El fin de la Medicina ha sido abordado por connotados médicos. Somos más concretos y queremos tratar su asesinato con la cruel arma de su reemplazo por el mercantilismo sanitario, al igual que la muerte de la Educación por el mercantilismo capacitador o instruccional.
La reducción del acto médico a una mercancía cuyo valor ha sido reducido a un precio, transable en el mercado y cuya calidad y ética depende de la oferta y la demanda, es uno de los principales causantes de esta defunción.
Dice Wikipedia, “la mercancía (en inglés, commodity) en economía es cualquier producto destinado a uso comercial”.
¿Es el acto médico un producto? Dice la RAE, “producto 1 p. p. irreg. de producir; 2 m. cosa producida; 3. caudal que se obtiene de una cosa que se vende, o el que ella reditúa”. Estamos en serios problemas ¿Es el acto médico una cosa? Y para qué decir si le agregamos “producida” ya que ¿producida por quién?
¿Es el curso de un río o la lluvia una cosa? Caeremos en contradicciones si aceptamos que cualquier proceso en si es una cosa. Las personas son procesos y no son cosas según la misma RAE.
No se trata de ser Heráclito para darse cuenta que nadie puede sumergirse dos veces en las mismas aguas del río, es decir, los procesos ocurrentes ¿tienen una entidad definida?
El acto médico es un proceso, difícilmente asimilable a una entidad definida (como una silla), en continua evolución, es un procedimiento y resultado, no intencionalmente producido, por una interacción entre los genoma-ambientes del paciente y del médico (equipo de salud) y no está determinado por los participantes en el.
Aceptemos a contrapelo que es un producto (cosa, para dialogar con los liberales y neoliberales) y le agregamos “destinado a uso comercial”.Aquí la coherencia entre el acto médico y la mercancía es imposible.
El acto médico no sólo no está destinado sino que no es destinable a uso comercial, nunca lo estuvo.
Si la humanidad vivió así hasta 1980, no es posible aceptar que bruscamente para adaptarse a la ideología capitalista neoliberal se haya trastocado su finalidad intrínseca (de servicio e incierto) y metido a la fuerza dentro de las mercancías de tal modo de lucrar económicamente con una actividad humana no destinada y no destinable a la comercialización.
Otra cosa muy distinta es que el acto médico como todo acto tiene facetas externas, accidentales, comercializables, como ser el tiempo invertido en el, los recursos gastados, la energía invertida.
Pero estas externalidades no son el acto médico que es un trato entre personas, con historia, irrepetibles, irreductibles a etiquetaciones como son los diagnósticos o las enfermedades.
El sabio refrán de la medicina decía, las enfermedades, al igual que los diagnósticos no existen; sólo existen los pacientes o personas sufrientes.
Mientras toda la medicina mundial va hacia la medicina personalizada, en Chile estamos pegados a la Medicina de diagnósticos. Las GES (previo AUGE, garantías explícitas en salud) es un retroceso grave de la Medicina en Chile y es claramente un elemento ideológico neoliberal que la ha infiltrado.
Por ejemplo en las GES paga el Estado las intervenciones en cardiopatías neonatales recuperables; pero no paga a las no-recuperables.
La causa es muy clara aquella intervención acotada que puede llevar a recuperar al paciente es pagable (más bien cobrable), entonces con el se puede lucrar monetariamente.Se ha traicionado a la Medicina que atiende el sufrimiento humano y mientras más grande más dedicación necesita; las cardiopatías (enfermedades) no recuperables son las que más hacen sufrir al paciente y a la familia, y según la verdadera Medicina ellas deberían tener garantía del Estado. Es una crueldad inaudita.
Tenemos otro grave elemento neoliberal, la desarticulación del acto médico descomponiéndolo en diversos elementos cobrables aparte.
El diagnóstico, la indicación terapéutica, la terapéutica, la intervención quirúrgica, la rehabilitación, el seguimiento, la interconsulta, los exámenes son separados para que se puedan pagar aparte y así optimizar el lucro a diversas entidades o a una misma que tiene el control de todo.
El acto médico no es separable, porque como hemos dicho la Medicina, especialmente en su dimensión socio-cultural se hace cargo de las personas desde su concepción (y previo a ella por el fomento y la previsión en salud) hasta su muerte (la medicina familiar especialmente).
Por ejemplo, el tratamiento de una fractura de cadera (no de la persona que la ha sufrido) es GES pero no su rehabilitación que dura el resto de la vida. Se ha desintegrado el acto médico y con el a toda la Medicina.
En otros escritos nos referiremos a la clientización del paciente, la conversión de los equipos de salud en prestadores y numerosas otras instancias gravemente erróneas que convierten en Chile la destrucción de la Medicina en un proceso irreversible.