Chile empezará a transitar nuevamente durante 2014 desde la arrogancia a la esperanza.Ya lo hizo en 1990, sólo que ahora hay que recorrer nuevos caminos en un mundo cada vez más cambiante y desafiante y que son muchos más los nuevos caminantes.
Las expresiones, “el gobierno de los mejores y la excelencia”; “en 20 días hemos hecho más que la Concertación en 20 años”;”haremos el mejor censo de la historia”, quedarán como expresión de la soberbia y el sin sentido que impidió permanentemente la sintonía entre el gobierno y las mayorías nacionales.
Un gobierno que confundió las habilidades y los intereses de grandes empresarios y gerentes, es decir de una minoría, con el deber de realizar una política de estado democrática, participativa e integradora. Un gobierno de derecha que instaló en el mejor sentido un gobierno de “clase”.
Tenemos ahora la oportunidad de construir una nueva democracia, integradora, inclusiva, participativa, es el foco de la esperanza depositada por la mayoría de los chilenos en el gobierno de la nueva mayoría.
Desde luego la responsabilidad de nuestra Presidenta es central no sólo para ejercer su liderazgo en el cumplimiento del programa de gobierno sino que para percibir y encarnar esta nueva esperanza.
También para valorar e incorporar un rol activo de los partidos políticos en el apoyo al gobierno, en la definición de las grandes tareas, en la difusión de su obra y también en la tarea de educación cívica de nuestro pueblo que debemos retomar desde el sistema escolar pero no sólo en el aula.
La reciente experiencia frustrada del gobierno de la alianza de derecha, enseña que, en democracia, el rol de los partidos políticos resulta indispensable para gobernar.
Por su parte, la responsabilidad de los partidos políticos que integran la nueva mayoría es central, no sólo para procesar sus legítimas diferencias lo que parece obvio, sino que para sintonizar la acción del gobierno con los actores sociales cada vez más demandantes de protagonismo, sin los cuales no habrá posibilidad de cambios reales y sustentables, y para respaldar con lealtad a toda prueba a la Presidenta.
Fin a la “política entre cuatro paredes” y sí a la trasparencia y a la participación ciudadana.Aunque les moleste a algunos pocos, sí es cierto que una nueva esperanza recorre Chile.
La esperanza de una atención de salud garantizada para todos los chilenos.
La esperanza de jubilaciones dignas y claramente superiores a las actuales.
La esperanza en una educación pertinente, gratuita y de calidad para la juventud chilena pero también la capacitación técnica y profesional entendida como un proceso de actualización permanente para todos los trabajadores chilenos.
La esperanza en una nueva institucionalidad expresada en una nueva Constitución que defina los grandes valores e intereses de la sociedad chilena de manera participativa y democrática, que establezca los derechos y deberes ciudadanos sin exclusiones ni discriminaciones y que defina a todos los pueblos habitantes del bello Chile como hermanos.
La esperanza de contribuir a un mundo en paz participando activamente en la sociedad global a través de foros y organismos internacionales.
La esperanza que los chilenos podamos cambiar el eje de nuestras preocupaciones de la obsesión “del tener” al paradigma “del ser”.