Un grupo de diputados y senadores acaba de formar una “bancada parlamentaria por una Asamblea Constituyente”. La integran los diputados Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Vlado Mirosevic, independientes; Karol Cariola, Camila Vallejo, Guillermo Teillier y Daniel Núñez, del PC; Maya Fernández, Leonardo Soto y Daniel Melo, del PS, Claudio Arriagada y Yasna Provoste, de la DC; Cristina Girardi y Jorge Insunza, del PPD; Alberto Robles y Marcos Espinoza, del PR; Gaspar Rivas, de RN. También están los senadores Guido Girardi (PPD) y Antonio Horvath (Democracia Regional).
El objetivo es presentar un proyecto de reforma constitucional que faculte a la Presidenta Bachelet a convocar a un plebiscito en el que los ciudadanos se pronuncien respecto de si desean o no que se elabore una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente.
El grupo dio a conocer un manifiesto que, entre otras cosas, dice:“Nuestra carta magna no refleja una visión consensuada sobre lo que constituye el interés general, ni tampoco interpreta el sentir de los chilenos sobre las normas que deben delinear el funcionamiento de nuestra democracia. Es una constitución ilegítima, impuesta por la fuerza y, fundamentalmente, anclada en un Chile muy distinto al actual”.
Es perfectamente válida la discusión acerca de la forma y el contenido de los cambios constitucionales. En todo caso, tratándose de integrantes del Congreso Nacional, cabría esperar cierta congruencia entre lo que proclaman y los cargos que ocupan. Mal que mal, se esforzaron bastante por llegar a esos cargos.
Es cierto que algunos acaban de llegar al Parlamento y están recién aprendiendo el oficio, como Boric, pero otros llevan unos cuantos años allí y conocen todos los secretos del oficio, como Girardi.Si dicen que la actual Constitución es “ilegítima”, deben responder muchas preguntas.
¿Afirman que sus propios cargos son espurios? ¿Que incluso las dietas que reciben son ilegítimas? ¿Se proponen devolver ese dinero dudoso? ¿Es que todas las instituciones –incluido los partidos políticos- carecen de legitimidad? ¿Significa acaso que la Presidenta Bachelet gobernó ayer y gobierna hoy de acuerdo a normas ilegítimas?
Por razones de fidelidad histórica, hay que decir que la Constitución que nos rige fue legitimada en el momento en que los chilenos se inscribieron en los registros electorales y votaron en el plebiscito de 1988. Gracias a ello, triunfó el NO, se aprobaron 54 reformas en 1989 y se eligió al primer Presidente democrático, además de la Cámara y el Senado.
La Constitución se ha reformado muchas veces y los cambios más significativos se aprobaron en 2005. ¿Qué sentido tiene desconocer todo eso?
Los firmantes del manifiesto que llevan más de un período en el Congreso han aprobado múltiples reformas a la Constitución, una de las cuales estableció el año pasado que la educación preescolar es obligatoria y está garantizada por el Estado.
Estos parlamentarios u otros tienen pleno derecho a proponer una determinada forma de cambiar la Constitución, pero no pueden desconocer los actuales procedimientos, los cuales se pueden modificar por supuesto, pero a partir del marco legal vigente. Esta no es una discusión teórica sobre la validez del mecanismo de la Asamblea Constituyente en un determinado contexto. Es una discusión política concreta en un país concreto, el nuestro.
Y ello obliga a ser responsables, o sea a pensar en las implicancias de dar ese paso.Los políticos que tienen visión de Estado no se conforman con lanzar una proclama, sino que tratan de visualizar qué pasará después, cuáles serán los pasos siguientes y, sobre todo, cuál será el probable resultado.
Los firmantes del manifiesto se limitan a repetir la demanda de la Asamblea y nada más.No aportan información alguna sobre cómo la conciben, cómo se elegiría, cuánto tiempo funcionaría, cuál sería el itinerario, si Chile tendría en algún momento dos parlamentos, etc.
Tomemos solamente el asunto de la elección de los constituyentes. ¿Serían elegidos de acuerdo a las normas del sistema binominal? ¿O con otro sistema? ¿Cuál concretamente? ¿O están pensando quizás en una forma “participativa”, como pedir que los movimientos sociales designen delegados? Lo serio es que aclaren qué están proponiendo realmente.
La impresión que queda es que detrás del lienzo de presentación de la nueva bancada para las cámaras de TV no hay una propuesta políticamente sólida, que resguarde la gobernabilidad y la estabilidad.Chile requiere cambios bien pensados, que mejoren las cosas, no ruido mediático.
Lo realista es que una comisión del Senado y la Cámara se aboque al estudio riguroso de los cambios constitucionales. El país no está en crisis, y hay que hacer todo lo posible para que no llegue a estarlo. Luego de que el Congreso realice su tarea, será perfectamente razonable que los cambios sean sometidos a un referéndum.
Considerando la nutrida agenda de reformas que propicia el gobierno, algunas muy complejas como la tributaria y la educacional, la propuesta de llamar a plebiscito sobre una fórmula vacía y que podría meter al país en un atolladero no parece tener en cuenta la necesidad de ayudar a la Presidenta en la difícil tarea de gobernar.