La aprobación en la Cámara de Diputados de la reforma constitucional que otorga el voto a los chilenos en el extranjero representa un avance importante para el país, pues integra en derechos a todos los chilenos y amplía la democracia y la participación ciudadana.
Solo la UDI se ha opuesto en bloque a esta reforma.En su daltonismo, este partido mira a los chilenos en el mundo y ve un bosque de banderas rojas y puños cerrados y cree, reviviendo el espíritu del artículo 8 transitorio, que hay allí una masa electoral de exiliados políticos de la dictadura a los cuales hay que seguir negando derechos para preservar los subsidios electorales que la UDI ha cautelado con el sistema binominal y con la exclusión del voto en el exterior.
La UDI le teme al voto de los chilenos en el exterior, como antes temió a la eliminación de los senadores designados y vitalicios y de otros enclaves de la dictadura.Su concepción sigue siendo la de una democracia limitada y la de una derecha protegida que resiste a todo cambio en pleno siglo XXI.
Sin embargo, lo que la UDI no comprende es que la enorme mayoría de los chilenos en el extranjero son personas que se han radicado allí por razones laborales, de estudio, familiares o simplemente porque han decidido vivir una experiencia personal en un mundo en que las distancias geográficas y de tiempo se van haciendo cada vez más estrechas en medio de la revolución digital de las comunicaciones y de la era de gran innovación tecnológica en que vivimos.
La UDI y su grupo dirigente para el cual el mundo global y sus características, como la universalización de los valores y reglas de la democracia, sigue siendo ancho y ajeno, no capta que probablemente el voto de los chilenos en el exterior no difiere significativamente, en su composición política, al voto de los chilenos en Chile y que de cualquier manera resulta vergonzoso que una fuerza política viva del cálculo electoral y de la exclusión ideológica y en virtud de ello niegue derechos ciudadanos a los chilenos en el extranjero como niega reconocimiento constitucional a los pueblos originarios dentro de Chile.
No conozco ninguna derecha en el mundo que se oponga a que sus connacionales que viven el exterior tengan derechos ciudadanos y en ello la UDI está hoy sola dentro y fuera de Chile. Es un partido que camina en contra de las tendencias históricas.
El mundo global es un mundo de grandes migraciones, de traslado de seres humanos de un país y de un continente a otro por razones laborales, de búsqueda, de conocimientos y experiencias que se ganan recorriéndolo. Es un mundo, a la vez, donde los países buscan preservar sus identidades y su raza casi como un esfuerzo desesperado para seguir existiendo como tales.
¿Han pensado los dirigentes de la UDI porqué razón casi todos los países del mundo garantizan el voto de sus connacionales que viven fuera del territorio?
Italia elige directamente diputados y senadores en distritos en América Latina, donde hay concentrada, como sabemos , una gran población de origen italiano para que los represente en Montecitorio y Palazzo Madama. Ningún partido en la península saca una calculadora para garantizar este derecho.
Hay un interés superior : el vínculo de los italianos y sus descendientes con Italia, que Italia esté en el mundo a través de sus connacionales que residen en diversos países del planeta.
Si esto hace un país como Italia y España, Francia y la mayoría de los países de Europa y América Latina ¿no debería hacerlo Chile que tiene solo 16.5 millones de habitantes y una preocupante baja tasa de natalidad ?
Es falaz el argumento sostenido por la UDI de que las autoridades deben ser elegidas solo por los que viven en Chile. Son ya miles los chilenos que a través de las redes sociales se informan, participan con sus opiniones en el debate político interno del país o hacen negocios con Chile, porque hoy no importa si tu escribes en Shangai o en Avenida Matta, en Atenas, donde hay cientos de marinos mercantes chilenos esperando embarcarse para ganarse la vida, o en Iquique o Valparaíso.
Es la magia de la revolución digital de las comunicaciones que la UDI quiere ocultar con una decisión burocrática excluyente, privando de un derecho constitucional que se debe tener por el solo hecho de ser chileno independientemente de donde se resida transitoria o permanentemente .
La política de la UDI en relación a los chilenos en el exterior es la continuidad de la letra L o de la negación de pasaporte a la cual muchos chilenos exiliados fuimos sometidos durante la dictadura.
Por ello, el ideologismo de la UDI causa daño a Chile, y es relevante que la Cámara haya aprobado esta reforma constitucional y que en el Senado tenga una adhesión no solo de Nueva Mayoría sino también de los senadores independientes, de RN, que han anunciado un voto favorable y del naciente movimiento Amplitud.
Yo más que enjuiciar a la UDI o de alegrarme del aislamiento que tendrá su postura, espero que algunos de sus líderes en el Senado reflexionen y entiendan que un mundo global muchos seres humanos vivirán entrando y saliendo de sus países, como ya preveía McLuhan cuando en los años 60 instala el concepto de Aldea Global donde la tecnología de las comunicaciones hace que espacio y tiempo prácticamente no existan y ciertamente no son determinantes para establecer la nacionalidad y los derechos de una persona.
Esta depende ya hoy más de factores culturales y de vínculos emotivos que de dependencias territoriales.
Además, en un mundo posmoderno las certezas ideológicas, sobre todo las mas retrogradas, muchas ideas consideradas sagradas, se derrumban y en la liquidez del mundo que vivimos es imposible negar derechos a ciudadanos por el solo hecho de vivir fuera de las fronteras de su país que en el siglo XXI serán cada vez más un artificio.
Hoy hablan nuestros físicos y astrónomos que en algunos decenios podrán instalarse comunidades de terrestres en otros planetas.
¿La UDI les negará también a ellos sus derechos constitucionales por no vivir ya no sólo dentro de las fronteras de Chile sino fuera de la tierra?
Para estar en política hay que entender el mundo que vivimos y sus cambios y la UDI en este como en otros temas se queda irremediablemente en un pasado muy lejano.