Un amigo gringo, de visita en nuestro Chile, me dice “tú, que eres abogado y cuentista político, podrías me explicar que se diciendo en la chilena política; mi no la comprendou” (sic, o sea, literalmente).
Dejo pasar el mal español y la ironía aquella de “cuentista político”, por sentido del humor y porque la considero con fundamento – al menos entre nosotros, los cientistas políticos chilenos – y le sugiero algunas pistas.
En principio, le digo, para interpretar correctamente ciertas expresiones y frases de la política en Chile tienes que hacer una especie de doble y a veces triple o cuádruple lectura.
Así, si un político de partido o de ciudadanos organizados y movilizados expresa una opinión y la apoya con la frase “conforme a la voluntad de la gran mayoría ciudadana”, debes entender que en realidad se refiere a su voluntad y la de sus amigos (pocos) y familiares (no todos).
Del mismo o similar modo cuando alguien alega que es preciso hacer “alta política” y no “baja política”, se está refiriendo a la política que hace él, en el primer caso, y la que hacen los otros políticos, en el segundo.
Y continúo explicándole, te encontrarás también con que todos o casi todos los políticos, ciudadanos y cientistas políticos chilenos, de derecha, centro e izquierda, se refieren al “relato”, sea porque arguyen que falta un relato o que éste es poco convocante para la emergente nueva ciudadanía y sociedad chilena.
En tal caso, debes entender que aquello del relato en realidad refiere a un cuento, que todos deben tener para convencer con el a los oyentes y que casi siempre está centrado en algo épico, en el sentido de heroico, sea del sector que sea el cuentista.
De otro lado, cuando algún pre-candidato/a o candidato/a alude con fuerza y convicción a “las malas prácticas de la política”, se está refiriendo a aquello que hacen los otros/as candidatos/as.
Por último, le digo, cuando alguien se refiere a la “vieja política” no es a aquella política que hacen los viejos o personas de mayor edad sino la practicada por los otros políticos, sean o no viejos; en cambio, la nueva política es la que hacen él y sus adherentes.
Enseguida me pregunta mi amigo ¿qué significa en Chile “elecciones primarias”?
Ahí entramos en profundidades le digo, pero, desde luego, el término no se refiere a elecciones realizadas en las escuelas de educación primaria, que corresponden a niños de corta edad, sin derecho a sufragio, por ahora.
Además, sigo, hay que distinguir entre “primarias legales” y “primarias convencionales”, pero, hecha la distinción, le explico que en ninguna de ellas se hacen elecciones, excepto en algunos pocos casos.
Mi amigo continúa y me pide le explique qué fue lo que dijo el señor Larraín.
Y entonces debo contra interrogarlo y le pregunto ¿a cual Larraín te refieres? ¿A Hernán, Carlos, Felipe, Guillermo, Francisco, Alberto, Roberto? ¿Al Larraín del ministerio de Hacienda, de la UDI, de Renovación Nacional, de la Superintendencia de Valores y Seguros, de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, al de la Bolsa de Valores, al columnista de un diario de la tarde? – por darte algunos pocos ejemplos.
Retiro la pregunta me dice, y enseguida agrega ¿qué significa la frase que entre sonrisas irónicas he escuchado “el que habló con Jaime”?
Ese es un misterio, le digo y como tal es inexplicable a la luz de la razón. Solo se entiende si uno es militante de la UDI y no uno cualquiera sino de los fundadores. Hasta ahí no más puedo llegar, agrego, puesto que no soy ni lo uno ni lo otro.
¿Y esa otra frase que he escuchado, “no repetirse el plato”?
Significa lo obvio le contesto; así, en la vida civil significa no repetirse el plato de comida que uno recién ha degustado, puesto que constituye glotonería y es de mala educación; pero en la vida política significa que los políticos, cualquiera que sea su orientación, no deben repetirse una sola vez el plato -cargo político- pero pueden hacerlo varias, la mayor cantidad de veces que sea legalmente posible.
Ah, dice el gringo, y agrega, aquí va la penúltima pregunta: ¿qué significa “paso”?
Ten cuidado, le digo, no es ceda el paso, te advierto. Es como en los juegos de azar en que cuando se tiene una mala racha o una corazonada que cualquier cosa que se diga o haga resultará como dispararse en un pie entonces uno dice paso, esto es, nada digo, nada hago, nada temo.
Por último, dice, ¿por qué en Chile es tan pero tan popular el cantante irlandés Bono de YouTube?
No amigo mío, lo rectifico, te refieres a Bono de U2, pero es bono, sin mayúscula, y se trata de ciertas cantidades de dinero constante y sonante que en algunas épocas del año –sea en el gobierno que sea- se reparten para satisfacer necesidades populares, que no son musicales sino que de naturaleza más apremiante.
Entiendo, concluye mi amigo gringo; ahora si entiendo la política chilena. Thank you very much! (Traduzco: ¡muchas gracias!).
Al concluir, me dije para mí mismo, bien ingenuo mi amigo; bien ingenuo como todos los gringos, me auto repito quedamente, algo amostazado, porque en realidad todo esto no lo entiende ni el más avezado de los cuentistas –perdón, cientistas- políticos.
Nota del autor : Esta columna es un relato de una reunión y entrevista-ficción, una invención y un intento de humor político algo creativo.Cualquier semejanza con la realidad es mera e inadvertida coincidencia.