A la misma hora que nuestros Honorables Parlamentarios brindaban su 1era Cuenta Pública en Valparaíso, en Santiago se comunicaban los resultados de la última encuesta Cerc-Mori: Barómetro de la Política del mes de julio, la cual develó entre sus cifras que un 81% de los entrevistados manifiestan que “los políticos no se preocupan mucho de lo que piensa la gente como yo” , mientras que un 79% expresó que “esté quien esté en el poder, siempre busca sus intereses personales”.
Sin duda, sería injusto decir que los 120 Diputados y los 38 Senadores que son parte del Congreso caigan dentro de la histeria de mis líneas, pero hoy el síntoma de rechazo y desaprobación de nuestros “Honorables” es transversal, preocupante y creciente con el paso del tiempo.
Según estudio de Adimark publicado en el mes de junio las evaluaciones de la “Nueva Mayoría” y de la “Alianza” rompieron los récords de desaprobación, siendo así como un 74% desaprueba la gestión de la coalición de gobierno mientras que un 79% al conglomerado de oposición. La evaluación que la ciudadanía hace de ambas cámaras del Congreso no cambia en grado alguno y otorga un 78% de desaprobación a la gestión del Senado y de la Cámara de Diputados. De la misma forma, Plaza Pública Cadem, en su Estudio N° 75 publicado el mismo mes, expone la desazón de las personas, donde los partidos políticos tradicionales y también los nuevos, promedian tan sólo un 22% de evaluación positiva.
Desde el punto de vista técnico, los Senadores y Diputados entre sus principales funciones deben legislar, representar y fiscalizar a otros poderes del Estado.
Al respecto, me permito preguntar ¿usted estima que nuestros congresistas hoy legislan de cara a nuestras necesidades?, ¿están representando nuestros intereses? ¿Están fiscalizando al resto de los poderes del Estado? A los resultados de las investigaciones que encabezó la Fiscalía Nacional en el ámbito del “financiamiento irregular” de la política, sumado a las cifras arrojadas por las encuestas, lo más probable es que su respuesta ante estas tres interrogantes sea un lapidariono.
La Reforma Electoral colocó fin al sistema binominal y el nuevo escenario “proporcional inclusivo” aumenta la cantidad de Diputados de 120 a 155 y en el caso de los Senadores de 38 a 50, anunciando que no presentará mayores costos y todo con el propósito de mejorar la “representatividad” de los ciudadanos.
Pero si la base del nuevo sistema electoral busca la representatividad, la suma de más parlamentarios nunca fue un clamor desde la sociedad, muy por el contrario, aspectos en los cuales la ciudadanía si hace reparos no se consideraron, como por ejemplo, que los parlamentarios podrán seguir siendo reelectos siempre y cuando no sea en un mismo distrito o circunscripción; no se puso atajo a los aportes desde las empresas a la política y tampoco se consideró baja en los sueldos que perciben, los cuales en el caso de los Diputados se encuentran entre los mejores pagados entre los países de la OCDE.
El comportamiento de algunos parlamentarios de nuestra República hicieron que el descrédito hoy sea institucional y necesitan asimilar con urgencia que la política es una forma de servicio público y no una forma de lograr riqueza.
¿Cómo explicarse que postulen la idea que para solucionar las pensiones de nuestros adultos mayores, éstos puedan hipotecar sus casas?
¿Cómo puede ser posible que se les pague un viático por asistir al Congreso en el cumplimiento de su trabajo y que incluso dicho pago sea doble cuando se encuentran en el extranjero?
¿Cómo es posible que pretendan reeditar el voto obligatorio para ratificar en las urnas lo que no han conseguido validar por medio de su gestión; cómo explican sus considerables sueldos en un país donde el 53,5% de los trabajadores chilenos gana menos de $300.000 y el 70% menos de $426.000 líquidos.
Desde el retorno a la democracia, específicamente entre los años 2002 y 2003, nuestros Honorables aumentaron la dieta de los $2.447.017 a los $ 6.334.099, mientras que en el mismo periodo el ingreso mínimo aumentó de $ 105.500 a $ 115.648.
Hoy el sueldo mínimo es de $241.000 mientras que los parlamentarios llegaron a una remuneración de $ 9.121.806, situación que ha sido tomada como ejemplo por organismos internacionales en relación a la falta de equidad que existe en Chile.
Al momento de proponer la disminución de sus sueldos un Diputado hizo un paralelo con los sueldos de los futbolistas, otros tildaron la moción como demagoga y populistas, otros explicaron que una dieta alta hace más difícil la corrupción parlamentaria, otros explicaron que los sueldos llegan a esos montos para competir con los sueldos de la empresa privada, para asegurar la llegada de “los mejores” al Congreso y evitar la fuga hacia el sector privado, lo cual hilando fino, tal vez no sería tan mala idea, siempre y cuando consideren una fuga de carácter masiva.
Por otra parte tampoco deja de llamar la atención las legislaciones “express” donde por arte de magia todos se ponen de acuerdo, argumentando que son necesarias para cuidar la democracia, pero en contraparte no hacen nada concreto frente a las miles de familia que fueron violadas y vulneradas en sus propios hogares por delincuentes que conocen la ley mejor que ellos.
Hoy la ola de robos y asaltos es una prueba contundente que hay personas que no están haciendo su trabajo, hoy los ciudadanos que trabajan de forma honrada son los que deben estar encerrados en sus hogares, son los que no pueden llegar tranquilos a su casa porque les roban el auto en su portón e inclusive con los hijos en su interior. ¿Por qué en vez de estar pensando en el candidato presidencial que los representará el 2017 se concentran en brindarnos seguridad, salud, pensiones dignas y educación de calidad?
Eso demuestra que siguen teniendo cero sintonía con lo que pasa en Chile, hoy se les puede escuchar frecuentemente en sus conferencias de prensa que buscan ser la voz de los ciudadanos y por medio de la presente y en caso que tengan tapones en los oídos, les informo que la gente tiene voz propia y les piden a gritos que simplemente hagan su pega.
La voz de la ciudadanía se expresa día a día en aquellos que deben enfrentar el Transantiago y el Metro; las voz de la ciudadanía está en miles de Pymes que se sienten abusadas por las leyes del mercado; la voz de la ciudadanía la pueden observar en la redes sociales y las voz de la ciudadanía se les representa cuando cada vez son menos los chilenos que concurren a votar.
Por medio de estas líneas y totalmente alejado de cualquier sesgo político les pido a aquellos “Honorables Parlamentarios” que se alejaron de la representación ciudadana y a sus Partidos Políticos, que paren el “mambo” y que terminen con la fiesta, que legislen en pro de la sociedad y no del beneficio propio; que representen nuestros intereses y no los propios; que se dediquen a fiscalizar partiendo lógicamente por casa y que finalmente nos demuestren a todos los que escribimos este tipo de columnas plenas en histerismo y verborrea, que aún son capaces de dar el ancho y no sólo dar la hora.