Lo que resuena socialmente es lo reprimido, es la soberanía popular, que fragmentada y muy localmente, se auto organiza desde lo pequeño en sus demandas de participación y representación popular, a partir de sus necesidades reales y la búsqueda de un bien común de verdad inclusivo.
Encima de ella y ocultándola, se despliega un “humo político” difuso y borroso, generado por el actual funcionamiento del sistema político y muchos de sus líderes tradicionales con prácticas de un manejo narciso del poder, que termina por negar el grito de los más excluidos y marginales.
Pero existe un tercer nivel, que terminaría por destruir los fundamentos de la política como una nueva forma de represión y exclusión.
Este consistiría en la emergencia de una red aparentemente des- ideologizada, o que “abandona las viejas divisiones ideológicas”, constituida por expertos técnicos en diversas disciplinas, cuya misión sería dar respuestas que funcionen, a las expresiones populares,especialmente a las conflictivas que redundan en violencia,independiente de los contextos, y negando la profundidad, la esencia y la universalidad política de lo realmente exigido, al considerarlas sólo demandas puntuales a solucionar pragmáticamente.
Finalmente, esta forma estaría dirigida a mantener sin cambios o transformaciones el modelo económico globalizado actual y su dinámica de poder universalizado, a través de la negación de cualquier componente simbólico de los conflictos, reduciéndolos sólo a hechos fácticos superficiales.
De esta manera se abandonaría la verdadera forma de hacer política, que yace en la posibilidad de “cambiar los contextos” para generar transformaciones reales a partir del arte de lo imposible, y no de lo posible.
Desde otro punto de vista, la aplicación de estas soluciones sólo instrumentales, que parecen dejar tranquilas a las personas,terminan por impedir y negar la posibilidad de los cambios verdaderos transformacionales, que nacen y generan a su vez, reales cambios personales y también comunitarios.
Para ser prácticos y llevar a lo real este análisis, basta considerar las soluciones a los conflictos liderados por los ciudadanos en educación, salud, étnicos, y otros regionales que llevaron a un listado de compromisos como mejoras, aumentos de recursos y nuevos beneficios resueltos por comisiones técnicas, que evitaron y negaron una reflexión mayor y crítica sobre sus causas profundas, como déficits de participación y representación ciudadana, no respeto de derechos básicos, mercantilización de la salud y educación y otras y brechas profundas de oportunidades y socioeconómicas
Por último, ¿dónde yacería la frontera, los límites que legitiman la búsqueda última de los verdaderos y esenciales cambios políticos sociales?
Creo que en la búsqueda del bien común y personal, o más bien en la concepción del bien que yace más allá de la profundidad socio-política, es decir en las concepciones éticas y morales que fundamentan las verdaderas propuestas políticas de las personas que las representan.
Recomiendo, si usted lo considera, realizar una reflexión crítica que incorpore estas visiones antes de ir a votar, deteniéndose en la congruencia de sus concepciones sobre la vida, la integralidad de la persona, la familia, la sociedad, y si sus propuestas están de verdad dirigidas a alcanzar los cambios verdaderamente sociopolíticos que necesita el país, es decir lo que resuena muy en lo profundo.
Yo por mi parte, aún no encuentro por quien votar.