18 mar 2015

Dime en qué región vives y te diré cuánto ganas

Chile necesita mayor autonomía y poder local. Nuestra diversidad es difícil de gobernar adecuadamente con este nivel de centralismo. La elección de intendentes y el proyecto de ley sobre descentralización, impulsados por el actual gobierno apuntan a superar algunos de estos problemas. Sin embargo, debemos preguntarnos ¿qué otras acciones son necesarias para mejorar la calidad de vida en las regiones?

Según la última CASEN, el promedio nacional de ingreso derivado del trabajo mensual por hogar es de $629.000. Mientras para el primer quintil es de $63.697, una familia del décimo quintil recibe $2.299.780. Es decir, 36 veces más. Ello explica nuestro triste lugar de avanzada en los rankings de desigualdad global.

Ello se expresa, también, en el ámbito territorial. Mientras en la Región Metropolitana es $803.000, en Maule y la Araucanía llega a los $420.000, prácticamente la mitad. Sólo Antofagasta supera a la capital. Al interior de las regiones se da un problema similar. No puede olvidarse tampoco la brecha de género, que muestra que las mujeres son aún más discriminadas.

¿Por qué una ejecutiva de ventas en Coquimbo (ingreso promedio $551.000) gana menos que un ejecutivo de Santiago? Hay explicaciones fundadas en factores como la productividad, los costos y rentabilidad de las principales actividades productivas y en el mercado laboral, que debemos enfrentar.

Ello exige una acción eficaz del Estado para el fomento de sectores relevantes, colocando incentivos atractivos y potenciando polos productivos según las particularidades y ventajas de cada región. Se requiere complementar autonomía local real con un rol del nivel central para definir aspectos estratégicos, como energía, conectividad y obras públicas y apoyar a los territorios y actividades más rezagadas.

Debemos revalorizar especialmente el rubro agrícola, sumando tecnología y mano de obra capacitada, lo cual requiere de un rediseño de políticas públicas, repensando el rol del INDAP para enfrentar estos nuevos desafíos.

El objetivo es avanzar de una economía exportadora de materias primas, que utiliza intensivamente mano de obra poco calificada hacia una que agregue valor, mediante la preparación del capital humano – a lo que apunta la reforma educacional – y el énfasis en innovación, ciencia y tecnología. Experiencias como la producción de energías alternativas en la Región de Coquimbo son interesantes, pero para que se traduzcan en verdadero desarrollo deben lograrse encadenamientos a nivel local.

La regulación del mercado laboral es también fundamental. La negociación colectiva es imprescindible para equiparar las remuneraciones que se obtienen en diversas zonas del territorio.

Eliminar la desigualdad de nuestra sociedad es el sentido del “Chile de Todos”. Las regiones no pueden seguir esperando, adormecidas en la desesperanza. Las reformas deben también cambiar el rostro de cada una de ellas y llegar a los hogares.

Co autor Farid Seleme, Presidente nacional de la juventud del PPD

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • Un SuperNintendo

    Una triste realidad y esto conlleva a que Santiago se sigue atochando de gente, vehículos y empeorando la calidad de vida, es cosa de ver que en la misma RM, solo en la comuna de santiago centro se concentra la mayor área laboral.

    creo que hace falta una cultura o incentivar a las empresas a llevar sus nucleos laborales a otras comunas o regiones, por que al final, la gente de regiones se viene a santiago en busca de aquellas oportunidad que en su región no existen. Siendo Santiaguino, me encantaría escapar de esta región, infestada de gente enferma de estrés

    Saludos

  • JoseLuisSilvaLarrain

    El artículo
    me parece enredado porque habla de todo un poco. Convengamos que hablamos del
    desarrollo regional. Por un lado está el tema de descentralizar, hay que ver
    que se hace para ese propósito. Las negociaciones colativas. discriminaciones de
    género etc. etc.. no tienen que ver con
    el tema, ni siquiera las diferencias de ingreso de las personas en las
    distintas regiones tiene que ver tan directamente con el tema de la
    descentralización. La descentralización
    tiene que ver con lo que dé autonomía a las regiones, con la distribución geográfica
    de proyectos, recursos, mercados, etc.. Medidas
    como distribuir en provincias las reparticiones del estado, como lo fue instalar
    el congreso en Valpo, o distribuir funciones importantes en las regiones, como
    lo fue la municipalización de colegios, etc.. etc.. De eso se trata. Hay muy convincentes y apasionados discursos para
    la galería pero ¿Qué hacemos realmente para fortalecer el proceso de
    descentralizar el país?

    Por otro
    lado esta lo de generar más y mejores proyectos de inversión en provincias que
    generen empleo. Primero es difícil eso para un país que ha logrado milagrosamente
    salir del subdesarrollo exclusivamente por
    dinamismo conseguido por acertadas políticas
    económicas, porque hasta aquí solo ha producido materias primas sin mayor valor
    agregado y servicios. Ahora hay que dar
    otro salto. Nunca podremos hacer que el carbón tenga la rentabilidad del cobre,
    por mucho proyecto minero nunca lograremos equiparar los sueldos de Lota con los de Chuquicamata a
    menos que el Dios mercado cambie el viento.

    Lo de generar
    valor agregado es un tema global más que regional y que puede tomar siglos o la
    eternidad si no hay consenso en un plan claro para hacerlo. Pero para tener un
    consenso así hay que tener también un consenso respecto a las políticas que nos
    han hecho surgir como país. Nunca jamás daremos el otro paso si no reconocemos
    el primero como tal. Hacer políticas que traban el dinamismo logrado, como
    sindicatos o intervenciones estatales para lograr “equidad” no es un avance, al
    contrario, es retroceder, nunca construiremos el segundo piso sacando los
    cimientos la primero para hacerlo.

    Saludos