Hace años, tuve oportunidad de tomar un Diplomado de Teología con excelentes docentes en la Universidad Alberto Hurtado, donde Cristología lo impartía el padre Jesuita Jorge Costadoat, al que he seguido en algunos textos teológicos y sus actuales artículos generadores de algunos encendidos debates epistolares en los diarios.
Lo recuerdo como un muy buen docente, provocador de una reflexión crítica y creadora, de buen humor, y con un profundo amor enmarcado en la fe, que dificulto alguien pueda poner en duda, por el Jesús Cristo de la Revelación y la historia.
“Todo hombre, todo Dios, pero sin pecado original”… “Mientras más humano, más divino”…“¿Qué haría Cristo en mi lugar?”… “Teología ascendente y descendente”… “El Jesús histórico”… “Los pobres están primero”… Son algunas ideas que vienen a mi mente de sus clases.
Estoy seguro que era y es un muy buen profesor y, un muy buen teólogo.
La Teología hoy se desarrolla a través de múltiples visiones paradigmáticas en permanente evolución. En una apretada síntesis podríamos recordar lasTeologías existencial, hermenéutica, dialéctica, de la historia, del tercer mundo, el giro antropológico hacia la teología moderna de la teología “trascendental y trinitaria”, junto a lasTeologías de la esperanza, de los signos de los tiempos, de la liberación, negra, feminista, del tercer mundo, ecuménica y de las religiones.
Al padre Costadoat,-aunque puede ser una especulación audaz-, lo veo reflejado en la Teología de la comprensión de la experiencia cristiana en la praxis, a la luz de una “Cristología de la frontera”, donde se entrelazan de forma indisociable la experiencia humana histórica espiritual, social, y cultural y la fe en Jesús Cristo.
¿Acaso esta forma y mirada, “¿confunde a los fieles?”, o ¿atenta contra la verdadera doctrina de la Iglesia?, de una Iglesia “del Papa Francisco” que nos propone amar, acoger, servir y proteger en la humildad especialmente a los más débiles y a los que sufren.
Es una Iglesia que desordena y revoluciona, no el Papa, sino el mismo Cristo que algo desencantado con gran parte de la realidad actual, nos propone que seamos guerrilleros de una nueva revolución espiritual con profundas repercusiones sociales, económicas y culturales.
¿Acaso de alguna manera no aparece como genuino representante-así como muchos otros sacerdotes injustamente acusados-, de este nuevo giro copernicano de la Iglesia, prometido, pero no cumplido aún en el Concilio Vaticano II?
No hay fe a la luz de la gracia, sin la reflexión y una “praxis”con sentido, creativa y crítica desde el hombre y su realidad, situado en el tiempo como historia.
El ser humano no es sólo un “oyente libre de la Palabra” (del Espíritu y el Amor absoluto del “ser” de Dios), sino un “oyente libre”, creativo y crítico de la Palabra, hecho posible gracias a la “huella de Dios” que todos poseemos como parte de nuestro propio ser espíritu, abierto al misterio de lo absoluto.
Quizás algunos antes de suspender la docencia del Padre Jorge Costadoat en la Facultad de Teología de la UC, no se preguntaron ¿qué habría hecho Cristo en mi lugar?, porque el resultado de su discernimiento, con toda seguridad, habría sido distinto, pero también es cierto, se habría perdido la oportunidad de iluminar a través de un diálogo y debate en libertad universitaria, algo de una realidad oculta -y algo oscura- en la enseñanza de la Teología actual.