Hace rato que el ambiente político está lo que llamaríamos“subido de tono”. Insultos a miembros de los poderes del estado, rayados ofensivos que “aparecen” en los muros, o la manipulación de temas país con fines electorales, son prácticas que venimos constatando y que han ido en aumento en la medida que se acerca el 30 de junio.
Parece que algunos no saben escuchar el mensaje ciudadano, pues actitudes de soberbia y las faltas de respeto, no se condicen con un país que aspira, más allá de algunas cifras engañosas, a ser verdaderamente más inclusivo y menos desigual.
El mundo que se lee en las redes sociales –útiles y que muchos usamos activamente-, no son representativas de lo que sucede en el mundo real.Por suerte. Porque el nivel de agresiones cruzadas a ratos es simplemente preocupante.
No nos perdamos, quienes recorremos y habitamos la realidad en vivo y en directo en los diversos territorios, somos día a día testigos de una ciudadanía activa y empoderada, que valora el debate transparente de ideas, y que está dispuesta a participar en serio, en un marco de amistad cívica y respeto. Son personas con nombre y apellido, que han tenido la generosidad de compartir sus historias, y que se indignan con este clima polarizado que saca el foco de atención de donde tiene que estar: pensar y generar acciones concretas que nos permitan colectivamente construir un Chile más justo.
Mientras algunos se dan el lujo de ocupar sus 5 minutos de fama para decir barbaridades, son literalmente miles de ciudadanos y ciudadanas que se han tomado el tiempo y “la molestia” de hacer de esta campaña de primarias una oportunidad de encuentro y aprendizaje conjunto. Los relatos son diversos, y el compromiso con Michelle Bachelet absolutamente transversal. La ciudadanía no se pierde, la conoce por sus acciones, por su honestidad, por esa entereza y empatía simultánea, por esa fortaleza que no pierde nunca la alegría y el buen humor.
Como dijo Michelle Bachelet en nuestro Encuentro Programático de Arica, las agresiones de quienes no creen en la democracia en nada detendrán su trabajo por un mejor país. A eso volvió. A eso cada vez se suman más y más, con fuerza, convicción y, déjenme decirles, con alegría.
Nuestro compromiso inquebrantable es con la gran cantidad de personas que confía y apoya a nuestra candidata, y que se lo expresa permanentemente de diversas formas: de manera espontánea cada vez que recorre las calles, en las palabras de los actos ciudadanos que ocurren sistemáticamente en las diversas ciudades del país.
Cartas, gestos de cariño, mensajes de apoyo. Relatos de experiencias vitales, y la confianza absoluta en que su liderazgo fuerte y que escucha, pondrá los acentos donde corresponde.
Ayer, un conductor de taxi a propósito de los comentarios de los tantos pasajeros que traslada nos dijo: “el pueblo está enojado”, porque cuando la agreden a ella nos agreden a muchos y las agresiones no son lo que la gran mayoría de chilenas y chilenos queremos.
Condenar públicamente conductas antidemocráticas está muy bien, pero es el piso.Muchos sectores que uno esperaría aporten a fortalecer la amistad cívica que nos permite disentir e intercambiar ideas con claridad y respeto, han optado por callarse o derechamente fomentar un ambiente polarizado y agresivo, muy lejano a lo que la gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos queremos. A ellos les decimos en serio, ¿por qué mejor no hacerlo bien?
Nosotros seguiremos contribuyendo a diario a una campaña limpia, participativa en cada una de nuestras actividades.
Y no cuenten con nosotros para farrearnos la democracia, que aquí más allá de cálculos electorales, se trata de fortalecer y reformar un espacio político que nos permita avanzar en un desarrollo inclusivo para todos los chilenos y chilenas.