Pegados, entrelazados y atados por medio de sus colas a causa de la sangre y los excrementos de las mismas ratas. El Rey de Ratas – o Rattenkönig– es un fenómeno legendario que describen algunos relatos históricos europeos acerca de descubrimientos, escasos, de un montón de ratas amarradas por sus colas entre escombros y chimeneas, las cuales podían vivir juntas, para luego morir putrefactas a causa de sus desechos y quedar momificadas para siempre.
Chile ha descubierto su propio Rey de Ratas, Penta, pero lo más interesante es que no lo descubrió en una chimenea, un alcantarillado de Santiago, o escombros de un lugar desolado, si no que fue descubierto en oficinas de lujo, edificios corporativos y conglomerados financieros.
Desde fines del 2014, la sociedad chilena ha podido descubrir los innumerables entrecruzamientos y alianzas entre actores políticos y empresariales, demostrando una vez más, el peligroso y lúgubre vínculo entre el poder económico y los partidos políticos de nuestro país.
Lo que pasó de ser una denuncia de uno de los propios integrantes del Rattenkönig – que sin lugar a duda estaba deseando desatarse de las colas de los demás – pasó a ser el comienzo de una mecha encendida que no ha parado de avanzar, y de la cual ha conllevado a activar el Código Penal en los primeros integrantes de este enredo político – económico.
Este Rey de Ratas no es cualquier cosa. No son ratas históricamente excluidas, segregadas y apartadas del centro de Américo Vespucio del Gran Santiago, ya que no responden a redes delictivas y organizaciones que centren su acción en esos delitos de “gran connotación social” como refieren instituciones como Paz Ciudadana, “Agendas Cortas Antidelicuencias” de los Gobiernos y encarcelamiento a la evasión del Transantiago.
Claro que no, no dañan como esos delitos que se toman los primeros 45 minutos de los noticiarios, sino que son delitos que dañan nuestra política, la democracia, los recursos fiscales, la confianza de la ciudadanía a las instituciones y partidos políticos.
Este Rey de Ratas es el verdadero símbolo de la razón de ser del Código Penal actual, el cual ha sido utilizado para populismos, medidas sintomáticas y leyes mediáticas, el cual tiene la oportunidad única de servir para cuidar la democracia de nuestro país, la cual no debe desaprovecharse.
El Rattenkönig de Chile está recién desenredándose, y muy probablemente, será el comienzo del avistamiento de un nido de ratas mucho mayor y medular. El desafío para nuestra sociedad, aunque lo niegue el Senador Allamand, será bien concreta: por más asco y putrefacción que nos dé, debemos asumir que convivimos con un nido sin precedentes.