“Esa fluidez intersticial del poder que baña toda la red porosa de lo social, (y lo político), lo mental y de los cuerpos, esa modulación infinitesimal de tecnologías de poder, (donde relaciones de fuerza y seducción están inextricablemente mezcladas), todo eso se lee directamente en el discurso de Foucault”. (Baudrillard)
Foucault, Foucault, Foucault.
Los que tomaron las primeras decisiones en las nominaciones de los futuros ministros no leyeron al autor francés, mientras que otros y otras, parecen estudiantes muy aventajados.
“Me limito a decir que desde el momento mismo en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia (…) Siempre es posible modificar su dominio en condiciones determinadas y según una estrategia precisa (…) La que nos propone el derecho, el poder como ley, prohibición, institución, (…) que no describe al poder (…) y el modelo estratégico (de combate), en términos de relación de fuerzas.” (Foucault).
Faltó inteligencia política, cuya esencia es la gestión de los flujos de las fuerzas del poder, que no se destruye sólo se transforma, en la denominación de la ex subsecretaria de Educación.
Aparentemente no se consideró la importancia del lenguaje y lo simbólico con el manejo de la opinión pública a través de los medios y redes sociales, como nuevos instrumentos letales del manejo del poder.
Hoy no es la “cantidad” de poder lo esencial, sino la velocidad y capacidad de anticipación de respuesta frente a los cambios presentes y futuros probables. Los estudiantes y fuerzas fácticas, fueron muy veloces en el manejo de la “guerrilla irregular” del poder.
Tampoco se consideró que en la “microfísica” del poder, lo importante son los campos dinámicos de fuerzas fácticas y simbólicas en desequilibrio permanente, y que “pequeñas” perturbaciones (como la generada por el nombramiento de Claudia Peirano), son capaces de generar cambios globales potencialmente catastróficos.
Tampoco se consideró el manejo que hacen del poder los jóvenes, tildados de “narcisos” (como si fuera novedad), “omnipotentes” (y vaya si lo son), radicalizados e inflexibles.
Además agrego, son grupales, aventureros, y guardianes de (su) justicia, los ideales y utopías que muchos apresuradamente quieren enterrar.
Menos se consideró que habiendo en ellos y ellas idearios anarquistas, Proudhon ya afirmó, como un buen adolescente de hoy, una forma de poder implosivo: “No más partidos. No más autoridad. Libertad absoluta del hombre y del ciudadano.Esta es nuestra profesión de fe política y social”.
Habiendo conseguido los jóvenes una autonomía política anticipada ganada legítimamente en la calle y hoy en el poder legislativo, se volvieron felizmente, más perturbadores y muy desafiantes, en su capacidad que no van a resignar, de movilizar y acelerar los cambios en el tiempo histórico, político y social.
Paradójicamente al futuro gobierno le ha faltado lo que criticó ferozmente al anterior, inteligencia política.
A los jóvenes hay que convocarlos y tenerlos de aliados participantes bajo un poder que también los convoca poderosamente.El verdadero poder del servicio.
El futuro gobierno olvidó que cuantas huelgas y barricadas (y encapuchados), cuantos discursos y adoquines hicieron falta, para que se comience a apreciar que todo es político.
Aunque, si todo es político, nada es político, y si nada es político, todo no es más que un juego de poder con ganadores y perdedores. Aquí no existe el “winwin”.
En el primer partido político de ajedrez de hoy, estudiantes 1, futuro gobierno y viejos e ingenuos políticos, 0. La reina se salvó del Jaque Mate, con un “enroque”casi silencioso.
Esperamos la revancha.