El Presidente Piñera insistió en llamar a la unidad nacional, durante los actos de fiestas patrias, con ello intentaba recuperar algo de la adhesión popular que pierde a raudales.
Pocos días después, su Ministra del Trabajo se hacía eco de este llamado garabateando a los diputados de oposición, en la sala en la Cámara de Diputados, recordando los mejores tiempos del diputado Palestro.
Luego, la Contraloría General de la República reprocha al Ministro Golborne por asistir a actos de campaña, utilizando los recursos que el estado pone a su disposición para hacer la pega y él, suelto de cuerpo, dice que lo seguirá haciendo.
Entremedio, debe renunciar el subsecretario de Minería por la escandalosa manera en que quisieron entregar la explotación del litio a una empresa donde uno de sus principales ejecutivos es el hermano del Ministro de la cartera a cargo de resguardar un bien nacional tan importante como es aquella riqueza minera. Claro, después de ese bochorno, el ministro sigue firme como roca en su puesto.
Caso aparte la denuncia periodística acerca del sobrepago, de alrededor de 400% que hace el ministerio del Interior, a una empresa “amiga”, por la compra de instrumentos para detectar el tráfico de drogas en el norte del país. Sí, nos referimos al mismo ministerio responsable que se pierdan cientos de kilos de cocaína entre el decomiso y la quema de ésta, dándole la razón al celebrado chiste del Bombo Fica.
Estas perlas nos regala por estos días el prometido “gobierno de excelencia” que, en palabras del propio mandatario, a poco de asumir, habían “hecho más en 20 días que lo que otros hicieron en 20 años”.
El grupo humano que gobierna no terminará bien, eso es un hecho, pero a lo menos sería esperable que intentaran cuidar algo más las formas, aunque sea por un poco de vergüenza, refugio al que se puede acudir una vez perdida la decencia.
¿O tendremos que seguir viendo como el candidato apoyado por un Ministro, en Recoleta, arremete con armas en contra de la candidata de Golborne? Plop, ambos son de la UDI.