23 nov 2012

Corrupción y fe pública

Dentro de las amenazas que enfrenta el Estado de Derecho hay dos fenómenos altamente corrosivos que tocan las bases institucionales: las malas prácticas y la corrupción. Ambos conceptos no son análogos, pero es casi inevitable que la implementación de malas políticas o directivas pobremente diseñadas, significativas asignaciones de recursos y el debilitamiento de los sistemas de control, terminen creando condiciones para que una cosa lleve a la otra.

Por lo anterior, el denominado caso sobre-precios es una señal de alerta, cuya gravedad radica en afectar un área sensible en las políticas de cualquier gobierno, como es el tema de la seguridad pública.

En esta materia Chile tiene mucho que cautelar.Después de años de avanzar en leyes, procedimientos y reformas que atacan la delincuencia, pareciera abrirse un flanco nuevo, marcado por la improvisación e indicios de corrupción en el sistema de compras de la subsecretaría de Interior. Si bien la investigación del Ministerio Público debe avanzar mucho más, es obvio y exigible que quienes ejercen responsabilidades en asuntos de seguridad deberían tener un compromiso mayor con la ciudadanía y con el Estado.

Asimismo, otras denuncias que se han conocido, como es la participación de efectivos de ambas policías en casos de narcotráfico, revelan que no basta con que el gobierno intente potenciar la interdicción de drogas; es necesario que las políticas antinarcóticos y las propias instituciones policiales asuman mayores y potentes sistemas de control.

Éstos debieran abarcar todas las instancias y niveles que van desde la incautación y destrucción de drogas, en especial porque no es aceptable que los volúmenes incautados terminen diluyéndose en procedimientos no efectuados y de paso, comprometan a funcionarios e infraestructura pública en la comisión de ilícitos.

La experiencia internacional es reveladora en cuanto al deterioro institucional que pueden acarrear la corrupción y las malas prácticas; así como también resulta profusa en describir la dificultad que tiene desandar ese camino. Aunque las autoridades suelen tender a considerar estas cosas como “hechos aislados” es necesario reaccionar a tiempo y cerrar las brechas en el diseño de políticas, procedimientos, idoneidad del personal y sistemas de control. Pero eso por sí solo no es suficiente.

La tarea para frenar y corregir la corrupción, aunque es prerrogativa del gobierno, requiere de compromisos amplios que van desde lo institucional a una mayor participación ciudadana.

Dentro de las múltiples medidas a adoptar, conviene considerar que en el Congreso existen diversos proyectos de ley que fortalecen la transparencia, una de las principales salvaguardas contra la corrupción. Es necesario que ambos poderes del estado avancen en esta agenda que, pese a diversos y esporádicos anuncios de celeridad, sigue siendo postergada.

La espera sólo contribuye a que “episodios aislados”, como los que se han conocido, terminen provocando más daño o, peor aún, se conviertan en un problema recurrente que termine afectando irremediablemente la fe pública.

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  • http://www.facebook.com/audito.saavedramartinez Audito Saavedra Martínez

     

