Después de la celebración de la Navidad y Año Nuevo florecen energías más positivas, pero rápidamente decaen con la tozudez de este Gobierno.
La idea de insistir en una estrategia legislativa derrotada por las urnas habla de la falta de visión que permanece en los funcionarios y funcionarias gubernamentales salientes.
No es posible que quieran mantener la discusión de los proyectos sin contar con los acuerdos para avanzar considerando todas las voces involucradas.
La Nueva Mayoría es una fuerza política en evolución constante y poderosamente ciudadana, que estará disponible y dispuesta a realizar todas las tareas que vayan en la dirección de las exigencias del programa diseñado sobre las transformaciones políticas, económicas y sociales acordadas democráticamente.
La pretensión del Gobierno de imponer con fórceps una ruta legislativa a dos meses del cierre de su periodo nos reitera su desinterés en sintonizar con las personas, sus problemas, conflictos y dificultades.
Molesta esa falta de ubicación en el tiempo y espacio político, porque entorpece la gestión y la creación de políticas públicas de calidad. Normas que permitan el desarrollo integral que esperamos hace tiempo los chilenos y chilenas.
No queremos vetos que busquen doblarles la mano a los ciudadanos, no queremos Ministerios que no sean discutidos en profundidad, no queremos que dejen amarrados programas ministeriales que contradicen el itinerario solicitado por la mayoría del país.
El nuevo rol que debería estar en el primer plano de este gobierno brilla por su ausencia.Debería tomar nota de la oposición, de su forma de hacer política, escuchando a la gente y actuar en consecuencia, sin faltarle el respeto a las mayorías.
Si desde el Gobierno dedicaran sus esfuerzos a ello, otro gallo cantaría.