A un año y medio del terremoto del 27/F (julio de 2011), la Aldea el Molino de Dichato se había constituido en el asentamiento de familias más grande de Chile. Reunía a más de 500 familias en viviendas de emergencia en condiciones de precariedad y pobreza.
Junto a ella, en esa fecha, varias otras aldeas de la comuna de Tomé, producto de la falta de respuestas y soluciones concretas terminaron protestando tomándose el camino de acceso a Dichato durante varios días.
Hubo lacrimógenas, excesiva violencia de carabineros, impotencia, rabia etc. Hasta que finalmente el Intendente de la 8° Región se tuvo que sentar con los dirigentes de cada una de las Aldeas para fijar un compromiso de soluciones que aceleraran el proceso de reconstrucción. Así también fue nombrado un delegado presidencial del Presidente Piñera. Todo esto, a 17 meses de ocurrido el terremoto.
¿Qué aprendimos de todo eso?
Que el trabajo gubernamental se hace más efectivo cuando es junto a los dirigentes vecinales que conocen la realidad de su zona y las familias de sus poblaciones.Validar a los dirigentes, hacer mesas de trabajo, escribir los acuerdos, explicar con claridad los procesos para que sean transmitidos a las bases, es fundamental.
Lo anterior evita el aprovechamiento.Evita que personas que no fueron perjudicadas se beneficien de los subsidios, de los bonos, de las ayudas de emergencia.No hay mejor mecanismo de fiscalización que los mismos vecinos.
Que tiene que constituirse un equipo exclusivo desde el ministerio de Vivienda que haga efectiva la entrega de subsidios, la regularización de títulos de domino, la búsqueda de terreno para nuevas poblaciones, los acuerdos con las constructoras.
Tiene que ser un equipo técnico y social que tenga un catastro claro de las familias que necesitan una vivienda, que acompañe los mecanismos de postulación y que vaya periódicamente explicando los procesos que se van desarrollando. En Dichato, los vecinos participaron en la búsqueda de terrenos, en el tipo de casa etc.El equipo gubernamental tiene que hacerse experto en “Asambleísmo”.
Lo anterior hace que haya un Director de SERVIU regional capaz de manejar esta situación de catástrofe y que se comprometa con su equipo a trabajar durante los cuatro años de Gobierno de la Presidenta Bachelet. Sin mezquindades políticas, se necesita a los mejores para hacer este proceso. No hay nada peor para la continuidad de los procesos, que el cambio de interlocutores.
El congelamiento o suspensión de la Ficha de Protección Social es fundamental. Muchas de las personas que perdieron sus casas no tienen el puntaje necesario para recibir las ayudas estatales. A todos quienes perdieron sus casas se les debería poner rápidamente en un puntaje que les permita tener al alcance todos los beneficios a los que pueden optar los más vulnerables.
Un Delegado presidencial tiene que vivir en el lugar de la catástrofe y tiene que tener el poder suficiente para no tener que viajar constantemente al ministerio de Vivienda o al Palacio de Gobierno para tomar decisiones rápidas y oportunas.
El Municipio, más allá de los colores políticos, tiene que ponerse el servicio del equipo de trabajo en conjunto. Desde lo que a ellos les toca y a lo que a ellos les incumbe tendrían que tener también un equipo especial para reconstrucción que involucre pensar la ciudad desde un mejor y más pertinente plan regulador como así también las ayudas sociales que desde allí se brindan. Aquí la capacidad técnica de la “Dirección de obras Municipales” se hace igualmente fundamental.
Se necesita la unión de los parlamentarios de la zona. No ayuda en nada a resolver los problemas urgentes sólo para la foto o convocar a una reunión que no aportará en nada.
El parlamentario escucha, atiende, acoge pero transmite con mesura al delegado o quien corresponda las inquietudes de los vecinos. Quien pretende hacer campaña política de esta tragedia pierde el sentido profundo de la vocación política.
La ayuda organizada y pertinente de las ONGs es fundamental. Constructores de viviendas de emergencia, apoyos psico-sociales, atención médica, todo es bienvenido siempre que esté articulado en la intervención integral.De nada ayudan los francotiradores.
Proyectar ya lo que será el próximo invierno a partir del catastro de familias damnificadas.Incluso aquellos lugares que no sufrieron con el fuego en Valparaíso, pudiesen sufrir derrumbes producto de la erosión del suelo o las personas puedan sufrir enfermedades por hacinamientos u otras condiciones que no les permitan pasar un buen invierno. ONEMI, Municipio, etc. Vamos pensando como programar el invierno.
Priorizar los empleos de emergencia para aquellos que han perdidos sus hogares. El trabajo es fundamental para mantener a la familia.
En definitiva, el delegado presidencial y su equipo deben instalarse en Valparaíso e Iquique. Tener una sede, que la gente los identifique, que tenga ascendencia sobre el Director Regional del Serviu y que trabaje codo a codo con el Intendente, municipios etc.
Si hay algo que faltó en Dichato fueron promesas realistas, fue explicar lo procesos en forma clara y honesta, fue la participación de las familias, fue anticiparse a los posibles conflictos, fue finalmente la falta de experiencia que terminó siendo inoperancia para resolver la urgencia de esas familias.
No sería malo que el Gobierno de la Presidenta Bachelet pregunte, consulte y pida ayuda a aquellos que después de las protestas siguieron ahí y fueron capaces de resolver los problemas de vivienda para muchas familias que lo habían perdido todo.
Nota de la E. Iván Navarro fue el coordinador de las obras sociales de la Compañía de Jesús en la Octava Región entre 2011 y 2013 y le tocó acompañar durante los días de las protestas a los dirigentes de Dichato de manera directa.