Mostramos que en materia de aborto era necesario aceptar al menos dos posiciones valóricas ideológicas irreductibles y por lo tanto la ley y la Constitución deberían consagrar la posibilidad de que ambas coexistieran; es imposible en el marco constitucional y legal actual.
El problema Amerindio tampoco es soluble en este marco constitucional y legal. La concepción huinca del derecho y propiedad de la tierra es incompatible con la concepción y valoración de mundo (religión e ideología) de los Amerindios de pertenencia a la tierra.
Entre los Amerindios de Chile (y sus descendientes) están los Aymaras, Atacameños (Kunsas o Lickan-antai o habitantes de la tierra y sus descendientes Collas), Diaguitas, Mapuches, Pehuenches, Huilliches, Chonos, Selknam, Yaganes, Kaweskar y otros.
El pretender arreglar el problema con los Amerindios partiendo de la repartición de tierras y propiedades de la tierra realizadas en los últimos dos siglos nace así fracasado porque es imponerles un sistema de derecho inaceptable para esas religiones, puesto que implica impedirles su concepción de mundo y su vivencia de acuerdo a ella.
La única solución integral y pacífica debe contemplar otro Estado de derecho incluso incompatible con el Derecho Romano y que es el Derecho Amerindio basado en la armonía con la identificación con el ecosistema completo e integralmente.
Según esa visión de mundo es la Madre Tierra (Naturaleza) la que originó al ser humano y por lo tanto no tan sólo es un crimen la propiedad de la tierra sino que es una ridiculez que se pagará muy cara al constituirse el ser humano como dueño y explotador de esa naturaleza que lo ha originado (y lo estamos viendo con espanto). Es urgente una constitución donde quepan y convivan respetuosa y pacíficamente ambas concepciones.
Esa única solución debe contemplar la expropiación ocurrida desde la llegada del huinca a estas tierras y todas las formas en que se ha agredido, vejado y realizado el genocidio de esas etnias, incluidas las prácticas de entregarles ropas de fallecidos de enfermedades contagiosas.
Pero no son los Amerindios solos sino todos los convencidos que no hay otro desarrollo humano sustentable sino el basado en el respeto irrestricto del ecosistema, consecuente al conocimiento científico de los mecanismos envueltos en su sustentabilidad dinámica.
Además están todas las religiones que mantienen estos principios como ser las semíticas (Judaísmo, Cristianismo e Islamismo en que la naturaleza es de Dios y el ser humano es simple administrador que debe dar dura cuenta de su uso en beneficio espiritual de todos) y en especial la rama cristiana del Franciscanismo, el Hinduismo, el Budismo y otras. Es rara una Constitución y leyes que no se basan en las religiones que los pueblos tienen.
Es urgente cambiar la Constitución y muchas leyes porque privilegia los bienes y propiedades más que las personas. Tenemos que tener una constitución en donde el respeto a las personas sea el primer valor y toda propiedad o poder deban estar subordinadas a este primer valor. No puede aceptarse que el robo tenga menos sanción que la violación, abuso sexual, el homicidio o la violación a los derechos humanos.
Es urgente una Constitución que obligue a la equidad en la distribución de todos los bienes y no que consagre en forma absoluta el derecho a propiedad de ellos incluido el de herencia de los bienes, causando desigualdades inaceptables desde la mínima justicia, equidad, búsqueda de la paz y armonía.
Es urgente una Constitución donde el robo sistemático a los bienes de todos los chilenos que son parte constitutiva del Estado de Chile sea imposible. El Gobierno no puede ser ladrón legal de esos bienes para entregarlos sin más a las empresas privadas incluidas aquellas cuyos capitales son extranjeros. Debe haber una Constitución que prohíba expresamente el regalo o la venta de Chile al mejor postor.
No es posible una Constitución y leyes que permitan a las empresas especialmente a las comerciales que engañen, se coludan o roben legalmente a los clientes e imponentes como sucede en varias (¿todas?) empresas del retail, de las cuales ya tenemos varias con enormes robos a los consumidores, a las que se ha sancionado con clases de ética o con multas que son ridículas comparadas con lo que han ganado con sus estafas, evasión de impuestos, o inversiones fraudulentas.
No hablemos del robo legal de las AFP o Isapres que otorgan beneficios a los imponentes, ridículos en relación a las ganancias de los administradores o de las “fundaciones” asociadas. La nueva Constitución debe prohibir el lucro monetario a todas las instituciones de educación, salud, previsión, energía u otras de servicio universal y público y toda ganancia de estas empresas debe ser solamente invertida en el beneficio de las personas en sus rubros.
Podríamos continuar, como por ejemplo la prohibición de la ética profesional y oficios en Chile y fomento de la anti-ética de las empresas, o la condición del trabajador que se acerca mucho más a un régimen feudal que a uno capitalista actual (negociación colectiva), pero cualquier lector podrá dejar a estos casos como el prólogo de una lista interminable.
Es necesario que debatamos en todas las instancias posibles sobre un nuevo sistema constitucional y legal, en colegios, familias, sindicatos, juntas de vecinos, redes sociales, colegios profesionales, universidades, etc.
Formemos el Foro Nacional Constituyente que eduque cívicamente y a la vez establezca los fundamentos imprescindibles y consensuados del pueblo de Chile para una nueva constitución. Así preparamos las formas de hacerla, Asamblea Nacional Constituyente, Plebiscito Nacional Constitucional Fundacional, organización Constituyente desde las instancias ya dadas como las Municipalidades.
Este Foro se constituirá por simple presencia y autoridad argumental en el vigía del proceso constituyente. Si quiere usar la Constitución actual empiece por los 7 primeros artículos y sáltese al 19 sobre derechos y deberes constitucionales (medítelo profundamente).
Si compara lo que lee con lo que sucede en Chile llegará a la conclusión que se trata de una broma de mal gusto. Los artículos sobre nacionalidad, administración, constitución y función de poderes del Estado pueden esperar.