Iniciamos un proceso político que está dando sus primeros pasos, no exento de dificultades, retomando, administrando y diseñando la forma de gobernar que la mayoría de los chilen@s prefieren, para realizar las reformas exigidas por la gente y el sentido común.
Un gobierno que en menos de 15 días ha dado muestras de la celeridad, compromiso, disposición y responsabilidad para cumplir con el programa que abarca muchas dimensiones con acento en disminuir la brecha desigual que persiste en nuestro país.
Por esto, aplaudimos el aporte permanente familiar de marzo, el mal llamado bono, ya que es una política pública focalizada hacia las personas más vulnerables de nuestro sistema económico.
Los partidos políticos de la Nueva Mayoría en cambio han dado la nota roja. Los errores cometidos en la propuesta de los profesionales que colaboren en el gobierno, dan cuenta que no hay voluntad para ocuparse de la meritocracia en primer lugar y dejar afuera los favores o intereses particulares políticos, es decir, las malas prácticas políticas a flor de piel.
Cúpulas y militantes postulantes, indolentes frente a la situación paradigmática de la sociedad actual, en la cual la transparencia y la participación directa son el modelo cultural vigente.No sólo debemos hacer un mea culpa, sino avanzar en realizar ejercicios que colaboren a cambiar conductas.
Aunque hay diferencias entre las faltas de las personas renunciadas, pagando justos por pecadores, la incidencia de los medios y de los distintos grupos de interés ciudadano, político social están empoderados de una manera desequilibrada muy peligrosa que puede torpedear de manera grave la construcción de las reformas profundas que necesitamos.
Y desde este punto de vista, los medios tienen una responsabilidad muy importante, ya que estamos viviendo una sociedad “Red”
Veo con desazón la impronta de los medios de comunicación masivos que no están jugando uno de sus roles tan importantes como el de la entretención e información, me refiero a la educación…tampoco existe una supervisión para que se cumplan los estándares de la diversidad del pensamiento social y cultural de Chile.
Los contenidos son hoy el desafío de las comunicaciones y como se conjugan todos los valores humanos, la libertad, la dignidad, la paz, la justicia, la solidaridad, entre otros.
El rol fiscalizador, justiciero, social y político que asumen los medios, me parece genial, es la nueva forma de hacerse parte del trabajo de las instituciones, el riesgo es la farandulización de ello.
Una tarea sin duda entusiasmante para tod@s.
Estamos llamados a contribuir desde los distintos escenarios donde nos corresponda actuar, para encontrarnos con la buena política que soñamos.