Se ha notado en estas semanas la falta de un director de orquesta en materia de comunicaciones. El cargo está vacante desde principios de marzo.
Ante la crisis, ¡calma! Es la lección número que entregamos cuando capacitamos a ejecutivos en crisis comunicacional. Políticamente el gobierno está aplicando esta máxima, sin embargo su desempeño comunicacional ha sido menos que deficitario.
A diferencia de algunos que opinan en los medios, creo que el gobierno está actuando ante la crisis con la debida calma política y un rumbo medianamente claro. Se ha hecho cargo de las emergencias sobrevinientes (como la sequía y los incendios del sur y las inundaciones del norte); ha implementado medidas políticas para sortear la crisis de confianza, como el Consejo Asesor contra conflictos de interés y corrupción; está dejando espacio para la actuación de los partidos; está respetando y observando con la distancia necesaria la actuación dela justicia; y ha sido prudente con los organismos relacionados, como impuestos internos y las superintendencias.
Es decir, políticamente se están “echando a correr bolitas”, con la debida calma para observar hacia dónde se mueven y dónde terminan. En lo político actual, mientras el Gobierno y los políticos proponen…, los escándalos y las revelaciones en tribunales y medios, disponen.
Lo sabio en el arte de lo posible es generar condiciones para salir de la crisis más que buscar una salida inmediata, que en realidad es imposible.Se equivocan los que proponen medidas efectistas y ejemplarizadoras buscando poner punto final a las polémicas.Otra cosa que enseñamos en los cursos de crisis es que éstas acaban cuando acaban, no cuando uno quiere que acaben.
Nada peor que una autoridad que habla y hace anuncios tres veces con el objetivo de cerrar una polémica que porfiadamente no terminará porque surgen hechos nuevos. Algo de eso le pasó a Bachelet con el caso Caval: en febrero citó a la prensa para poner un “punto final” a la polémica y a poco andar hubo de cambiar de rumbo. Hoy se posiciona como una observadora más de las sorpresas que semana a semana nos deparan los negocios de su hijo y su nuera. Es el único modo de creerle que se va enterando por la prensa,“verdad” que tendrá que sostener por la eternidad.
Cualquier político con un poco de experiencia sabe que el actual clima de crisis lo superaremos con suerte el segundo semestre. Hagan lo que hagan y anuncien lo que anuncien las autoridades, hay que esperar algunos hechos cruciales como que asuman los nuevos timoneles de la UDI, el PS y la DC.
Sólo después de eso se podrán iniciar conversaciones serias políticamente hablando, contrapartes nuevas con margen de juego claro. Aquello coincidirá más o menos con el informe de la Comisión Engel y los primeros proyectos de ley sobre probidad.
Luego vendrá el 21 de mayo, donde el gobierno debiera aprovechar de realizar una especie de relanzamiento. Y en torno a este relanzamiento deberá desarrollarse el postergado cambio de gabinete, imprescindible para mejorar la gestión en áreas deficitarias y hacerse cargo del nuevo escenario político, de la desconfianza y los cambios en los partidos.Adicionalmente en el segundo semestre los partidos deben comenzar las nominaciones de candidatos a alcaldes y concejales.
Todos estarán interesados en cambiar de agenda.
El escenario político es claro. No así la difusa gestión comunicacional del gobierno. Una vocería deslucida, que no logra conducir el debate político e incluso a ratos resulta irrelevante. Una menor presencia del ministro del Interior, que hacia fines de 2014 alcanzaba un peso específico que hacía relevantes sus intervenciones. La inexistencia de más ministros y representantes del ejecutivo que conduzcan el debate, algunos de ellos inevitablemente manchados por Penta y, según se dice, otros por SQM. Son factores que se suman a una serie de errores comunicacionales de la Presidenta que ha terminado por confundir a su propio conglomerado.
Mientras Bachelet se muestra como la cabeza indiscutida de la acción político-pública ante las emergencias, la crisis de confianza política no tiene conductor. Proliferan los parlamentarios oportunistas de turno, que para ganar la portada del día son capaces de anunciar las más descabelladas teorías de conspiraciones, negociaciones, arreglines o presiones.
Mientras tanto, la Presidenta ha cometido errores comunicacionales difíciles de entender.
Hablar en negativo es un error de principiante. “El gobierno no está paralizado”, ha dicho la Presidenta. Me recuerda al profesor de programación neurolingüística que nos decía “les prohíbo pensar en un elefante rosado”, para mostrarnos porqué un líder siempre debe hablar en positivo.
Otro error, negar un rumor de renuncia, dándole credibilidad y sustento a aquellos que se dedican a la rumorología. ¿No hubiese sido mejor reírse un poquito de aquellos supuestamente inteligentes y bien informados que creen teorías tan descabelladas?
El domingo en TVN la presidenta intentó retomar el liderazgo comunicacional. Tuvo aciertos relevantes: se puso al margen de los “arreglines”, retomó el tono positivo orientado a la acción y estuvo muy cerca de condenar las actuaciones de sus familiares (nadie espera que la madre haga escarnio del hijo en TV). Pero el esfuerzo presidencial no es suficiente sin un director de orquesta comunicacional que refuerce lo realizado mediante todos los voceros de la Nueva Mayoría. Hasta ahora esa capacidad de organización de mensajes no se ha visto ni de cerca.
Desde el punto de vista del Gobierno, dejar que la nuera de la Presidenta se exponga a una imagen tan peligrosa como la salida del tribunal en medio de empujones, dejarla entrar con lentes oscuros ocultando su rostro y finalmente permitirle hacer sus descargos a través de la “La Segunda” son errores comunicacionales serios.
¿A quién quiere hablarle Compagnon? ¿A los políticos, empresarios y ejecutivos que leen La Segunda? ¿En qué está la nuera, en explicar la situación al país o busca la posibilidad de seguir haciendo negocios hablando a los poderosos?
Creo que es el pueblo que confiaba en Bachelet (y que probablemente aún quiere confiar) el que está esperando las explicaciones, no las elites. Pero Compagnon elije hablar con “La Segunda” como Dávalos lo hizo antes con “El Mercurio”.
Me dirán que ello no tiene nada que ver con el Gobierno. Por el contrario, creo que un buen Secretario de Comunicaciones de gobierno los habría obligado a hablar con Cecilia Rovaretti en “Cooperativa”; con la revista mujer de “Las Ultimas Noticias” y con Alvaro Escobar u otro “late” en la TV que la hubiese tratado “con cariño”.
Buscar aquellos espacios comunicaciones donde está el pueblo al que hay que hablarle hoy es clave. Y si el Gobierno no se da cuenta, es porque le está faltando una pieza.