Me llama la atención como en la política chilena se ha ido perdiendo cada día con mayor fuerza el sentido profundo y natural de su propia actividad. Hacer política mientras se reniega de ella es un acto de “mala fe”, en el sentido filosófico existencial. Es un tipo de “auto-engaño” que, en la medida que se sostiene en el tiempo, pasa a constituirse en un engaño colectivo.
En la elección municipal recién pasada, el pan de cada día fue escuchar a una pléyade de candidatos y candidatas al sillón municipal decir que la virtud de ellos consistía en que no eran “políticos” y que era ello, precisamente, la salvaguarda moral frente a una clase caída en desgracia.
Resulta difícil comprender como es posible que una persona, o un grupo de ellas, ejerzan diariamente la actividad política diciendo que no son políticos. Aquí existe un problema entre el ser y el hacer, una dicotomía mentirosa creada por los tiempos que corren. Es como que un individuo haga pan todos los días y declare que no es panadero, sino futbolista. Los ejemplos sobran y no viene al caso relatar cada uno de ellos.
Basta con uno solo. Andrés Velasco es un futbolista que hace pan. Pero la égida argumentativa que sostiene todo este relato, y que concluye en un tipo sofisticado de engaño colectivo, tiene el propósito de presentar algo que no es tal. Velasco no es distinto de los llamados políticos tradicionales, y si se me permite decirlo con el máximo respeto, creo que es peor que ellos. Peor, en el sentido de que estos últimos tienen la deferencia pública de reconocerse como tales. Velasco no, pues se esconde bajo una pátina de declaraciones, bajo un tedioso registro inauténtico que pretende maquillar su identidad.
Aun así, no es mejor que todos los de su tipo. Usa el manual con la prolijidad de un técnico calificado. Sus últimas actividades así lo demuestran, ya que hace gala de aquello que Felipe González, el ex Presidente del Gobierno español, espetara hace poco tiempo: piden nuevas ideas y no ponen ninguna sobre la mesa, piden más democracia mientras ejercen todos los derechos que el sistema democrático les confiere y exigen más debates mientras debaten a través de la prensa.De ahí, algo nuevo, las pinzas.
Nihil novum sub sole, es el proverbio bíblico que mejor representa la situación: no hay nada nuevo bajo el sol.
Esta “antigüedad” política que representa la candidatura de Velasco ha seguido entonces el curso natural: primero dijo que solo sería candidato si la Presidenta Bachelet no se presentaba, pues naturalmente resultaba poco razonable que dos personas que “representan” lo mismo, compitieran; luego, ya sea por el fortalecimiento de la elevada consideración hacia sí mismo, o por un tipo de cálculo, cualquiera sea imaginable, dijo “voy, aunque venga”; a tiempo seguido expresó que su candidatura no respondía a otras candidaturas, y lo último es que ha protestado, a través de la ausencia de su representante en la Comisión Primarias, por las criticas que se le han hecho últimamente.
Esto último viene a confirmar las sospechas que algunos tenemos del comportamiento político de Andrés Velasco: buscar cualquier tipo de argumento para no participar de las primarias y, de paso, erigirse en un individuo “incriticable”, o inmaculado, si se prefiere. Esta última técnica política, la de la victimización, tiene beneficios sólo en el corto plazo. Esto Velasco lo sabe, pues sabe que su proyección no sobrepasa los límites del 2013.
De que es neoliberal, eso ya es parte de la evidencia científica. Mi punto es que uno no puede ser candidato presidencial y pretender que sus contendores, o los actores de la política que no comparten su candidatura, no hagan hincapié en las razones que motivan no estar, precisamente, en esa candidatura.
Yo, como ciudadano, tengo el mayor respeto de Andrés Velasco. Cumplió una labor importante en el Gobierno de la Presidenta Bachelet y, con sus luces y sombras, hizo lo que tenía que hacer en un momento determinado de la historia política del país.
Tiene todo el derecho a participar de las primarias de la Oposición y espero que las diferencias naturales en un proceso como el que viene, no las tome como excusa para auto-excluirse y no permitir llegar con un candidato único de la Oposición para desplazar a la derecha del poder.
Espero que Velasco no actúe como MEO. De Velasco espero más responsabilidad política que la que ha mostrado hasta ahora.