27 jul 2014

El secreto encanto de la derecha

En Chile no hemos hecho la Revolución Francesa.Nunca le hemos cortado la cabeza a nadie como para dar por terminados los privilegios de las clases en el poder. Las cosas han ocurrido más bien al revés: son las revoluciones de derecha las que han triunfado y han impuesto sus valores.

Por eso, ni la clase media, ni menos el proletariado o el campesinado, han logrado nunca generar una idea independiente del prestigio de pertenecer a sus filas.La pauta del prestigio ha sido puesta siempre por los sectores conservadores. Lo cual ha venido a traducirse en que los sectores izquierdistas o de centro izquierda, no han dejado nunca de bizquear hacia la derecha.

Ser de clase media no es en Chile ninguna marca de prestigio, como podría serlo, por ejemplo, en Argentina o en Europa. No existen aquí valores puros de la clase media instalados en la sociedad, como podrían ser la moderación, el ahorro, la conciencia ciudadana, etc.

Por otra parte, los valores de la clase obrera o campesina, que sí son propios, están lejos de ser legitimados por el resto de la población. El resultado de esto es que la centro-izquierda pareciera ser la mal amada del sector que culturalmente la desprecia, mostrando a menudo una suerte de fascinación por quienes, por otro lado, define como sus enemigos.

Una demostración de ello es la alegría que siempre produce en la centro-izquierda lograr acuerdos con la derecha, aunque estos sean de muy corta vida y de magras consecuencias.En estos días se ha recordado con mucha pertinencia la famosa foto de la LOCE, en la que los mismos protagonistas que hoy día celebran el acuerdo por la Reforma Tributaria levantaban sus brazos con el corazón rebosante de amor por la patria y confianza en el futuro. Si uno hubiera podido leer el secreto mensaje de este jolgorio colectivo, probablemente habría descubierto con sorpresa que en el fondo de los corazones de los sectores gobiernistas había el siguiente mensaje: “¡Cuando se trata del bien de Chile, somos todos de derecha!”

Buscando una interpretación psicológica de este fenómeno, que siempre será muy discutible, se diría que con este tipo de acuerdos se cumple un escondido sueño de arribismo, por medio del cual los contratantes de izquierda lograrían por fin ascender hacia el lugar que nunca han dejado de ambicionar.

Se podría descubrir esta suerte de arribismo en diferentes ejemplos¿Existe acaso algún político de la izquierda chilena que no aspire a figurar en las páginas sociales de El Mercurio?

¿Se puede afirmar con sinceridad que en los sectores de centro-izquierda no valgan los buenos apellidos?

¿Hay algún político de izquierda que una vez llegado al poder desdeñe el auto con chófer, las invitaciones a los cócteles, y las múltiples formas existentes de codearse con la clase pudiente?

¿Hay alguno dispuesto a perderse la comida en la embajada por tener que ir a la reunión de la junta de vecinos de su sector? Da la impresión de que no, o, por lo menos, eso es lo que se percibe desde fuera.

La obsecuencia de ciertos personeros que en algún momento fueron de izquierda y que sucumbieron a los encantos de la derecha podría también ser significativa. Ellos son los “recuperados”, las figuras que han logrado realizar el sueño oculto de sus congéneres.

Tenemos, por ejemplo, ciertos columnistas recopilados por El Mercurio (no estoy hablando de Peña), que hábilmente han aprovechado su pasado izquierdista para recibir el santo sacramento y entrar en las páginas del diario exponiendo ideas casi a punto de entrar en colisión con su línea editorial, pero que siempre se quedan en el “casi” y por ningún motivo irían más allá.

Son funcionales a esta línea en la medida en que son la prueba fehaciente de la presunción de amplitud del diario y de su maquillaje democrático. Los ex-dignatarios de gobierno que entran en los directorios de grandes empresas y que dejando atrás sus veleidades juveniles se transforman en consejeros de grandes magnates que antes definían como sus adversarios.

Los ex-funcionarios transformados en lobbistas que aprovechan los contactos personales que han recolectado cumpliendo sus funciones para influir desde la empresa privada hacia la clase política y conseguir de ese modo que las cosas vayan en la dirección que les solicitan sus contratantes.

Los ex-funcionarios que han derivado a “opinólogos” y que se cuidan ahora de mostrar demasiado abiertamente sus antiguas preferencias para ganar credibilidad y aparecer como “objetivos”.

