04 may 2015

El Plebiscito

La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, propuso el 1 de mayo “legislar para que se faculte al Presidente de la República a convocar a un plebiscito para definir el mecanismo en que se realizará la nueva carta fundamental”.

Es lo que han propuesto algunos parlamentarios como vía para elegir luego una asamblea constituyente de la que, supuestamente, saldría una mejor Constitución.

A esos parlamentarios, dicho sea de paso, no se les pasa por la mente la idea de poner sus cargos a disposición de ese eventual “poder constituyente”, y no les preocupa la posibilidad de que Chile tenga dos Parlamentos. Con gran desaprensión, los presidentes de las comisiones de Constitución del Senado (A. de Urresti) y de la Cámara (L. Soto) le pidieron hace poco a la Presidenta Bachelet que llame a ese plebiscito que supuestamente le haría bien a su gobierno y al país.

Cuando la presidenta de la CUT dice “legislar”, se deduce que apela a los poderes Ejecutivo y Legislativo. En este caso, se trataría de materializar otra reforma a la Constitución vigente, que se sumaría a las decenas de reformas aprobadas desde 1989. Incluso del discurso del 28 de abril se desprende que la Presidenta propondrá nuevas reformas constitucionales, como el límite a la reelección en los cargos de representación popular, la pérdida del cargo parlamentario y la autonomía del Servel.

Como sabemos, los plebiscitos consisten en responder SI o NO a una determinada consulta, y siempre será determinante quién la redacta. Pero también es posible imaginar una consulta con varias alternativas. Es claro que la elección de una asamblea constituyente sería una de ellas.

Otra podría ser el proceso de “diálogos, debates, consultas y cabildos” que propuso la Presidenta, aunque no precisó cómo se haría eso. Y otra que el Congreso y el gobierno definan un texto, que luego sea ratificado en un referéndum.

Supongamos que el Congreso y el gobierno alcanzan el improbable acuerdo de realizar el plebiscito este año, y que gana la opción de elegir una asamblea constituyente. Como esta no figura en la Constitución, el Legislativo y el Ejecutivo tendrían que consensuar un modo de concebirla en términos legales, lo que no sería sencillo. Habría que precisar, por ejemplo, cuántos integrantes tendría la AC y cómo serían elegidos, si a través de listas nacionales o con representantes de los distritos y circunscripciones electorales. ¿Cuándo serían elegidos? ¿Este año también, o el próximo junto a los alcaldes y concejales, o el 2017 junto al Presidente y los parlamentarios?

Antes de elegir la asamblea, en la que se supone que participarían todas las fuerzas políticas que tienen existencia legal, sería indispensable aclarar si los actuales senadores y diputados podrán ser también integrantes de ella, o si eso será incompatible.

Quizás los diputados de la “bancada por la asamblea constituyente” creen que podrían ocupar dos cargos a la vez. ¿Durante cuánto tiempo sesionaría? ¿Un semestre? ¿Un año? ¿Dos años? ¿Más? Y una vez que concluya su tarea, ¿a qué órgano institucional le entregaría el nuevo texto? ¿Al Congreso? Y este, ¿podría rechazar ciertas disposiciones? ¿A la Presidenta? Y ella, ¿podría modificar el texto?

La AC podría, por ejemplo, acordar que haya un parlamento unicameral, o establecer un régimen parlamentario, o reemplazar el sistema unitario por el federal, o resolver que los jueces sean elegidos en votación popular, o fusionar las instituciones policiales, o fijar en 15 años la edad mínima para votar, etc.

¿Cómo se resolverían las diferencias entre la asamblea, el gobierno y el Congreso?¿Habría un período de presentaciones ante el Tribunal Constitucional?

¿Se pediría a la Corte Suprema que se pronuncie? Y mientras tanto, ¿cómo vería el mundo este enorme maremágnum?

Son muchas las preguntas que podrían formularse sobre los efectos que tendría el hecho de que el país se embarcara en un proceso intrincado y de resultado incierto. Por supuesto que es legítimo el debate constitucional, pero es indispensable proceder con rigor. Más allá de las consignas, lo responsable es considerar el contexto político, económico y social de hoy. En política, parece aconsejable no dar un paso sin pensar en cuáles serán los siguientes

Lo que se está proponiendo es una vía de polarización política que, además de ser dañina para nuestra convivencia, no le conviene en ningún caso al gobierno.

¿No han considerado los partidarios del plebiscito la posibilidad de que, independientemente de la pregunta que se haga, la consulta adquiera el carácter de un referéndum sobre el gobierno de la Presidenta Bachelet? Podría ser la oportunidad para que se unan todos los que desaprueban su gestión. Eso sí que es serio.

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  • Hernán Marinkovic

    Estimado,

    Su escrito está lleno de miedos y eso es normal para quien fue víctima, es así que la estabilidad sea bien vista aunque sea lo que es, una hechura en su origen de la dictadura militar con los amarres ideológicos y estructurales que no permiten que las reformas la cambien en su esencia, una estabilidad contradictoria. Es así que para unos es preferible que se mantenga, porque un cambio constitucional impondría un nuevo paradigma que se ve a priori como un peligro de tirar lo que se ha logrado.

