En el terremoto y tsunami de 2010, la presidenta Michelle Bachelet tardó en llamar a las Fuerzas Armadas para que intervinieran para detener los saqueos y fue criticada por ello. Este año, se apresuró a llamarlos para el mismo efecto en el terremoto del norte y recientemente en los incendios de Valparaíso.Está bien que en las urgencias se recurra a todos los recursos que estén a mano. Pero distinto es establecer como sistema tal recurso o contar establemente con el.
La pregunta es ¿recurrir a las FF.AA es el mejor recurso para situaciones de terremoto, de incendio u otros similares?, o más concretamente ¿para reprimir acciones de pillaje y saqueo en estas eventualidades?
Reprimir robos, saqueos, pillajes en toda circunstancia es propio de la policía. Para todo esto debe estar preparada tanto en circunstancias normales como en urgencias.En cambio las FF.AA. no están preparadas para estas tareas, ni en circunstancias normales y menos todavía en urgencias. El tener que recurrir a ellos en dichas urgencias, ha sido efecto de descuidos e imprevisión.Lo que hay que hacer pues, es prevenir y corregir estas imprevisiones y no perpetuar los recursos improvisados y por tanto no adecuados normalmente.
Nos hace falta apreciar mejor y equipar más generosamente a nuestros carabineros, los encargados de la seguridad en el país.En los incendios de Valparaíso tendríamos que haber tenido las dotaciones necesarias de carabineros que pudiesen acudir a la urgencia, juntamente con los bomberos y todo el equipo material y personal necesario para apagar incendios. Por de pronto, helicópteros estanques tan necesarios y todavía escasos en el país.
La represión de asaltos y saqueos en estas circunstancias no es una operación fácil que se pueda improvisar.Exige sabiduría, experiencia y habilidades adquiridas.
Nuestras administraciones durante sucesivas generaciones, han adquirido la mala costumbre de confundir defensa con seguridad y han asignado repetidas veces tareas de seguridad a organismos de defensa. Han entregado la policía y seguridad de nuestras costas y mares a la Armada de Chile, preparada y armada para la defensa.
Han asignado misiones que requieren policía, a equipos de defensa de fronteras. En vez de acomodar instrumentos para las tareas por hacer, hemos asignado las tareas a instrumentos no aptos para ello.
Volviendo a la última de las urgencias que debimos prevenir es encomiable el gran esfuerzo que se ha hecho frente a las eventualidades de terremotos y tsunamis, y añadamos las erupciones volcánicas.Pero en estos temas evitemos la exageración.
La exageración de las prevenciones contra estas tres calamidades puede ser, y de hecho ha sido en ocasiones, excesivamente onerosas. Campesinos que ante posibles erupciones volcánicas han debido abandonar sus habitaciones, sus trabajos y sus queridos animales. Ensayos de evacuación que han terminado por causar verdaderas psicosis en las ciudades del norte. “Est modus in rebus”, tiene cada cosa su proporción, dice el adagio latino.
Terminemos con un llamado a la educación de la responsabilidad, tremenda y difícil tarea, pero muy necesaria. Pienso al respecto, sobre todo, en los incendios. Cada año se dan y son millones de pesos que perdemos en cada uno.
Que cada individuo asuma su responsabilidad por el bien común, así como cada profesión asuma lo que les corresponde en común.