La Derecha política y económica (Oligarquía) solicita a ex-UP que pidan perdón por su posible participación en ¿qué?, ¿en el Golpe Militar?, ¿en la instalación de los Escuadrones de la Muerte, de la tortura y vejaciones? Son cosas diferentes.
La UP subió al poder democráticamente y su programa de trabajo, prácticamente igual al presentado por la DC (Tomic) lo realizaba en la legalidad. El MIR, algunas fracciones del PS, el PCR, Patria y Libertad y otros desarrollaron sus propias propuestas políticas y a veces se enfrentaron violentamente entre ellos y con la policía.
Todos estos partidos y movimientos buscaban lo que creían que más convenía a Chile para su equidad, libertad y justicia. Aunque se produjeron algunas muertes, todo fue manejado en un Estado de Derecho, se nombraron los jueces correspondientes y se procedió conforme a ley.
Era obvio que la intención de quitarle el poder, terminar con la distribución inicua de la propiedad (reforma agraria que había empezado con todas las de la ley en el Gobierno anterior), nacionalizar la minería, le iba a doler a la oligarquía criolla que haría lo imposible por frenar ese programa político, aliándose con el empresariado, las Fuerzas Armadas y la CIA.Todo esto me parece normal de procesos sociales contradictorios radicalizados en un Estado de Derecho. No es pertinente pedir perdón por estos procesos.
Esta oligarquía criolla (españoles nacidos en Chile) que realiza el movimiento de Independencia, con las manos del gato militar para quitarle el poder a los Chapetones (españoles viviendo en Chile) obligó a O’Higgins (tonto útil) a autoexiliarse al Perú porque democratizaba Chile y distribuía el poder.
En la oligarquía criolla estaban el bando Carrerista y el de los Larraín que se enfrentan a O’Higgins. Neruda canta “pasan y pasan los años, la herida no se ha cerrado”.
La oligarquía ante la pretensión de Balmaceda de aumentar la exportación del salitre (favoreciendo más a Chile que a ellos), por nombramiento de ministros que no eran de su camarilla y por conflictos con la Iglesia, se colude con grupos económicos ingleses y dan un golpe (Revolución del 91) que obliga a Balmaceda a suicidarse y la herida tuvo miles de muertos y costó más de 70 años en cerrarse.
Con Allende la situación es similar, un amplio grupo de la Derecha, las Fuerzas Armadas más la DC y la CIA precipitan el Golpe militar y obligan a Allende a suicidarse en la Moneda. Hay otras matanzas graves de indios (“pacificación” de la Araucanía), Santa María de Iquique, Ranquil, Puerto Montt, etc. Todo esto se manejaba dentro de la ley.
En el 73 la situación había llegado a un estado crítico en toda la convivencia nacional y la guerra civil era inminente para la mayor parte de los chilenos. Siempre he creído que un arreglo pacífico era posible. Allende había aceptado la idea de un Plebiscito y estaba a punto de anunciarlo. Pero la oligarquía, la CIA y las Fuerzas Armadas que ya habían participado en el asesinato del General Schneider y en otros intentos golpistas querían dar un escarmiento a todo intento de disputarle el poder a esa oligarquía y a USA.
Hasta aquí y sucedido el Golpe todo estaba aún dentro de lo humanamente esperable en su miseria moral.
A poco andar el régimen militar y la Junta (Parlamento) con la complicidad de la CIA (con experiencia en Corea, Vietnam y guerra fría) crean los Escuadrones de la Muerte y de la Tortura no con intenciones policiales, judiciales o políticas, sino que con el propósito del exterminio, genocidio de los disidentes, del deleite con su sufrimiento, que nada tiene que ver con las ideologías ni con los manejos legales durante un periodo de guerra.
Los militares fieles a la Constitución legítima fueron detenidos, fusilados y torturados. Los gestores y autores de este terror y horror son los que están acusados y deben pedir perdón.
Si la oligarquía y los Partidos Políticos que pidieron el Golpe deben pedir perdón dependerá de su conciencia. No pueden negar que sabían que se crearían Escuadrones de la Muerte y de la tortura porque estaban aliados con la CIA, que donde iba los establecía.
La camarilla saltaba de alegría. Los Escuadrones macabros y los Militares le harían la pega sucia, aniquilarían toda organización capaz de disputarles el poder para entregárselo al pueblo de Chile.
Recuperarían la tierra entregada a los campesinos, las minas nacionalizadas, la previsión se convertiría en su negocio privado, el SNS sería destruido para dar paso a la medicina mercantil en sus manos, las Empresas de Energía, servicios, caminos, mercados, Universidades estatales, etc., pasarían a sus manos. Y sin su participación directa en apariencia.
Entonces cuando terminara la pega sucia harían una Constitución aparentemente neoliberal, pero fascista en la médula, de apariencia democrática; pondrían Ministros que hicieran como que estaban reconociendo la brutalidad de lo realizado y pasando a la transición a la democracia, pero con esa Constitución nacida desde la profundidad siniestra y pensada para ser inamovible, negando conocimiento de lo macabro. Sana, sana potito de rana, ya pasó, ya pasó.
¡Miserables! Que suman la agresión de tratar de imbécil al pueblo. Más de 3.000 muertos detenidos desaparecidos, más de 30.000 torturados, vejados, humillados, sin motivo; cientos de miles de exonerados y exiliados, se apoderaron de centenares de empresas estatales que los chilenos levantaron con sangre sudor y lágrimas.
¿Por qué no hubo un Nuremberg en Chile identificando a todos los que intervinieron en este horror? El Colegio Médico proclive al Golpe, a poco andar se dio cuenta de su error al aparecer médicos que participaron en la tortura y que aún ejercen.
El Poder Legislativo y el Judicial de la época colaboraron en esta iniquidad infinita y no tienen excusa. Cuando al Presidente de la Junta (Parlamento) se le preguntó por este horror, justificó todo diciendo despectivamente: son humanoides (tienen sólo apariencia humana).
El ideólogo del Gobierno, Jaime Guzmán respondió en una entrevista en TV “lo único malo fue que no se entregaron los restos a los familiares”.
El Poder Judicial calló y otorgó. El Parlamento chileno sí que tiene que excusarse por no haber corregido el trato de humanoide, lacra en la tradición parlamentaria chilena.
Mientras no se presenten y no se sepa quienes son los que así actuaron o apoyaron esas aberraciones y éstos que así procedieron reconozcan que lo hicieron, no habrá reconciliación, ni perdón (¿a quién se va a perdonar y porqué?) y menos olvido (que sería agravar la situación, el olvido es un defecto).
El país no puede vivir en paz sabiendo que todos ellos están trabajando y ocupando puestos en la sociedad y continúan con la misma mentalidad y posición ideológica macabra.