Por otra parte, está esa curiosa manera de celebrar conductas que en algún momento se consideraron intolerables.En Chile, un personaje como Carlos Larraín, casi una caricatura que pareciera provenir del museo de las pulgas de la política, y que en un país menos conservador que el nuestro sería considerado insoportablemente anacrónico, aquí pasa por simpático. Se lo ve como un divertido representante de su clase, y como esta clase es la que en el fondo dicta las normas, se perdonan las barbaridades que afirma porque finalmente los valores que él representa son los de mayor prestancia social.

Es monstruoso, ya lo sé, ¿pero quién se encarga ahora de llevar a cabo en nuestro país un cambio radical en la cultura política? ¿Cómo podríamos asentar en Chile los valores republicanos hasta el punto de que lo prestigioso esté dado por ellos y nada más que por ellos?

¿Cómo podríamos derrotar, ya no el conservantismo natural de las clases altas, sino el conservantismo secreto de nuestros políticos de centro-izquierda? ¿Cómo podríamos hacer para que nuestros políticos supuestamente renovadores no hagan más campañas de izquierda para instalar gobiernos de derecha?

Difícil tarea. Por el momento, estamos condenados a seguir discutiendo si es o no legítimo que la educación sea un derecho y no un bien de consumo, si el aborto terapéutico es o no un derecho de las mujeres, si la Constitución es o no resultado de un consenso ciudadano, si los colegios y universidades confesionales deben o no ser financiadas por el Estado, si los derechos humanos deben o no ser defendidos en toda circunstancia, si es legítimo o no que en nuestras Fuerzas Armadas se siga recordando con reverencia el nombre de Augusto Pinochet.

Es decir, tenemos que seguir esperando que también a nosotros nos llegue algún día la Revolución Francesa.

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  • ROpinante

    La Revolución Francesa fue hecha por los sectores populares o por la burgesía?

  • CARLOSMARISCAL

    ¿Quiere cortar cabezas, don Eduardo?

  • cristian gutierrez

    Como siempre un lúcido análisis… como dijo alguna vez en una de sus charlas Hugo Zemelman, los procesos no siempre cuentan con los sujetos necesarios para los cambios.. ahora en Chile, creo que sí están los sujetos (esos sin grandes apellidos) que dicen basta y desde su mundo de nadies se organizan para ajustar el proceso…

  • Guest

    Don Eduardo:
    Espero que haya leído el reportaje a su ex compañero en las JJCC Ernesto Ottone en el suplemento de reportajes de la Tercera de Hoy Domingo, a propósito del lanzamiento de su nuevo libro ( de memorias) “El Viaje Rojo”.
    El mundo ha cambiado, las personas también….
    Att

  • rodrigo cuevas

    Don Eduardo:
    Espero que haya leído el reportaje a su ex compañero en las JJCC Ernesto Ottone en el suplemento de reportajes de la Tercera de Hoy Domingo, a propósito del lanzamiento de su nuevo libro ( de memorias) “El Viaje Rojo”.
    El mundo ha cambiado, las personas también….
    Att

  • orlando

    Claaro, todos los cambios sociales que se han conseguido, muchos de los cuales fueron masacrados por su Tatita, fueron ocurrencias exclusiva de los Ricos. Por ellos, aún nos estarían pagando con fichas y estaríamos comprando en las pulperías.
    No sabia que nacer pobre es sinónimo de no tener ideas. Me imagino que “piensa” lo mismo de todas las razas que no son arias.

  • Guest

    Toda la razón del mundo. También podríamos llamar al fenómeno colonialismo cultural. La llamada centro izquierda está colonizada culturalmente.

  • Leonardo Ogaz Arce

    Toda la razón del mundo. Podríamos denominar al fenómeno como: colonialismo cultural. La llamada centro izquierda chilena está colonizada culturalmente.

