Es un hecho que los indicadores de salud en Chile son buenos. Las enfermedades infecciosas están casi totalmente controladas, la atención profesional del parto y el control del niño sano han generado una actitud responsable con la salud de la madre y del niño pequeño que han disminuido sus morbilidades y mortalidades a niveles superiores a los de otros países de similar nivel de renta por habitante, y la esperanza de vida se ha elevado hasta niveles de países desarrollados.
Por otra parte, al analizar estos resultados en relación a lo que se gasta en salud podemos concluir que el retorno del gasto en salud, es decir el resultado por peso invertido en salud, es de los más altos del mundo, lo que nos dice que el sector es un sector que funciona bien en general.
Esto es más evidente si se observa que alrededor del ochenta por ciento de la población se atiende en el Sistema Público de Salud, cuyos niveles de eficiencia (resultado por peso gastado) son aún superiores.
Sin embargo la opinión de la gente no coincide con estos datos.
De acuerdo con el Estudio de Valores Sociales realizado por el Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Santiago, al preguntar, “¿Cuál de los siguientes temas generan más problemas en el Chile de hoy?” un 51% de los consultados (mayores de 18 años que viven en zonas urbanas) respondió: “el sistema de salud”, el número más alto de respuestas entre las alternativas propuestas. Este resultado es mayor entre las mujeres (56%) que entre los varones (46%) y también en los grupos socioeconómicos más altos (64%) que en los sectores medios y en los bajos (49%).
Por su parte, al consultar cuáles son las tres mayores preocupaciones personales, fue el “acceso a la salud” la más mencionada con un 42% de las respuestas. Este resultado también es mayor entre las mujeres (44%) que en los varones (36%), pero es menor en los sectores de altos ingresos (29%) que en los demás.
Si interpreto correctamente la relación entre las respuestas a ambas preguntas concluyo que para los sectores medios y bajos el “tema salud” es un problema es mayormente de acceso, asunto que es de menor importancia que para los sectores medios altos y altos.En este último caso el “tema salud” podría tener que ver con el costo del acceso más que con el acceso mismo.Esta afirmación es consistente con las respuestas a otras preguntas del Estudio.
Mientras que sólo un 2% piensa que el “sistema de salud con el sistema ISAPRE es apropiado y debe conservarse” y un 17% señala que “necesita algunos cambios pero debe conservarse”, un 37% cree que “debe ser modificado sustancialmente” y un 39% que “debe ser reemplazado por otro sistema”, es decir, más de tres de cada cuatro personas creen que el sistema requiere cambios muy profundos.
Por su parte, más de la mitad de los consultados justificaría un alza de los impuestos si estos se destinan a financiar una reforma en el sistema de salud. Curiosamente este porcentaje es más alto en los niveles socioeconómicos más elevados (64%) y en los mayores (58%), y más bajo en los pobres (48%). Estas diferencias tienen, a mi parecer, un fuerte correlato con la demanda de cambio en el sistema de ISAPRE y con la percepción del sistema de salud como un problema, y se refrenda con el análisis de la última pregunta que consideraré: ¿es aceptable el lucro si mejora la calidad de la salud?
El lucro, si mejora la calidad de la atención, es aceptado por solo el 44% de los consultados, pero es menos aceptado en los sectores de altos ingresos (38%) y por las personas de mayor edad (42%) y más aceptado en los sectores de bajos ingresos (45%).
Como puedo presumir que las personas de menores ingresos se atienden en el sector público, y un sector mayoritario de los de altos ingresos en las ISAPRE, me parece claro que al plantearse la salud como problema se están discutiendo dos asuntos diferentes: para los de altos ingresos el alto costo que representa estar en una ISAPRE, es un problema de mercado, y para los más pobres la dificultad de acceso, es un problema de salud.
No digo algo muy nuevo, pero es una distinción que es necesaria para poder hacer la reforma que tan mayoritariamente se demanda.