“Una pena salvaje”, dijo sentir Evelyn Matthei al despedirse de los funcionarios del ministerio del Trabajo, para partir a hacerse cargo de la candidatura de la UDI para las próximas presidenciales.
De verdad la pena tiene que ser grande, porque una persona que obedece a presiones de emergencias partidarias, donde no se toman en cuenta para nada las voces ciudadanas (Allamand candidato natural por haber hecho proceso democrático de primarias), tiene que dar una pena enorme.
Siento mucho que una mujer de la trayectoria política de Evelyn Matthei se preste para el juego sucio de los intereses oscuros del poder político.
En todo caso, no es novedad el zigzagueante camino de la candidata. Por ejemplo, entre RN y la UDI no han tenido que ver con la búsqueda de nuevos paradigmas políticos, simplemente los cambios partidarios de la candidata UDI se han relacionado con las pequeñas rencillas del poder.
Las violentas groserías expresadas a los parlamentarios hablan de una inestabilidad emocional que no se condice con la fortaleza que debe mostrar una persona que represente a su conglomerado político.
En fin, la derecha demuestra a través de sus liderazgos que no es capaz de gobernar con los códigos de la ciudadanía de hoy, no interpretan los desafíos de futuro, se quedan pegados en “su ideología guardiana de la riqueza para unos pocos y de pobres ingresos para muchos”.
La idea que el proyecto político no importa es una aseveración más de la candidata, en realidad será menos triste verla actuar con este tipo de dichos y desdichos
Como alguien decía por ahí, se viene la farándula política.