27 jun 2013

Propuestas para reducir el centralismo en Chile

El centralismo del Estado es un problema de concentración del poder. En este sentido y enmarcado en el programa de Cohesión Territorial y Nueva Agenda Regional del Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural, RIMISP, se han presentado 6 propuestas para enfrentar el centralismo en Chile.

1.- Representación política regional. Elegir de manera directa al Intendente es una necesidad para garantizar la legitimad y representación territorial en la acción de gobierno en la región. Esto no es excluyente con mantener un representante directo e inmediato del presidente de la república en regiones o provincias.

Manteniendo un representante del presidente en regiones se evita que sus habitantes sufran las consecuencias de tener un “Intendente”,(por ejemplo con tendencia política distinta al Mandatario, que con tal de hacer una férrea oposición al gobierno nacional, impida u obstaculice la implementación de políticas públicas nacionales en regiones.

2.- Espacios de decisión y participación ciudadana en regiones.Habitualmente, no se vincula la priorización de necesidades que hacen los representantes sociales/productivos con planificación de la inversión pública. Una propuesta concreta que se plantea en esta materia es implementar un “presupuesto participativo regional”. Consiste esencialmente en que una parte del Fondo Nacional de Desarrollo Regional sea priorizada y decidida por agentes regionales,representantes de la sociedad civil, del sector productivo e instituciones públicas.

3.- Instalación de capacidades técnicas en municipios y regiones.Una de las causas de la baja ejecución presupuestaria en los Gobiernos Regionales, es que los municipios no presentan muchos proyectos al Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR). Los proyectos que presentan traen falencias técnicas que impiden obtener rápidamente la recomendación o aprobación técnica (RS). El problema fundamental en regiones es que muchos municipios no tienen recurso humano calificado para formular adecuadamente dichos proyecto. La propuesta consiste en instalar de manera permanente recurso humano calificado en regiones, para que se pongan a disposición de los municipios más carenciados.

Con ello se puede evitar que las inequidades territoriales se profundicen cuando los municipios más pobres no pueden presentar proyectos para solucionar sus problemáticas territoriales.

4.- Traspaso efectivo de competencias en regiones. Si queremos contar efectivamente con gobiernos regionales en Chile, es necesario transferir a regiones una parte importante de la capacidad efectiva de “formular políticas públicas” en ámbitos como fomento productivo, capacitación laboral, medioambiente y territorios.Mucho se habla en Chile de superar desigualdades territoriales, disminuir brechas e inequidades territoriales, pero poco se hace para reconocer la heterogeneidad territorial como componente esencial de las políticas públicas que se aplican en regiones.

5.- Atribuciones políticas al Consejo Regional. Esta capacidad de “proponer” temas de agenda regional no se observa en las funciones de los Consejeros Regionales, sólo pueden “aprobar”. En definitiva, la posibilidad de deliberar políticas regionales de desarrollo no recae en el Consejo, sigue recayendo en el Intendente. Tampoco se observa un avance en materia de participación de actores locales y regionales en la formulación de políticas de desarrollo, dado que en este proyecto se considera la supresión de los actuales Consejos Económicos y Sociales Provinciales.

6.- Descentralización de los partidos políticos. La tesis planteada por Willis, Garman y Haggard (1999 y 2001), señala que la descentralización en América Latina, está arraigada en rasgos y características de la constitución, el sistema electoral y los sistemas de partidos.

Resaltan que en países con partidos políticos nacionales hegemónicos o con partidos políticos con sistemas de decisión interna centralizados, el gobierno central ejercitará un mayor control sobre el poder político y el uso de los recursos fiscales en los niveles locales. Por el contrario, en países con partidos políticos regionales o con partidos que cuentan con sistemas de decisión más descentralizados, se observan mayores avances en materia de descentralización. ¿Por qué se genera este proceso?

7.- Revisión de la Regionalización. En el modelo actual de regiones se observa más fragmentación que cohesión territorial, cuestión que se traduce en constantes conflictos políticos intrarregionales (provincias versus región y/o capitales regionales versus capitales provinciales).

No es menor que todas las demandas por mayor descentralización provengan de provincias empoderadas y descontentas con el Estado Central pero también con su región original.

Se propone una revisión de la actual regionalización. Esta revisión permitiría avanzar en un primer paso de la configuración de un nuevo pacto territorial que permita construir “regiones” en base a criterios socio-políticos, enmarcados en una nueva regionalización democrática.

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  • Sergio Luis Arenas Benavides

    La frase que encabeza el artículo resume claramente lo que sucede en la relación entre el nivel central y los niveles subnacionales. Es, ante todo, un problema de vocación, porque mientras Chile demanda mayor “vocación democrática”, se responde con “vocación oligárquica”.
    Sin ánimo de ser pedante, me permito hacer algunas observaciones y propuestas para una mayor descentralización:
    1. Respecto de las atribuciones políticas del Gobierno Regional, deberían establecerse a nivel constitucional qué materias serán ejecutadas sólo por el nivel central y cuáles corresponderán al nivel regional, para evitar intromisiones indebidas y confusiones. Asimismo, así como las Municipalidades
    tienen a cargo los Juzgados de Policía Local, los GOREs deberían tener
    una “Corte Regional” que sea la 2a instancia de los JPL (y que estos
    dejen de estar sujetos a las Cortes de Apelaciones).
    2. Santiago también necesita descentralización. Primero, debe separarse de la Región Metropolitana y constituirse en área metropolitana con gobierno autónomo. Segundo, dividirlo en zonas de delegación, parecido a las provincias, donde se coordinen las labores del respectivo gobierno metropolitano y los municipios.
    3. Respecto de Valparaíso y Concepción valga también la idea de separarlos de las regiones y convertirlos en áreas metropolitanas autónomas.
    4. Hay que redefinir el nivel provincial, que es el “pariente pobre” de la regionalización. Hay que convertirlo en instancia de coordinación entre el GORE y las Municipalidades. Asimismo, que sea este nivel, y no el regional, el adecuado para la desconcentración territorial de los servicios nacionales.
    5. Respecto del dibujo de regiones, provincias y comunas, debe considerarse más la identidad de la población que el beneficio económico que pueda recibir una urbe u otra. También, hay que aumentar el número de municipios, ya que 345 comunas no parece una cantidad muy grande (España, con menos extensión, tiene más de ocho mil) y es más efectivo un municipio pequeño pero cercano a la gente. También, debe considerarse el caso de las islas, los pueblos indígenas, las particularidades culturales, etc., a la hora de establecer nuevas unidades territoriales.
    6. Hay que incluir en este proceso a los pueblos indígenas, quienes por sus características debieran acceder a una mayor autonomía en materias culturales o económicas. Por ejemplo, deberían tener facultades legislativas delegadas en materia de lengua, de posesión de la tierra, de agricultura y ganadería, etc.
    7. En materia cultural, se debe dejar de pensar en que Chile constituye una “unidad cultural monolítica”, y considerar las diferencias culturales, ambientales o étnicas de cada región o zona. Así, la educación y la cultura debieran ser materias donde las regiones tengan mayor control.