Aunque los grupos económicos pretendan tapar el sol con un dedo, o esconder la basura bajo la alfombra, hay verdades tan relevantes y de alto impacto que finalmente irrumpen con la fuerza de un misil, revelando la cruda realidad que afecta a todos los trabajadores de Chile. Me refiero a sus ahorros previsionales y al futuro de las pensiones de cada uno de los chilenos y chilenas que hoy por ley, están obligados a cotizar.
Al respecto, hace sólo unos días, los trabajadores del Sistema Financiero asociados a la Confederación Bancaria de Chile denunciaron las millonarias pérdidas de los Fondos de Pensiones y las escandalosas utilidades de los dueños de las AFPs. Un hecho que desde la Cámara de Diputados hemos denunciado en reiteradas oportunidades y que se ha debatido también en el Senado.
Y no es menor, pues se trata de fondos que mensualmente los trabajadores destinan a sus cuentas previsionales, pensando que en el futuro contarán con una pensión digna, ojalá muy similar a su actual remuneración. Pero estamos muy lejos de aquello. Desde el comienzo de la crisis económica financiera y la recesión global de 2008, las pérdidas de los fondos de pensiones han sido gigantescas.
Hasta el momento, ninguna autoridad se ha referido al tema con las cifras sobre la mesa; las cartas se guardan, esperando que la economía mundial mejore y que las inversiones algún día recobren la tan cuestionada rentabilidad. Mientras tanto, las jubilaciones que se entregan siguen siendo insuficientes, en muchos casos miserables, en contraste con las millonarias utilidades de las AFPS.
Las administradoras no responden por las pérdidas, y siguen cobrando, sin pudor alguno, comisiones altísimas y gastos similares por administrar mal el dinero de los trabajadores. Este abuso, que se ha prolongado por años, es el que se ha transformado en una verdadera bomba de tiempo, pues a todas luces, un sistema tan inmoral como éste terminará por caerse de alguna forma.
De los siete millones de afiliados, sólo 4,5 millones está cotizando. Es decir, a 2,5 millones de trabajadores se les retienen sus cotizaciones y no se les paga en sus cuentas individuales.
Otro dato, de los 4,5 millones de trabajadores que cotizan mensualmente a las AFPS, aproximadamente el 60 % recibirá pensiones inferiores a los 200 mil. El otro 40%, entre los que se ubican profesionales y técnicos de sectores medios, alcanzarían pensiones cercanas a los $350 mil, siempre y cuando hayan cotizado todos los meses por el tope imponible, o sea por sobre $1,5 millones, cifra que, además, sube todos los años.
Se nos ha dicho incansablemente que las pensiones que alcanzarán los chilenos serían cercanas al 75% de los ingresos de las rentas percibidas durante el periodo laboral activo, pues bien, la verdad es otra, ya que las pensiones que entrega el sistema actual son inferiores al 30% de la última remuneración que se recibía siendo trabajadores activos. Por lo tanto, se nos ha mentido.
Según informaciones oficiales, de las 900 mil pensiones que se pagan actualmente, el promedio es de $176.456 al mes. 500 mil personas reciben un promedio de $126.416 y otras 400 mil, pensiones promedio de $217.000 mensuales.
¿Cómo es posible que no podamos avanzar hacia un sistema de seguridad social solidario y de reparto que garantice pensiones dignas para todos los trabajadores una vez que jubilen?
Esta es sin duda una iniciativa exclusiva del Presidente de la República, tal como lo establece la Constitución en su artículo 32. Si este Gobierno no escuchó, esperamos que el próximo sí lo haga y que este cambio forme parte del programa presidencial.
Así como los estudiantes se levantaron contra el lucro en las universidades e instituciones de educación, los trabajadores levantarán la voz para que el lucro en las AFPS acabe, y lo más pronto posible.