Se ha insistido tanto que la desigualdad se supera con el crecimiento económico, el desarrollo y el aumento de la instrucción (mal llamada educación). La falta de cultura nacional, que muestra la verdadera decadencia educacional (errores desde la misma Presidencia de la República), moral (perversiones en núcleos religiosos, ausencia de escalas valóricas), estética, intelectual y espiritual que vive Chile, no permite darse cuenta que es exactamente lo contrario lo que sucede y sucederá.
Repitamos nuevamente, una persona gana $ 100.000 y otro $ 1.000.000. La diferencia es $ 900.000. Hay un aumento al doble, el primero a $ 200.000 y el segundo a $ 2.000.000, la diferencia también crece a $ 1.800.000.
Si se quiere realmente luchar contra la desigualdad y se quiere que el aumento de ambos sea igual de $ 100.000 entonces hay que aplicar una ley tributaria que recaude 0% de impuesto al primero y 55% de impuesto al segundo para que quede con $ 1.100.000.Esto, si se quiere mantener la desigualdad original de $ 900.000 que relativamente disminuyó al duplicar el ingreso.
Es la única ley posible para, sinceramente, reducir la desigualdad. Escucho la gritería de los legisladores. La Izquierda está constituida por los que sinceramente quieren reducir todas las desigualdades y la Derecha por los que quieren mantenerlas o aumentarlas implícita o explícitamente. Basta de farsas, camuflajes o hipocresías para esconder las intenciones.
No estoy tratando sólo de desigualdades en el ingreso monetario sino en toda posesión de propiedades, capitales, poder, acceso a información crítica en la toma de decisiones vitales relevantes o para la inversión, acceso a la educación, a las acciones de salud, al Gobierno, a las políticas educacionales, en salud, en energía, en la construcción, en fin en todos los procesos de desarrollo del país.
Cuando consideramos estas desigualdades, la desigualdad del ingreso es un pelo de la cola y es mas, vemos que aunque hubiese igual ingreso, las otras desigualdades harían esta equidad monetaria inútil para manejar ese ingreso equitativamente. El que tiene una empresa (capital) es infinitamente más rico, en esa propiedad, que el que sólo tiene su fuerza de trabajo.
El Estado es la organización del bien común de un pueblo. El Estado es el que debe garantizar la distribución de bienes equitativamente.
El Estado debe tener cuerpos científico-filosófico-técnicos que generen las políticas de desarrollo, a largo plazo, de educación, salud, energía, previsión, cultura, respeto a la diversidad, etc. independientemente de los Gobiernos de turno, de los partidos políticos y de las corrientes filosóficas, de opinión o religiosas.
Hay que separar al Estado de las Iglesias, partidos políticos, ideologías o cuerpos colectivos representativos de solo una parte del ser de un pueblo.
La Dictadura Militar siguiendo a la Unidad Popular hizo depender el Estado del Gobierno, de una Ideología o del mercado. Se impuso la ideología religiosa capitalista-neoliberal que a la postre resultó, mas bien oligárquica-nepótica, con sus templos, los mercados y las empresas, bien dotados de mercaderes y empresarios cuyo fin es sólo la ganancia importando poco o nada el servicio que prestan, salvo en lo que concierne a optimizar el lucro monetario.
El resultado es que Chile no tiene Estado, queda por allí Codelco y una que otra empresa del Estado.
El Estado sano permite la participación de todos en la génesis de las políticas de desarrollo a través de una Constitución que garantice la participación equitativa de todos los chilenos en estos cuerpos del Estado. Esto es democracia, la equidad en el poder para gobernar al país. Esto es posible, pero los que tienen el poder no lo permiten.
Obviamente, no se trata que todos constituyan, por ejemplo, el Consejo de Educación de Chile, encargado de generar y evaluar las políticas educacionales a largo plazo, sino que todos hayan participado en generar la Asamblea Constituyente que determinará la Constitución que asegure la formación ecuánime de este Consejo de Educación autónomo, del más alto nivel profesional-técnico-científico y que incluya algunos miembros de la comunidad educacional (profesores, apoderados, alumnos), de funcionamiento transparente para todo Chile.
Esta Asamblea Constituyente deberá asegurar todos los sistemas de convivencia en Chile, no como la actual que asegura sólo el sistema capitalista pseudo-neoliberal basado más en la propiedad que en las personas.
La nueva Constitución debe asegurar a todos los pueblos amerindios que no tienen propiedad ni de la tierra ni de alguna cosa, dado que ellos se pertenecen a la Pachamama, que podrán vivir con esta religión y visión de mundo en una organización equitativa, de respeto ecológico absoluto y en comunidad fraterna de compartirlo todo.
La nueva Constitución deberá asegurar una lucha denodada contra la desigualdad en la posesión de la tierra, de los capitales y del poder.
Si los candidatos a cualquier cargo, especialmente a la presidencia de la República no incluyen la postulación de una nueva Constitución, o al menos el cambio del Binominal, la equidad verdadera tributaria, el término de la entrega de bienes del Estado a los privados sin el consentimiento popular, la transparencia completa en el manejo de todos los fondos y de la producción de Chile, no sueñen que tendrán alguna opción en las elecciones.