Se necesitaba que nuestros diputados, comenzaran a discutir el proyecto del diputado Miodrag Marinovic que cambia la fecha del descubrimiento de Chile, para tener la prueba definitiva de que nuestros legisladores están completamente chiflados.
La iniciativa legal del diputado consta de un solo artículo que establece el 21 de octubre como celebración del magno acontecimiento. La fecha no está caprichosamente elegida, pues corresponde al día en que Hernando de Magallanes descubrió el estrecho que hoy día lleva su nombre.
Quién ha iniciado esta cruzada, de trascendental importancia para el futuro de nuestro país, es el Premio Nacional de Historia Mateo Martinic, quien ha puesto a la luz la injusticia de que ha sido objeto Don Hernando, al no serle reconocido que él y no Diego de Almagro fue quién anduvo por primera vez en nuestro territorio. Varios historiadores han comenzado a discutir el tema tironeando unos hacia el lado de Diego y otros hacia el lado de Hernando, sin ponerse de acuerdo.
La discusión, cuyo destino es previsible porque no lo tiene, está radicada hoy día en la Comisión de Cultura de la Cámara y seguramente se prestará para no pocos bostezos de parte de sus participantes.
Lo absurdo de todo esto es lo que yo llamaría la concepción histórica de los pica-piedras, esto es, la idea de que todo ha sido siempre igual a lo actual, solo que hecho de piedra. Ponerse a discutir sobre el descubrimiento de Chile sin definir previamente con rigurosidad qué se entiende por tal cosa, no reviste ningún seriedad.
Es obvio que, ni en la época de Magallanes, ni en la época de Almagro existía Chile.Lo que uno y otro han hecho es llegar a un territorio que siglos después iba a ser llamado de ese modo, pero tanto uno como el otro jamás tuvieron en la mente ni siquiera una vaga idea de las consecuencias que sus andaduras iban a tener para los futuros habitantes de esas regiones.
Muy a menudo los historiadores caen en trampas muy comunes en su especialidad y que tienen que ver con darle una existencia intemporal a realidades que solo se van haciendo con el tiempo.
Chile no es una esencia inscrita en algún cielo platónico de la cual podamos afirmar con propiedad que en algún momento “fue descubierta”.
Detrás de la palabra “Chile” hay muchas realidades diferentes que han ido teniendo lugar a través de los siglos. Lo que nosotros llamamos de ese modo, solo comenzó a existir con la Independencia, esto es, cuando después de siglos de ser una colonia, se formó una república independiente y soberana existente en un territorio más o menos definido.
Si juzgamos las cosas desde el punto de vista territorial, la realidad ha cambiado considerablemente: en un momento Mendoza era “chilena”, en otro incluía casi toda la Patagonia, en otro momento solo llegaba hasta Copiapó, hoy día incluye el Norte Grande y ahora estamos esperando que se definan nuestros limites marítimos puestos en cuestión por el Perú.
“Chile” es algo que se ha ido haciendo con el tiempo y como el tiempo no se detiene, lo más probable es que los siglos venideros vean nuevos cambios en lo que nuestros historiadores parecen considerar como inamovible. A Chile lo hemos ido descubriendo todos a medida que se ha ido haciendo.
Y si lo que vamos a tomar en consideración para establecer su“descubrimiento” es la primera vez que se pisa el territorio actualmente considerado como propio, entonces no podríamos dejar de considerar como auténticos descubridores a los diferentes pueblos indígenas que han vivido en el desde mucho antes de la llegada de los españoles.
La única justificación que tiene el establecer una fecha de “descubrimiento” es la de mostrar desde qué primer territorio se ha ido construyendo esta realidad proteica, desde qué punto inicial ha comenzado a hacerse esto que hoy día provisionalmente llamamos “Chile”.
¿Será acaso “Chile” lo que nos espera a la vuelta de la esquina de los siglos? ¿Nos llamaremos “Chile” en doscientos años más? ¿Seremos en verdad definitivamente lo que hoy día nos parece tan obvio e indiscutible?
Lo que no podemos dudar es que en algo nos hemos ido transformando a través de los tiempos históricos. El descubrimiento de Hernando de Magallanes tuvo grandes consecuencias para el conocimiento de nuevas vías de navegación hacia el Pacífico pero no tuvo consecuencias inmediatas para lo que sería más tarde considerado como “Chile”.
De hecho, las tierras magallánicas solo se colonizaron con éxito desde la segunda mitad del siglo XIX. Por el contrario, el viaje de Almagro abrió la ruta hacia lo que se transformaría rápidamente en el centro desde donde comenzó la colonización de los territorios actuales del país, incluida la Patagonia.
Si se ha abierto esta polémica, que desprestigia al Parlamento, es únicamente por razones de demagogia regionalista. El mal regionalismo busca proclamar con buenas y malas razones los valores provincianos, sin darse cuenta que con ello solo termina generando polémicas de ocioso, como las que se levantan en las plazas de pueblo acerca de si el león o el tigre es el rey de los animales.
Mejor que en vez de malgastar el tiempo de los legisladores obligándolos a discutir problemas vacuos, se promuevan iniciativas que verdaderamente le hagan la vida más grata a los ciudadanos.
La grandeza de una región no reside en falsos reconocimientos, sino en los impulsos que verdaderamente la ayuden a acrecentar su economía, su educación y su cultura.