  • RodrigoQuintana

    Concuerdo con el panorama expuesto por Eduardo Carrasco. El clasismo y el arribismo han sido las grandes barreras que han impedido construir un país integrado y es un fenómeno que ha atrevesado toda aventura reformista en nuestro país desde su “independencia”. El fenómeno es culpable también de que Chile no posea una identidad cultural consolidada, pues nunca la elite ha invertido en cultura nacional o popular, hace 100 años se miraba a Paris hoy, y desde hace 40 años, a Miami.
    Hay que recordar, sin embrago, que ese arribismo y clasismo también impregnó a quienes fueron protagonistas de la era de la Nueva Canción Chilena, no se puede negar que desde la peña de los Parra no se miraba con buenos ojos a los de la Peña Chile Ríe y Canta y viceversa, ambos bandos en querellas por su origen social o cercanía al poder o la excelencia creativa.
    En los años 90 al señor Carrasco se le vio en campus universitarios combatiendo durante asambleas a quienes propugnaban algo tan “prestigiado” hoy como la educación gratuita, demanda presentada en esos años solitarios como una mínima reivindicación de arancel diferenciado.
    El anhelo por desmantelar la educación y hasta la constitución de Pinochet tiene 24 años y en esa década, el señor Carrasco simpatizó demasiado con su grupo de pertenencia, que catalogaba esas demandas como ilusorias, irresponsables e imposibles, pues su grupo se arrogaba la potestad de lo que era real y lo que no era real, realista y no realista. Tienen bastante mala memoria, hasta apostaban por las universidades privadas al empezar a hacer clases en ellas.
    Fruto de esa defensa cerrada de su grupo de pertenencia por todo lo que era realista, existen hoy miles de profesionales o semi profesionales endeudados, junto a la consabida crisis de la educación estatal, hoy los grupos privados en la educación poseen hasta prestigio académico siendo que no invierten en investigación en su enorme mayoría.
    Valioso el texto del señor Carrasco a quien admiro y respeto en su trayectoria artística y del pensamiento, nunca es tarde para que desde su grupo de pertenencia se den cuenta cómo han vivido estos 24 años los marginados de las redes de prestigio e influencia, algo que a él no le ha pasado, gracias a su trabajo y esfuerzo.

  • Jacqueline

    Notable columna. Pocas veces veo reflexiones tan lúcidas. Insisto en que “Rebelión en la granja” de Orwell es la mejor fábula que existe, pues representa a la perfección la propensión natural del ser humano en sociedad.

  • Luis Palma Tello

    Estimado Eduardo:

    Te presento tres citas que ilustran el cambio de paradigma:

    “Todo cambia, nada permanece… no podemos bañarnos dos veces en el mismo río …”
    (Heráclito).

    “Los problemas significativos que afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en el que estábamos cuando los creemos”…
    (Einstein).

    “Las circunstancias difíciles suelen dar origen a cambios de paradigma, a marcos de referencia totalmente nuevos, a través de los cuales la gente ve el mundo, se ve a sí misma, ve a los otros y a lo que la vida le pide”..
    (Victor Frank).

    He presentado estas citas, porque el cambio en las personas es inherente al ser humano y a la naturaleza…

    Incluso, se señala que las personas e instituciones más flexibles … son las más sanas.

    Y si consideramos… que los momentos más difíciles dan origen al cambio de paradigma … llegamos a la conclusión:

    Que todos nosotros hemos cambiados… en estos 41 años… con lo bueno y lo malo…

    Y lo malo … ha sido … muy malo.

    Hay chilenos y chilenas… que han estado en el infierno en vida…
    no una vez… varias veces… incluso algunos continúan allí…

    El cambio es inherente al ser humano y a la naturaleza…

    Pregunto: ¿Nosotros somos los mismos… o hemos cambiado?

    “El darse cuenta” … de este cambio… es mirarse a sí mismo con objetividad y aprecio… para valorizar el camino recorrido en la búsqueda de nuestra vocación en la vida.

    Afectuosamente.

  • Luis Palma Tello

    Estimado Eduardo:

    Es muy positivo teorizar … pero siempre hay que ver la realidad… es lo más científico es “lo que es”… No lo que “yo quiero que sea”:

    ¿Qué aprendimos con el Golpe Militar?…

    ¿Aprendimos a ser más sectarios y totalitarios… rechazando los acuerdos y consensos?…

    ¿Habrá que ubicarse en el tiempo y espacio: Chile 2014 o en el pasado?

    ¿Es fácil criticar a la centro izquierda… cuando no se tiene la guitarra en las manos?…

    ¿O estamos equivocado el 62% que votamos por la Presidenta Bachelet? …

    “Cambia todo cambia… nada permanece”…

    “Las personas e instituciones más sanas son las más flexibles”.

    Afectuosamente.