Fue muy triste y patético sentir a Villegas frío como un témpano frente a una mujer valerosa, cálida e íntegra como Carmen Gloria Quintana.
En verdad, la anomalía consiste en tener que bancarse a este Villegas provocador. Aunque la televisión de para todo, un espacio de reflexión compartida como es Tolerancia Cero, con periodistas alertas, nos debiera precaver ante la caída de tono que el “sociólogo” cada tanto le otorga al espacio.
Nunca he comprendido, en realidad, por qué tanta tribuna para un opinante que, al fin y al cabo, o, como se dice, raya para la suma, no nos ofrece algún placer ligado al gusto por el entendimiento; como son, al contrario, aquellas noticias y comentarios que solemos recibir agradecidos, pues surgen de espíritus curiosos, inteligentes, discretos, en fin, todo lo contrario del acercamiento a la realidad que nos propone este Villegas.
Me recuerda cierta postura política que los italianos llaman “Qualunquista” bastante depreciada en el mundo intelectual por vacía, torpe y finalmente retrógrada. Aquella del ser humano qualunque, es decir, “uno cualquiera”.
No son de izquierda ni derecha, sino todo lo contrario. El Fascismo italiano luego de la guerra los tuvo como aliados y siguen siendo útiles a proyectos poco democráticos.Llegado el momento destruyen aquello que pudiera ser un punto común de muchos.
Van contra la corriente, no en términos anárquicos, sino porque esa postura da de por si brillo y permite diferenciarse. Son polémicos, sólo porque el estar en contra da beneficios de apariencia.
Nunca estarán del todo a favor de algo y la desafección pareciera ser una importante característica de su animosidad. Eso, el desafecto, la falta de pasión, el no involucrarse. No casarse con nada ni nadie, dispararle a todos, que es más rediticio. Totalmente en contra de las instituciones, porque desprecian al hombre “cualquiera”.
Por todo esto ver a Villegas descompuesto, desubicado y ramplón para mí no fue una sorpresa. Hace muchos años quedé estupefacto luego de verlo ácido e insolente entrevistando por televisión a Lucho Gatica. Lo he dicho todas las veces que he podido: sólo en Chile y sólo un individuo como Fernando Villegas es capaz de ofender con un trato displicente y grosero a un artista, de los pocos mundialmente conocidos que tenemos.
Pocas veces he visto tal desenfado y tan increíble prepotencia de un comentador “qualunque” es decir “uno cualquiera”, como lo es Villegas, insultando y agrediendo con desparpajo a un artista chileno, que no es uno cualquiera, sino el insigne cantante de boleros idolatrado en todo el continente latinoamericano. Una gloria nacional.
El motivo fue la rechifla que le propinó la Quinta Vergara en uno de sus festivales por su voz algo cansada. Entonces Villegas hizo escarnio de ese hecho y agregó su bilis degradándolo en una entrevista “descarnada” y provocadora, como es su estilo, donde con el máximo descriterio le preguntó, ¿ para qué cantas, si ya no cantas?
Comprendí que en Chile había un “monstruo” capaz de pifiar en la Quinta Vergara al insigne Lucho Gatica y otro “monstruo” capaz de negarle una mínima muestra de cariño y respeto en la televisión. Ese fue Fernando Villegas.