Parece que a la UDI no le basta con haber frenado las reformas políticas en Chile y que sus parlamentarios y dirigentes no están conformes, aún, con haber impuesto en muchos proyectos del Gobierno una mirada empresarial y simplista.
Ahora, a través de diversas acciones, buscan frenar un proyecto que no sólo espera gran parte del país, sino que, además, forma parte de las promesas de campaña de su Presidente. Me refiero al AVP, Acuerdo de Vida en Pareja, que no sólo pretenden obstaculizar, sino cercenar y modificar para que el resultado sea un simple trámite, sin la trascendencia que todos anhelamos.
El tema no es menor, porque además de afectar a más de dos millones de personas que viven en uniones de hecho, revela una fisura al interior de la alianza oficialista, entre aquéllos que desean asumir la realidad de las parejas, del mimo sexo o heterosexuales y, otro sector, que sigue pretendiendo que sus ideas conservadoras y completamente alejadas de la realidad y del respeto por los demás, deben imponerse contra viento y marea.
Los dos candidatos de la derecha tienen opiniones disímiles al respecto; de hecho, ambos han intentando evadir el tema, entregando respuestas más bien generales para no reflejar esas contundentes diferencias.
No sé por cuánto tiempo más el candidato de la UDI, Laurence Golborne, podrá seguir defendiendo las conservadoras ideologías del partido que lo apoya. Especialmente cuando señala, entre sus atributos, su origen de clase media, vinculado al colectivo de los chilenos y chilenas.
La UDI le puso freno al cambio del binominal; le puso freno a la posibilidad de tener plebiscitos y le ha puesto candado a la Constitución. Hoy, pretende incluso declarar inconstitucional la posibilidad del matrimonio igualitario, pretendiendo normar el derecho de las personas de amar a quien quieran amar.
Hoy en Chile existen muchas formas de familias, y, muchas parejas, del mismo sexo o heterosexuales, que por diversas razones no han podido o no han querido optar por el matrimonio. Legislar para resguardar sus intereses, para asegurarles temas básicos como la salud, la previsión, y la administración de sus bienes, entre otros, es imperioso y legítimo.
Los vetos de la UDI no pueden paralizar el progreso de Chile en materias tan importantes como las valóricas y sociales. Los obstáculos que instalan desde su vereda serán derribados por un colectivo que ya no tolera la discriminación, y que sabe que la paz social se construye con la plena integración y el respeto por la diversidad.