de nuestra humanidad vigente. La historia ha sido fecunda en atribuir a ese Ser o Seres la paradoja de gobernar el mundo, pero sin preocuparse (¿la Providencia?) de nosotros, seres humanos ¿súbditos o inventores de dioses?
Mis creencias basadas en discreto conocimiento abdican de la idea de incluir un alma al cigoto recién formado.Los mahometanos dispensan 21 a 40 días para la supuesta inclusión.
Así invito a un intento para detallar el curso de la reproducción humana. Existe una diversidad de patologías posibles en un embarazo pero tales estudios y sus aplicaciones son anomalías a la condición de una mujer dispuesta a abortar.
Si analizamos lo que ocurre en nuestro país los + 120,000 abortos/año no solucionaron ninguna de las diversas patologías descritas en embarazadas. Ese número expresaría algo macro en el aborto. ¿Por qué hay más de 120,000 abortos/año? No necesito explicarlo. Faltó:
• La educación (conocimiento) de la fisiología de nuestro cuerpo.
• La efectiva política salubrista integrada a la prevención del embarazo en jóvenes.
• Una efectiva política social de responsabilidad en la afectividad y deseos concupiscentes en las relaciones humanas en casa, barrio, comuna y escuela para que enseñen: aquí no vinimos sólo a fornicar. Somos una sociedad humana, podemos construirla mejor.
• La asistencia económica y la instrucción sanitaria para multíparas pobres (como realizó el doctor Viel en los 60s con los anovulatorios en el área Sur).
Respetando nuestra humanidad, los problemas citados del embarazo en nuestro país son de absoluta competencia obstétrica y ética, confiando que en un futuro posible abandonaremos las variadas raíces hipócritas de origen religioso que están en contra de la libertad sexual de la mujer, repitiendo mentiras afirmando la inferioridad biológica e intelectual de la mujer.
¿Recién podríamos ahora implementar algo diferente y que no hemos pensado ni dialogado? Esto no se resuelve en discordancias como ¿PÍLDORAS o ABORTOS?
Sin desconocer que los obispos condenan porque –ignorantes‒ le han atribuido efectos abortivos a la del día después, desconociendo que ésta puede ser útil en prevenir la fertilización si es utilizada antes de 4 días después de una relación sexual sin protección anticonceptiva o si se rompió el condón, o se olvidó de tomar el anti-ovulatorio. Y especialmente en caso de violación.
Las píldoras del día después evitan la ovulación o que el óvulo sea fecundado. No impiden la implantación ni interrumpen un embarazo. No son abortivas. La Organización Mundial de la Salud certifica que las píldoras del día después son seguras para todas las mujeres incluidas las adolescentes.
Sin olvidar que las instituciones religiosas están en contra de la libertad sexual de la mujer y por eso repiten mentiras hasta que parecen verdad.