Democracia es “gobierno del pueblo”. Significa que el poder político para tomar decisiones que repercuten, conducen u obligan a todo el pueblo reside en todo el pueblo por igual. Podría terminar aquí el artículo ya que en Chile no sucede esto ni algo que se le parezca. Se confunde la votación con democracia.
La votación es una herramienta de la democracia para dirimir lineamientos alternativos sobre los objetivos de esa toma de decisiones respecto de las políticas de desarrollo de un país. Pero la votación no reemplaza ni es sinónimo de democracia.
Es más la votación puede enmascarar a un proceso fascista como fue la que aprobó la constitución (autoritaria extrema) que nos rige, que sigue vigente, por lo que se demuestra que Chile no es democrático; el binominal no permite alternativas al sistema capitalista pseudo neoliberal oligárquico y los quórums imposibles de sobrepasar, por lo que una minoría impone su fascismo a la mayoría.
La existencia de la democracia no se demuestra en las votaciones sino en la vida diaria ya que el estilo democrático se aplica en toda circunstancia que el ser humano vive.
La vida del ser humano promedio se ocupa unas 10 horas en trabajar o en estudiar que es el equivalente para el niño y el joven, incluyendo el transporte al trabajo para obtener la subsistencia o llegar a la escuela, 8 horas de descanso incluido el sueño reparador y nos quedan 6 horas para ir a los mercados, comer, excretar, asearse, tener vida familiar, actividades lúdicas o entretenerse, sexuar en sentido amplio, fomento, protección y mantención de la salud propia y de la familia, actividades religiosas y de barrio y así se nos va la vida.
Veamos la democracia en el trabajo que es el 56% de la vida consciente. Los trabajadores no eligen a los empresarios. No hay democracia en la mayor parte de la vida del ser humano y esto no sólo en la gran empresa sino que en la pequeña y mediana también.
Los empresarios, especialmente en Chile que se acerca más a un régimen feudal que a uno capitalista moderno, son más bien tiranos que imponen sus decisiones, por ejemplo inversiones, salarios, condiciones de trabajo, etc. a los trabajadores.La participación de los trabajadores en todas estas decisiones a través de la negociación colectiva es casi un chiste, es más bien una imposición al colectivo.
Sin embargo en Europa en muchas empresas los trabajadores están participando en la dirección de las empresas y ya se están instalando empresas de personas cuyo objetivo no es tanto optimizar las ganancias sino que el bienestar y desarrollo de todos los trabajadores (incluidos los empresarios).
La división entre propietarios de los medios de producción y trabajadores hace una desigualdad e inequidad cualitativas insuperables: divide a los seres humanos en explotadores o dueños del capital y manejo de la ganancia de la venta de la mercancía producida por los trabajadores y explotados, personas a las que se les enajena el producto de su trabajo a cambio de un salario impuesto que es menor que el correspondiente a toda la ganancia distribuida equitativamente.
No es Marx el que inventó la condena a la explotación del pobre sino que está claramente expresada en múltiples partes en la Biblia.
Democracia en el sueño es difícil aplicarla, pero no faltará el que sueñe siendo un trabajador explotado o siendo un empresario con muchos trabajadores a cargo.
Democracia en la familia, esta sí que es muy importante. Hay muchos estilos de socialización de los padres. Está el autoritario impositivo (fascista) que nada tiene de demócrata; el permisivo que podría aparentar democracia pero al no proponer alternativas decisionales contribuye mucho más a formar anarquistas que demócratas y personas irresponsables; el inductivo que propone polos de desarrollo pero deja libertad a la construcción por parte del niño o joven, éste es el que más forma demócratas.
Los elementos o fundamentos de la democracia se dan mayoritariamente en la familia; es evidente que las familias con solo un hijo difícilmente formarán bien a un demócrata,que necesitará de colectivo de pares que puede encontrarlo en la escuela.
Desafortunadamente en Chile el estilo inductivo de autonomía intelectual, moral, estético y espiritual es una rareza, son más frecuentes el autoritario y permisivo.
Democracia en la escuela es el segundo fundamento de la formación en democracia.Desafortunadamente sigue la misma distribución que en la familia pero en ella desaparece casi el estilo permisivo para reemplazarlo por un estilo autoritario, punitivo, restrictivo y castigador de la autonomía del niño.
A lo largo de mi extensa carrera docente (soy profesor normalista con mención en religión y moral, docente en pre y pos grado universitario, formador en una orden religiosa, todo esto por más de 40 años) no he conocido en Chile ninguna escuela o institución formadora inductiva desarrolladora de autonomía, excepto en unas pocas órdenes religiosas.
En Chile por la Constitución y las Leyes se ha prohibido la formación para la democracia, la Educación Cívica está prohibida y cuando se envió una ley para reponerla en la educación chilena un partido de derecha haciendo uso del quórum fascista la vetó porque iba a aumentar la ideologización del alumnado ¡Ignorantes! que no están educados cívicamente.
Es lamentable revisar los discursos de los candidatos a la presidencia que cometen errores graves en educación cívica: confunden público con estatal, Estado con Gobierno, ignoran que las municipalidades son el Estado, etc.
Chile es apenas una democracia incipiente, más del 90% de las decisiones sobre el desarrollo y de las expectativas para el pueblo de Chile las toman los grandes empresarios, nacionales y transnacionales, el lobby de las grandes empresas con el Parlamento y los canales informativos nacionales como TVN los están transformando en meros efectores de esas empresas, además de la colusión entre ellas.
El poder ejecutivo y el legislativo chileno son meras instancias acomodadoras de las disposiciones de esas empresas siendo que su servicio debiera ser hacia el pueblo que los eligió que es el único que tiene derecho a hacer lobby vinculante sobre sus representantes.