    Pero un nuevo paradigma implica eso un cambio estructural de cómo se ve y piensa Chile, y si eso se hace a través de una representación mayoritaría y transversal a través de una asamblea constituyente, bienvenida sea. El comentarista presenta temores:

    1- Que haya dos parlamentos, eso por lógica no es posible donde hay crisis, pero no hay derrumbe del sistema político. En ese caso las funciones de un parlamento y una AC son diferentes, vease el caso de Colombia.

    2- El engorroso proceso legal es eso legal, cuando hay voluntad política ese proceso se desanuda, veamos hay promulgación de leyes express como el caso de la DC, para que esta no quedará fuera del parlamento. También usted señala la duplicidad de funciones, pues eso es fácil solo se puede estar en un puesto. Ahora voluntad de por sí no va haber si no hay presión ciudadana.

    3- El tiempo, bueno habrá cronogramas ajustes y reajustes, si un juicio dura años, un proceso constituyente tendrá también su dinámica, y ya a priori hay bastantes coincidencias de qué podría haber en una nueva constitución

    4- El tribunal constitucional es una traba de la dictadura, por lo tanto en el caso de un plebiscito, se debería establecer un punto que no sólo señale una samblea constituyente y el hecho de que sus conclusiones deben llevarse a cabo, sino que también la disolución o acotación de las labores del TC.

    5- El prestigio internacional, cómo vería esto el mundo? por favor, qué se ve mejor una constitución legitimada o una en que en su origen fue objetivamente producto del engaño y la imposición. Por ética y moral, lo segundo no.

    6- Referendum sobre el actual gobierno. Primero los niveles de confianza que dan legitimidad a un sistema político en su conjunto están por lo suelos, agréguele las encuestas de moros y cristianos en que esto se confirma, entonces ya hay una tendencia clara en la opinión colectiva. Segundo punto, este proceso de una A/C demorará a los menos este y el próximo año, por lo tanto al gobierno le quedaría en el peor de los casos un año en el ejercicio del poder ejecutivo. Por lo tanto, en mi opinión sus tesis son febles y reafirmo hay demasiados temores ante una transformación real y necesaria.

  • RuizMnica

    Qué interesante . total no podríamos crecer como País . Vienen todas las preguntas de los cómo y todo lo que por años no se ha hecho . Mejor quedémonos colgados del alambre que malamente ha sostenido a este País con todos los desequilibrios que ya hemos vivido y nos han saturado de imperfecciones para todos. Me extraña y preocupa que personas allegadas a la política por años aún manifiesten miedos que debilitan los pensamientos . Parecen novatos recién salidos del cascarón .Para el “Cómo hacer los cambios ” tenemos profesionales que bien podrían aportar con sus experiencias, e inteligencia. Ni el Parlamento actual tiene solidez, y hay que mejorarlo de alguna manera . La sociedad Chilena debe optar por el cambio para salir del saco que nos metieron y que ha vivido por años el pueblo Chileno. A qué esperar más , hay que ir por ese cambio , o seguiremos en caída libre.

  • JoseLuisSilvaLarrain

    Nose como hay tantos que caen en un cazabobos tan infantil como la AC. ¿ quienes votan por la asamblea ? ¿ los que no están de
    acuerdo con la constitución ? Yo no estoy de acuerdo porque no
    especifica que los militares sean garantes de la institucionalidad y ud.no está de acuerdo porque tampoco especifica que los militares no tengan nada que ver. Entonces los dos votamos por la asamblea porque ninguno está de acuerdo, osea la AC será aprobada por un 90%, cierra la puerta y resuelve una constitución que nadie pueda leer y ni menos discutir, porque elegimos una asamblea que la haga.

    El único propósito de para conseguir que se apruebe una asamblea es dar por aprobada una constitución sin que nadie la lea. No cabe otro propósito para un cuento tan infantil.

    Aprendan del gobierno militar niños. EL que tenga una constitución mejor que la de Guzmán que la publique para que todos la aprobemos despues de leer, tal como lo hizo él. Estan a años luz de Jaime Guzman y ya esta bueno que aprendan algo pue.

    Saludos

  • Luis Palma Tello

    Siempre el Liderazgo Presidencial debe respetar la tradición, las costumbres, las características institucionales y los procesos de la historia… para tomar una decisión.

    Por tanto considerando lo anterior, comparto la opinión de la Presidenta de la CUT: “convocar a un plebiscito para definir el mecanismo en que se realizará la carta presidencial”

    Encuentro fuera de lugar, que un plebiscito sobre el mecanismo que se utilizará para crear la nueva constitución… se tomé como un referéndum sobre la Presidenta Bachelet… porque ella no se ha inclinado por ninguna opción… como debe ser…

    Solo los Chilenos y Chilenas … debemos decidir con el voto.

    Afectuosamente.