01 nov 2012

Abstención y democracia

Conviene analizar las cifras preliminares del tan mentado, y al parecer inesperado, alto nivel de abstención en las elecciones municipales 2012.

Desde luego, tan inesperado no debiera haber sido puesto que en el Chile pos dictadura, desde las elecciones municipales del año 1992, los porcentajes de abstención en tales eventos electorales han venido aumentando sistemáticamente: 21% (1992), 26% (1996), 31% (2000), 42% (2008).

De modo que el porcentaje de entre 55% o 60% de abstención para las elecciones municipales 2012, si bien es muy alto, no es tan anómalo, cuando se considera, además, que en esta ocasión abstenerse de votar no incluía algún riesgo de multa u otra sanción legal.

El derecho de votar es, desde luego, un derecho. No irrenunciable. Si bien constituye un deber ético, como tal se puede cumplir o no. Así, una persona, por múltiples razones, puede, libremente, elegir no elegir y optar por no votar.

Las explicaciones del por qué una persona hace tal opción son numerosas y convendría agregar al debate sobre la materia algunas otras menos evidentes pero también plausibles.

Por ejemplo, puede ser que en la cultura chilena, tan marcadamente política, a medida que el régimen democrático se perfeccione, se estabilice y consolide, muchas personas dejen de considerar la política, los políticos, las instituciones políticas y las elecciones como algo tan importante.

Por otra parte, la política chilena, también en el nivel local, es compleja, conflictiva, difícil de decodificar, salvo que una persona tenga una opción definida desde siempre y desde la pasión, cosa que suele ocurrir en política y en el fútbol, dicho sea de paso.

Sin embargo, para la mayoría de la población, informarse, decodificar, conocer los candidatos, sus programas, evaluar, formarse una opinión política, requiere de mucho tiempo. Y en la vida existen un sinnúmero de cosas escasas, pero una de las más escasas de todas es el tiempo.

Por ende, una persona puede, legítimamente a mi juicio, optar por utilizar su tiempo en otros aspectos de la vida que la política, en asuntos que considere más satisfactorios o relevantes, tales como su matrimonio, sus hijos, su familia, el trabajo, el estudio, la lectura, la música, el deporte, el descanso.

Puede ocurrir también que aquellos ciudadanos más conscientes de los deberes que implica ser un votante informado no tengan la paciencia ni la voluntad de informarse y entonces decidan abstenerse de votar.

Al respecto, puede argumentarse que, en democracia, un votante no informado haría bien, sería éticamente correcto, que se abstuviera de votar.

Tampoco se puede desconocer o minus valorar la opinión del ciudadano común, que no participa en partidos o grupos políticos, que no es candidato a nada, y que al momento de ponderar si votar o no concluye que el suyo es solamente eso, un voto y nada más que un voto, el cual, individualmente considerado, no define mucho ni tiene capacidad para influir eficazmente en algo.

Por cierto, anoto que no estoy desarrollando una especie de apología de la abstención, pero, que exista un tan alto porcentaje de la misma –ojala que ello no ocurra en las elecciones venideras- no necesariamente niega legitimidad al régimen político democrático, como planteó el Presidente Sebastián Piñera E.

En mi opinión, la relación entre abstención y legitimidad de la democracia es compleja y ameritaría un análisis pormenorizado y más extenso.

Por ejemplo, puede argumentarse que en los tiempos actuales, más que la abstención, lo que deslegitima al régimen político democrático es una cierta incapacidad de los políticos, los partidos y las instituciones de funcionar bien, definir los problemas más relevantes para los ciudadanos, diseñar soluciones y articular y agregar los apoyos necesarios para aprobar e implementar con éxito las políticas públicas respectivas.

En mi opinión, en último término, si un porcentaje relativamente alto de ciudadanos no vota, un régimen político democrático que sea estable, consolidado y eficaz no se derrumbará.

Y la política, las elecciones, los políticos, los partidos continuarán siendo una parte –aunque no tan importante- de nuestras vidas y de la vida en sociedad.

