Si uno cree en aquello que se escribe en estos días, el modelo, la política, los políticos, los partidos políticos, la Constitución, el Congreso, en suma el país, atraviesan por una “profunda crisis”.
Así se pronuncian muchos analistas de todos los sectores, con excepciones.
Puede ser –digo- aunque tengo dudas porque casi no recuerdo época de la historia de Chile, al menos la de mi tiempo histórico personal –desde mediados de los sesenta a la fecha- en que no hayamos estado en crisis.
Así, quizás habría que redefinir que se entiende por crisis y concluir que, en nuestro Chile, “estar en crisis” constituye la regla, no la excepción.
En fin, dejemos esas reflexiones algo abstrusas para otra ocasión y preguntémonos qué ocurre que esas fuentes de mejor reflexión sobre la sociedad y sus crisis, que son las Universidades, aparecen hoy en un casi completo silencio.
En mi opinión, de las Universidades como “Ivory Towers” (Torres de Marfil) hemos transitado a las Torres del Silencio.
En efecto, percibo que de las universidades nada o casi nada emana, que describa, analice, formule en profundidad siquiera algunas explicaciones alternativas acerca de dónde estamos, por qué estamos en lo que estamos, hacia dónde nos dirigimos como sociedad, y por qué vamos tan de prisa si no sabemos a dónde vamos.
Existen en nuestro país, sin duda, grandes Universidades: la Universidad de Chile, la P. Universidad Católica de Chile, la Universidad de Concepción, la P. Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Austral, por mencionar algunas de las más tradicionales, consolidadas y reconocidas, nacional e internacionalmente, por su buen nivel.
Sin embargo, de esas y otras Universidades chilenas, respecto de la sociedad en que vivimos, no se escucha sino, casi, el silencio.
Salvo por cierto en algunas escasas materias –los índices de desempleo o los terremotos o el tema del litio, por ejemplo- y salvo también, muy especialmente, en asuntos relativos al monto de los recursos destinados a la educación superior, o sea, el tema del financiamiento de las propias instituciones universitarias, siempre evaluados como escasos.
Esta especie de aislamiento societal de las Universidades chilenas a mi juicio puede deberse a un auto-aislamiento o bien a una cierta tendencia entre los medios de comunicación social a ignorar todo tema y toda reflexión que no refiera a algún asunto llamativo o espectacular –los que no faltan sino abundan- del día a día.
O probablemente a ambos factores – y a algunos otros que podrían agregarse.
El aludido auto-aislamiento puede deberse a que las propias Universidades y los profesores universitarios consideren que aquello que tienen que decir no reviste mayor importancia ni influencia en la contestataria, conflictiva y siempre en crisis sociedad chilena.
Esto es, que ellos en definitiva estimen que digan lo que digan, expresen lo que expresen, escriban lo que escriban, en la sociedad y la política chilena “los dados vuelan ya en lo alto”, para parafrasear ciertos términos históricos romanos.
Quizás se deba también a que entre los universitarios chilenos no ha penetrado aquello del “publish or perish” (publica o perece) propio de las grandes universidades modernas.
Por el lado de los medios de comunicación la tendencia es a destacar aquello que es noticia diaria, instantánea, corta, no proposiciones de descripción, análisis y explicaciones de mayor extensión, profundidad y alcance.
Ello bajo el entendido que las noticias sobre libros, artículos y opiniones serias de origen universitario no constituyen propiamente noticia ni dan lugar por regla general a buenos encabezados, cuñas, frases de aquellas que convocan a la lectura, la reflexión y la reacción de los eventuales y siempre escasos lectores.
De otro lado, advierto que existen algunos esfuerzos que han logrado crear espacios de interacción Universidad-Medios, entre los cuales, este mismo sitio Web de Cooperativa y sus columnas de opinión resultan ser un buen ejemplo de que algo se puede hacer al respecto.
Así, entre los numerosos columnistas de este sitio Web que escriben y aportan sus conocimientos en diversas materias,destaca un número importante de académicos universitarios.
En buena hora que así sea.
Y que ojala así siga siendo no solo en este sitio Web sino también en otros lugares del espacio cibernético chileno actual, para que transitemos desde las Torres del Silencio a las Torres de Transmisión del Pensamiento.