Nadie duda de que la segunda vuelta presidencial será ganada por la doctora Michelle Bachelet representando a la Nueva Mayoría y su programa.La derecha, con su aspirante presidencial, tiene como objetivo subir unos puntos el desastroso 25% de la primera vuelta.
Sin embargo, desde la perspectiva de las fuerzas democráticas, progresistas, de centro y de izquierda el tema no está del todo resuelto.Es imperioso que Michelle Bachelet obtenga el 15 de diciembre una alta votación que implique un nuevo respaldo a sus propuestas de reformas, cambios y transformaciones contenidas en su programa.
Esto significa garantizar que ese día concurran a votar quienes ya lo hicieron y realizar un trabajo de convencimiento a sectores de la población que no acudieron a sufragar el 17 de noviembre. En esto es imprescindible, asimismo, la movilización de las bases militantes políticas y sociales de la Nueva Mayoría y de otras organizaciones opositoras.
Así, elementos claves en estas semanas son la expansión del trabajo territorial en todo el país; la labor de captación de votos que hagan las y los parlamentarios electos; la difusión amplia y clara del programa de gobierno de la Nueva Mayoría; ir hacia el voto de abstención para convencer respecto de la necesidad de sufragar; movilizar a las bases de los partidos de la Nueva Mayoría; captar los votos del progresismo, el centro y la izquierda.
Se abre en estas semanas el objetivo de explicar amplia y claramente el contenido del programa que enarbola Michelle Bachelet y generar conciencia que votar por ella en segunda vuelta no es un simple acto electoral o formal, sino que una acción política en beneficio de los derechos del pueblo y los cambios necesarios en Chile.
Así también, esta segunda vuelta debe constituirse en otro rechazo a las posturas neoliberales, autoritarias, opuestas a los cambios que levanta la derecha, manteniendo y abriendo la distancia entre el porcentaje de votos de Michelle Bachelet y la aspirante de la Alianza.
Restarse a votar en segunda vuelta, es casi abjurar de la participación ciudadana.El voto con intencionalidad política de procurar los cambios que la ciudadanía exige es el primer acto de participación.
La abstención y los que llaman a ella o con su actitud la propician, en concreto solo favorecen a la derecha en su pretensión de quitarle legitimidad a la propuesta de cambios que el país requiere y la mayoría de los ciudadanos reclaman, más si se considera que resulta difícil pensar que desde el progresismo, el centro y la izquierda alguien se oponga, por ejemplo, a tener acuerdos para concretar la reforma educacional y tributaria, terminar con el binominal, dar derechos a las minorías sexuales y avanzar en el objetivo de tener una nueva Constitución.
En el periodo actual de nuestro país, el factor político-electoral constituye una herramienta fundamental para avanzar en la desarticulación del modelo neoliberal absolutista y hacia una nueva institucionalidad democrática.
Las semanas que vienen no son de pasividad, descanso o bajada de guardia de la oposición.
Deben ser días de gran unidad, de trabajo, desplazamiento territorial, difusión del mensaje de la Nueva Mayoría y tensión en la base social y política de la oposición para, precisamente, lograr un triunfo que de cuenta del extenso apoyo que concitan los objetivos programáticos comprometidos por la candidatura de Michelle Bachelet.