Las señales de unidad del gremialismo no alcanzan a esconder los dilemas internos. Las aguas en la UDI no están quietas. Hay preocupación.Como ha dicho Melero –y muchos otros- “son muchas las cosas que están en juego” y entre ellas, el posicionamiento político del gremialismo.
A fines de octubre se produce la debacle electoral del oficialismo y una semana después el gremialismo proclama a Golborne como abanderado presidencial.Entre principios de noviembre y mediados de enero, el despliegue presidencial de Golborne comienza a debilitar las opciones electorales de la UDI.
Sin embargo, el Consejo de enero de este año ratifica “de modo definitivo y formal” a Golborne como abanderado presidencial del gremialismo.
En este Consejo, Longueira se dirigió al plenario. Al analizar lo que dijo en esa oportunidad se destaca, en general, que es un relato “casi idéntico” al discurso que haría tres meses después cuando es proclamado candidato presidencial. El discurso que emite en esta oportunidad tiene tres elementos que hay que destacar y que contribuyen a entender lo que sucede hoy en la UDI.
En primer lugar, plantea la necesidad de lograr un segundo gobierno de la alianza; no sólo debido a que ha sido un gobierno exitoso y que hay que proyectarlo para “alcanzar el desarrollo”, sino también porque hay que impedir que llegue a La Moneda la Concertación y el PC con un programa que busca desmantelar el “modelo” que ha hecho de Chile un país que bordea los veinte mil dólares per cápita y que “es un ejemplo para el mundo”.
En segundo lugar, ocupa largos pasajes para hablar del partido. En esa dirección, la UDI no sólo es el partido más grande –“lo que no es lo más importante”- y el pilar fundamental del gobierno, sino también es un partido que tiene “mártires” y que la historia de Chile no puede entenderse sin los gremialistas. Longueira, afirma que el gremialismo ha “cambiado la historia, sin la UDI Chile no estaría en el sitial que esta”.
El gremialismo, por tanto, debe generar las condiciones sociales y políticas para seguir ocupando ese “sitial”. Esa, es la “orden del día”. El desafío actual del gremialismo, por tanto, es “construir un partido para los próximos 30 años”. Ese, es el camino que inicia el partido con el liderazgo presidencial de Longueira. ¿Qué hará luego de la coyuntura presidencial, podrá dirigir el partido?
Longueira viene, por tanto, a levantar al partido: hay que encender una máquina que se estaba apagando.Hace un llamado a que “volvamos hacer lo que nos hizo grandes… a ser fieles al objetivo fundacional”. Es decir, la UDI no debe dejar de practicar “el estilo y la forma de hacer política” que heredaron de “Jaime” y que se expresa en la “generosidad, desprendimiento, entrega, amistad, trabajo en equipo, esto es lo que no ha hecho grandes”. Fortalecer el partido es el objetivo.
Finalmente, en este discurso Longueira le dice a sus filas que dadas las actuales condiciones no está “disponible” para ser abanderado presidencial del partido.
Sin embargo, sigue su postulación en las sombras. En este contexto, no deja de ser interesante una anécdota ocurrida entre Pablo y la directiva antes de empezar su discurso. Los hechos muestran que detrás del orador –Longueira- estaba sentada la directiva. Segundos antes de empezar el discurso, Pablo les dice: “mejor que se sienten pueden haber sorpresas” ¿Qué significa este distendido intercambio de señales? Muy simple, que en el ambiente la postulación de Pablo estaba latente. Estuvo latente siempre.
Apelando a los principios que sustenta la práctica y el estilo de la UDI, le dice al plenario que “si ustedes quieren que yo sea instrumento para manchar esa historia… de generosidad, de desprendimiento… no estoy disponible”. En la tarde, sería proclamado Golborne.
Entre el Consejo de enero y la bajada de Golborne, la “perfomance” presidencial del gremialismo estaba profundizando “el aburguesamiento de la UDI”. Y con ello, reduciendo las posibilidades de lograr la sucesión presidencial y mermando el posicionamiento electoral y político de la UDI a mediano y largo plazo.
Y, como al gremialismo le gusta, vuelven a “sorprender a Chile” al bajar a Golborne e instalar a Pablo. Un golpe de timón en que lo sustancial es que Pablo vuelve al partido.
Longueira, vuelve a refundar el partido y construir una estructura política y operativa que genere las condiciones para seguir siendo un partido “trascendente” para Chile. Y, en ese camino –en esa “marcha”, en esa “cruzada”- el rendimiento parlamentario es de suma relevancia. Es la clave para el futuro político.
Pero, al mismo tiempo vuelve a fortalecer la UDI popular y posicionarse en el “centro social”. A rescatar el proyecto fundacional y a seguir el legado de Guzmán que se ha ido debilitando al interior del partido en correspondencia con su crecimiento.
Por ello, los convoca a que “a partir de hoy seamos leales a nuestra historia –en que nada es imposible-… -a que- volvamos a nuestras raíces, a trabajar como lo hicimos siempre… Iniciamos hoy una marcha por Chile… que nos lleve al triunfo… los invitamos a una gran cruzada porque a Chile le conviene…no se gana, si no hay mística, si no hay una ética”.
Con estas palabras, Longueira asume el rol de re encantar y movilizar al partido. La primaria es la primera batalla. La UDI está debilitada.