En política es bueno tener sueños. También ser realistas y saber manejar los datos objetivos. Los comunistas combinamos esos elementos para enfrentar los desafíos del país.
La elección municipal del 28 de octubre recién pasado nos ayuda a soñar con un Chile más justo. También nos indica con datos objetivos que la oposición y específicamente el Partido Comunista, obtuvimos un avance inobjetable.
Hoy tenemos seis alcaldes de nuestras filas o independientes a los que respaldamos.Teníamos 44 concejales y pasamos a más de cien en todo el país. Nuestra concejala en Santiago, Claudia Pascual, figura entre los 40 concejales más votados en todo Chile.
De 5.03% de votación pasamos a 6.44% y podríamos subir para cuando se termine definitivamente el conteo de sufragios. Logramos que las Juventudes Comunistas tengan hoy siete concejales, como expresión del compromiso de jóvenes conscientes con la lucha movilizadora y por el derecho al voto como herramienta de transformaciones. Aunque nos falta avanzar en este terreno, crecimos en el número de mujeres comunistas que están en cargos de elección popular a nivel municipal.
Podemos decir, de cara al país, que resultó todo un logro el pacto por omisión que promovimos desde un principio con otras fuerzas democráticas y progresistas. Así también, valoramos altamente el porcentaje de votos y el éxito del pacto Por un Chile Justo que establecimos para la elección de concejales.
El acuerdo en el ámbito de la oposición consiguió el objetivo de arrebatarle a la derecha comunas como Providencia, Santiago, Ñuñoa, Recoleta, Concepción, entre otras donde ganaron colectividades democráticas y progresistas, así como independientes.
Dijimos desde que comenzó la batalla electoral municipal que el gran objetivo era derrotar a la derecha y lo conseguimos con creces. Además, dejamos en una situación de debilidad y carencia al gobierno de Sebastián Piñera que se convirtió en la administración gubernamental con peores resultados de sus fuerzas en un proceso electoral. Los mismos personeros de RN y la UDI reconocen a estas alturas las derrotas y, por cierto, algunos comienzan a echarle la culpa al empedrado.
Un signo de la realidad fue el alto abstencionismo, sin duda. En ello es fundamental reconocer que mucha gente no vota porque está cansada de que las instituciones del Estado, en todos los niveles, no responsan a sus demandas y no den soluciones a sus reclamos. Jubilados y personas de la tercera edad con pensiones miserables y sin derechos garantizados; población que no tiene acceso de calidad a la salud; trabajadores con salarios bajos; estudiantes que ven que el lucro se sigue imponiendo y no se hacen las reformas necesarias. En fin, mucha gente se pregunta ¿qué sacamos con votar?
Junto a eso, más de un millón de chilenas y de chilenos que están en los registros electores pero que no se les permite votar porque residen en el exterior. Ellos se suman, obligados, al abstencionismo. Este gobierno y la derecha no quieren otorgar el voto a los compatriotas que viven afuera, como ocurre en innumerables países y en distintos sistemas democráticos.
Contribuyó al alto número de personas que no votaron el hecho de que el gobierno no quiso promover medidas como aumentar el número de horas para que los trabajadores pudieran sufragar; no garantizó un buen servicio de transporte público e incluso haberlo ofrecido gratuito durante algunas horas; no realizar una buena y masiva campaña de información hacia los electores, entre otras medidas.
Como sea, en las municipales se logró un avance electoral de las fuerzas de la oposición democrática, progresista, de centro y de izquierda. Se consolidó la posibilidad de avanzar en la convergencia política y social para generar la mayoría nacional necesaria, ahora, para sacar de La Moneda a la derecha y ganarle en las parlamentarias.
Lo anterior, como lo hemos manifestado siempre, tiene que darse a partir de un programa que de cuenta de las demandas del movimiento social y ciudadano y discutido y acordado por todas las fuerzas democráticas. Eso es imperioso.
Es necesario también, y así lo piensa el Partido Comunista, potenciar la movilización social, la protesta en las calles, la expresión ciudadana, la organización y reivindicación sindical, las movilizaciones estudiantiles y la defensa y promoción de los derechos del pueblo.
Estamos optimistas porque hemos avanzado. La idea es consolidar ese avance y prepararnos para otros triunfos que son necesarios para que podamos asumir las transformaciones sociales, económicas, medioambientales, laborales, educacionales e institucionales que Chile requiere.