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  • yanina diaz

    El voto voluntario le permite a la política hacer un diagnóstico más realista de lo que la gente le está comunicando con su comportamiento. No caigamos en el caos ni en deslegitimar las elecciones.Además de analizar esta elección, de tomar las medidas pertinentes por parte de los políticos, esperemos la otra. Pueden haber sorpresas ya que los primeros 20 años postdictadura fueron de un gobierno, ahora hay otro, ¿cómo se manifestarán los ciudadanos en la próxima? quizás con fuerza para provocar otro cambio, eso puede significar movilizar a más votantes.

    • 11836

      De acuerdo Yanina, pero movilizar a los eventuales electores depende de los políticos y de los partidos políticos, no de los analistas.
      De otro lado, conviene señalar, enfáticamente, que desde una perspectiva análítica democrática, reconocer, analizar y tratar de explicar la abstención en ningún caso significa que el analista esté alentándola ni menos aún tratando de deslegitimar el régimen politico democrático.
      Gracias por comentar y un atento saludo, PChN

    • 11836

      De acuerdo Yanina, pero, movilizar a los eventuales y renuentes electores en un régimen electoral en que el voto es voluntario, depende de los políticos y de los partidos políticos, no de los analistas.
      Además, en ningún caso, desde una perspectiva analítica democrática, reconocer, analizar y trata de explicar altos niveles de abstención, significa estar alentando ni menos aún intentanto deslegitimar el régimen político democrático.
      Gracias por comentar y atentos saludos,
      Patricio Chaparro N.
      05.10.2012

  • http://www.facebook.com/jorge.l.leon.737 Jorge Lizama Leon

    La falta de castigo para la abstención, la desidia, la falta de dinero para la micro, etc., son factores que incidieron muy probablemente. Pero a ellos se agrega otro, importante de considerar: ya sea que subconscientemente o no, una importante cantidad de población tenga la percepción de que el hecho de que salga elegido uno u otro candidato, no marcará ninguna diferencia significativa, resulta claramente desalentador. Si esto realmente es así, es un hecho que debería ser considerado.

    • 11836

      Comparto su apreciación don Jorge.  Si quien puede salir elegido no marca diferencia aumentará la abstención.  Depende de los políicos y de los partidos políicos -no de los analistas- que hagan algo para desalentar esa desalentadora apreciaiión.

  • Jose Gutierrez

    Estoy de acuerdo con su análisis a nivel de las elecciones municipales en donde la abstención si bien no es positiva no le otorga un dramatismo mayor. Sin embargo, en las elecciones a nivel presidencial, en mi opinión, la relación entre  representatividad y legitimidad no es una cuestión menor y está por verse cuál será el comportamiento de los electores en la eleccíon del próximo año bajo la nueva modalidad de voto voluntario. Eventualmente, una nueva abstención similar a la acaecida en la elección municipal, pondría al desnudo de manera dramática la crisis del sistema político que se viene gestando desde hace mucho tiempo y que pondría en cuestión las bases del sistema democrático. Por lo anterior, considero que es necesario desde ya adoptar las medidas del caso como eliminar el sistema binominal y reemplazarlo por un sistema proporcional que de cuenta de la soberanía popular y que sea un medio para mejorar la competencia en la oferta de candidatos, los contenidos programáticos y sea un instrumento que facilite la entrada al sistema político de nuevos actores. En la actualidad el no hacer nada y quedarse contemplando como el sistema político chileno se deteriora y se cae a pedazos por el desprestigio, la falta de representantividad y legitimidad no es una opción adecuada.

    • 11836

      De acuerdo don José.  Habrá que estudiar el tema de la abstención en elecciones parlamentarias y presidenciales – que ha tendido a ser menor que en las municipales.
      De otro lado, un alto nivel de abstención, del orden del 50%, no se correlaciona tan directamente con una crisis del régimen político democrático; depende si se agregan otros factores.
      Anoto que no he propuesto “no hacer nada” pero, hacer algo, corresponde a los políticos y los partidos políticos, no a los analistas.
      Gracias por comentar y atentos saludos,
      Patricio Chaparro N.
      05.11.2012