La Reforma de Salud de 2005, asignó a la Atención Primaria un rol fundamental en el modelo de atención, considerándola una viga maestra de nuestro sistema de Salud Pública. Sin embargo, hasta la fecha no se han dispuesto todos los medios necesarios para que el nivel primario de atención se pueda desempeñar a cabalidad y despliegue todo su potencial en beneficio de los pacientes.
El modelo de atención definido en la Reforma no se acompañó de un adecuado sustento legal o normativo.Los consultorios de Atención Primaria se encuentran municipalizados en un 90%, vale decir dependen de 345 municipios con realidades diversas; algunos con muchos recursos y otros muy pobres, con alcaldes que priorizan la salud y otros que la miran con mayor distancia.
Es necesario evaluar el actual sistema y avanzar en la estandarización del modelo de atención a nivel nacional por parte del ministerio de Salud y por sobre todo privilegiar el funcionamiento en red de los distintos niveles de atención y con un sistema de asignación de recursos que incluya a todos los actores del correspondiente Servicio de Salud.
Si bien es cierto se ha venido avanzando progresivamente a la mejor valoración del per cápita por cada inscrito en los consultorios, el que hoy es de $3.500 mensuales, deberíamos alcanzar los $4.000.
La Atención Primaria tiene un grave problema de recursos humanos lo que impide dar una atención oportuna y perpetúa una práctica vejatoria para los usuarios, relacionada con la necesidad de concurrir de madrugada a los consultorios en procura de un número de atención.
Chile definió en 2002 un estándar de un médico jornada completa (44Hrs. Semanales) por cada 3.333 habitantes inscritos en el consultorio. En la actualidad esta meta tiene un déficit de 37%.
Situación muy precaria, si consideramos que los países OCDE, tienen un médico por cada 1.500 habitantes en este nivel de atención. En nuestro país los estudios revelan el alto nivel de rotación de los médicos: 30% en un año y 70% en tres años.
Los problemas contractuales son determinantes, cada municipio tiene su propia carrera funcionaria, lo que hace necesario que incorporemos a estos médicos a la Ley Médica que rige a los profesionales de los hospitales. La remuneración es muy baja y habitualmente las autoridades la distorsionan, los médicos que hacen turnos en los SAPU trabajan a honorarios, debiendo tener una relación contractual.
Los médicos de Atención Primaria están absorbidos por el asistencialismo con un rendimiento de 5 pacientes por hora, imposibilitados de hacer prevención, docencia, investigación y gestión.
Permanentemente se critica la falta de resolutividad de la Atención Primaria, la que se produce fundamentalmente por las carencias de recursos humanos mencionadas, las dificultades para conseguir horas de atención, la falta de laboratorios para la realización de exámenes y la escasa posibilidad de realizar estudios radiológicos para establecer o confirmar un diagnóstico clínico. Incluso las enfermedades AUGE se deberían derivar a especialistas con estudios ya realizados, lo que no es posible, perdiendo tiempo en forma innecesaria.
Las carencias de medicamentos son frecuentes, con faltas reiteradas en aquellos de uso habitual y de las propias enfermedades priorizadas.
Pese a las insuficiencias señaladas, desde un punto de vista asistencial la Atención Primaria realiza una labor sumamente importante, con más de 20 millones de atenciones anuales en consultorios y 10 millones de atenciones de urgencia SAPU.
Realizando además, el 80% de las atenciones AUGE. Sin embargo, es grave que en este nivel de atención no se puedan desarrollar estrategias de prevención efectivas, lo cual incrementa la prevalencia de las enfermedades crónicas no transmisibles, con sus negativas consecuencias para la población.
El próximo Gobierno debiera abordar una reforma de la Atención Primaria, los estudios son claros “los países que más invierten en Atención Primaria, tienen mejores indicadores de salud”.
Esto significa, en nuestra opinión, que si se aprueba una reforma tributaria, corresponde destinar una parte sustancial de los mayores recursos a la atención de salud.