    DESPUÉS DE LA ELECCIONES MUNICIPALES CREO QUE ES UN
    IMPERATIVO: REINSTAURAR Y REFORMULAR LA EDUCACIÓN CÍVICA EN EL CURRÍCULUM. Hace tiempo se viene discutiendo la conveniencia de
    restablecer el subsector de educación cívica debido, en primer lugar, a la
    transición (¿generacional?) que establece un cambio desde la apatía
    política juvenil, propia de los años 90’s, al creciente interés de participar
    en movimientos sociales potentes como los impulsados por estudiantes en 2006 y
    2011. La patente abstención electoral en las últimas elecciones municipales de
    octubre de 2012 no ha hecho sino acentuar y multiplicar las voces que piden
    revisar la Educación en Ciudadanía y Participación. Sin duda alguna, la
    preocupación del Currículum oficial por la gran área de Historia y Ciencias
    Sociales ha buscado ser atomizada drásticamente. Por un lado, en plenos
    gobiernos de la Concertación se hizo desaparecer el subsector de Educación Cívica,
    ubicándolo como unidad dentro del propio Subsector de Historia, Geografía y
    Ciencias Sociales, tanto en Sexto Año Básico como en Primer Año Medio,
    quitándole potencia por falta de sustancia Cívica, tiempo para desarrollarla y
    por su esporádica aparición en los distintos Niveles. * Pero incluso la misma
    enseñanza de la disciplina histórica ha sido amenazada, primero a través de
    propuestas que buscaban disminuir su número
    de horas semanales y después por la intervención conceptual que
    quería realizarse en los libros que se entregan a estudiantes respecto de
    hechos trascendentes del devenir histórico chileno como fue calificar “Gobierno Militar”
    en vez de “Dictadura”
    al período de apogeo de Pinochet. Estamos en un punto de inflexión respecto de
    la participación ciudadana. Por un lado subcutáneamente se teje un importante
    entramado social y ciudadano que se manifiesta (alguna de las veces
    violentamente) fracturando las fronteras de la inercia legal y a-histórica,
    produciendo por sí mismo espacios que no tienen correlato con la pétrea
    institucionalidad y por otro se palpa el desprecio por la misma a través de las
    (vilipendiadas) encuestas que demuestran el encono ciudadano y por último y de
    manera fáctica a través de la gran abstención en las últimas elecciones
    municipales. Por todo lo anterior, el reflotar la idea de integrar al
    currículum oficial un espacio permanente y propio que prepare a la formación
    ciudadana, no es descabellada. El punto es que no se puede volver a ese “ramo”
    que se “pasaba” en tercero medio y que solo entregaba herramientas conceptuales
    leguleyas respecto de principios constitucionales sin ninguna carga experiencial.
    Me sumo al clamor de integrar un nuevo subsector, pero con una relación
    dialógica conceptual-práctica potente. Al
    respecto, algunas propuestas: -Permitir la elección y fortalecimiento de
    centros de alumnos (estudiantes) y centros de padres y apoderados. Libres de
    presiones de estamentos fácticos dentro (sostenedores, directores) o fuera de
    la escuela (Provinciales de Educación). -Democratizar la escuela: Los PEI’s
    deben apuntar a permitir el espacio de deliberación y la toma de decisiones
    autónomas de estudiantes y docentes que tengan injerencia en los proyectos
    mismos. Autonomía y participación de CCAA (Centro de Padres y Apoderados y
    Centro de Alumnos), espacios de decisión en los propios cursos y por supuesto
    entre docentes durante los consejos son misiones obligadas. No se puede hablar
    de enseñar Educación Cívica sin que los proyectos educativos abran esos
    espacios. La deliberación debe ser un derecho y sus decisiones deben
    transformarse en opciones a tomar en consideración de manera seria y regulada,
    más no caprichosa. -Propender a la generación de proyectos. Se debe enseñar y
    motivar la generación de proyectos de Acción Cívica dentro de la escuela y
    fuera de ella. Se deben buscar fondos concursables municipales, estatales y de
    las propias escuelas, a fin de entender que la democracia es participativa
    siempre y no delegativa en las autoridades. El currículo oficial debe tender de
    manera explícita, (sin lesionar el escaso tiempo de profesores, apoderados y
    alumnos) a vincular la escuela con su comunidad. Debemos propender y empujar la
    idea de “escuela abierta”. -Deben reformularse y fiscalizarse la correcta
    ejecución de los Consejos Escolares. Deben permitir la deliberación y decisión
    de los distintos estamentos con mayor poder resolutivo. Es imperativa la
    reflexión de los docentes respecto de la escuela. No puede caer el peso de la
    enseñanza de la Educación Cívica solo en el área de Historia y Ciencias
    Sociales. Debe ser un porcentaje importante de docentes los que deben
    convencerse como “intelectuales transformativos” de la necesidad del establecimiento
    y reforzamiento de la Enseñanza de la Vida Cívica, ciudadana y participativa. Urge entonces, la EDUCACION CIVICA A TODO
    NIVEL. Estoy de acuerdo de la importancia de la Educación Cívica. Pero creo
    que una Constitución y un Estado de Derecho ilegítimo: herencia de dictadura,
    hará poco fructífera una Educación Cívica. Tampoco hay que pensar que
    abstención es sólo falta de Educación Cívica. La Educación Cívica debe entender
    que en conciencia: sagrario inviolable, uno voluntariamente puede y debe votar
    o no votar. La Educación Cívica ayudaría a entender que Chile está enfermo y
    que requiere un cambio radical: Chile tiene institucionalidad
    política-social-económica-laboral-educación-cultural, etc. ilegítimo, impuesto
    a sangre y fuego por dictadura, y ahora, continuado por más de 20 años, por
    políticos y partido políticos. Chile no es democrático.  Actualmente Chile tiene una
    sociedad relativamente pacífica, relativamente próspera, relativamente estable
    y gobernable pero políticamente quebrada, por odios que heredamos del pasado,
    por diferencias ideológicas, por intereses mezquinos. Una educación cívica que
    enseñe a debatir y canalizar ideas, acuerdos y desacuerdos formará un Chile
    mejor. La derecha es un peligro para
    Chile, es ciega en sus ambiciones, no se detiene ante nada. Crea sistemas de
    vigilancia de todas las personas, maneja los cerebros mediante los medios de
    comunicación, Lo importante para ellos es quedarse con todo los recursos
    naturales, sin importarles el futuro de la patria. y hasta se coluden con las transnacionales
    para aprovecharse de los bienes del país, hay un sinnúmero de ejemplo en los
    proyectos de leyes sobre todo del actual gobierno dictatorial y empresarial,
    solo un grupo de las familias más adineradas del país, que no pasa más allá de
    siete, se quieren adueñar de todas las riquezas que pertenecen a todos los chilenos,
    por orden de la divina providencia, cuánto antes rescatemos los valores cívicos
    para los chilenos, es un imperativo que se debe hacer más temprano que tarde y
    no llorar después cuando la leche ya está derramada. Audito Saavedra Martínez,
    Vice – Presidente Regional, Región de la Araucanía, Colegio de Profesores de
    Chile A.G.